Se estima que, a nivel mundial, 50 millones de personas padecen epilepsia, una de las enfermedades neurológicas más comunes que se caracteriza por la aparición de más de una convulsión que comienza en el cerebro. En el marco del Día Mundial de la Epilepsia, fecha que se conmemora el segundo lunes de febrero, se busca concientizar sobre los desafíos que enfrentan las personas que viven con ella.
En México, por cada 1,000 habitantes, se reportan de cuatro a 42 casos de epilepsia. Las causas del padecimiento no siempre son claras, pero se sabe que algunas tienen que ver con una infección del sistema nervioso central o pueden estar relacionadas a una condición cerebral como un ataque, tumor, lesión cerebral traumática o lesión en la cabeza.
La Dra. Mariana E. Arzate López, Líder de Soluciones Médicas de Neurología México de UCB, comentó que “la brecha terapéutica, que significa que los pacientes no se someten a atención o tratamiento de manera oportuna, trae consecuencias que impactan negativamente en los síntomas que presentan las personas y se ve reflejado en su calidad de vida”.
Una de las principales problemáticas que agravan la situación de la enfermedad es que las personas que viven en países de ingresos bajos no reciben el tratamiento que necesitan. Se estima que, en Latinoamérica, la brecha terapéutica es del 60.6%, con mayor prevalencia en zonas rurales en donde los casos de epilepsia se detectan de manera tardía e incluso, nunca llegan a atenderse.
La epilepsia desempeña un papel importante en la vida cotidiana de las personas, pero hoy hay tratamientos que permiten mantenerla bajo control, reduciendo los episodios de crisis. Datos de la OMS también señalan que un diagnóstico y tratamiento oportunos permitirían que hasta el 70% de las personas con epilepsia vivan libres de crisis o convulsiones como anteriormente se conocían.
“Aún existen estigmas alrededor de la enfermedad que giran en torno al desconocimiento, pues se llega a creer que es contagiosa, se tiene información errónea en relación con los medicamentos para tratarla, o incluso se llega a la discriminación de los pacientes, lo que hace que se aíslen de la sociedad y eviten buscar atención médica y, como consecuencia sigan presentando crisis epilépticas”, señaló la Dra. Arzate, haciendo énfasis en que se debe difundir más información para poder incrementar el acceso a medicamentos anticrisis que sean costo eficaces.
Los tratamientos ayudan a controlar crisis agudas, las que conocíamos comúnmente como convulsiones y a que siete de cada 10 pacientes puedan vivir libres de crisis con un mejor manejo del padecimiento. «El acceso a un tratamiento adecuado puede cambiar la vida de las personas con epilepsia. Ayudar a controlar las crisis permite una mejor función cognitiva, reduce el riesgo de lesiones y, en general mejora el bienestar de las personas viviendo con epilepsia», concluyó la Dra. Arzate.