¿Qué se hace con las pérdidas?, esa es una de las preguntas que se plantean a lo largo de la puesta en escena Si muero joven, no quiero flores, la cual narra la historia de El Cachorro, quien junto con tres amigos, emprende un recorrido por todo el país, donde saborean la vida porque están conscientes de que en esos momentos no hay tiempo para pensar en la muerte, aunque ésta acecha, principalmente, si aprendiste a convertirte en una estatua viviente.
Al respecto, el dramaturgo Omar Amador explica que la inspiración para crear esta obra viene: “desde la primera vez que vi una estatua en la calle me pareció fascinante, casi hipnótica. ¿Será que, estando así quietas, sienten algo? ¿En qué piensan? ¿Estarán tristes? Estas preguntas sumadas a la necesidad de descifrar qué hacer con la pérdida de alguien de manera inesperada, dieron forma a este homenaje para quienes han dejado esta vida demasiado pronto”.
Esto se puede observar en el escenario a través de El Cachorro, una estatua viviente, que viaja con su mochila y su oficio, trabajando por las plazas de este país. En su camino, encuentra a tres personas que le dan sabor a su andar; tres jóvenes igual a él, soñadores en apasionada libertad.
El protagonista se ha forjado en la calle sin ningún vínculo afectivo duradero o profundo. Su padre le enseñó solamente el oficio de las estatuas vivientes. Sin embargo, no le otorgó otras herramientas para poder sobrevivir en este mundo.
Este hecho lo llevó a una vida nómada caracterizada por el ir y venir, sin algo que lo hiciera permanecer. Hasta que un día pasa algo inesperado: durante su estancia en la Plazuela 27 de septiembre de Los Mochis en Sinaloa se encuentra con el Morro mientras la hacía de catrín – la estatua que heredó de su padre –, ¿cómo cambiará a partir de este momento la vida de El Cachorro?
El montaje retrata de forma entrañable la transformación de El Cachorro al descubrirse acompañado después de tanta soledad, al mismo tiempo, pasa de disfrutar el arrebato de la vida al infortunio de la pérdida y a preguntarse incesantemente ¿dónde ponerla?, ¿dónde tirarla?, ¿dónde ocultarla? Esta obra es un tránsito por todos estos cuestionamientos.
Si muero joven, no quiero flores se propone buscar las respuestas a las peguntas ¿quién no ha perdido a un ser cercano?, ¿qué se hace después de eso? Por lo tanto, es una obra que podrán disfrutar jóvenes y adultos.
Si muero joven, no quiero flores dará cuatro funciones en el Centro Cultural y Académico Teatro Casa de la Paz, los miércoles 6 y 13 y los jueves 7 y 14 de diciembre a las 20:00 h. La cuota de recuperación es de 180 pesos con descuentos del cincuenta por ciento para INAPAM, estudiantes y comunidad UAM.
Cecilia Ramírez Romo.
Nació en Torreón, Coahuila. Es egresada del Centro Universitario del Teatro, UNAM. Es Directora, Actriz, locutora, docente y gestora. Como directora se destangan sus trabajos: Homo Empaticus, Lobata, Perderlo todo menos la soledad, co-Dirección de Tornaviaje, Estar Sin Sitio, Si muero joven, no quiero flores y La violación de una actriz de teatro. Actualmente forma parte de la compañía Nacional de Teatro.
Omar Amador.
Nació en Ciudad de México. Es egresado con título al mejor desempeño académico de la Escuela Nacional de Arte Teatral. Es actor, dramaturgo, locutor y docente. De su trabajo como actor destacan: la ópera Rita de Gaetano Donizetti del proyecto de Alcance Nacional de la Coordinación de Música y Ópera, ¡Cuéntame una Ópera! Como actor bailarín en la coreografía Escucha, dirigida por Azul Alonso, con presentaciones en el CENART; la obra Sótanos de Jesús González Dávila, dirigida por Isaac Pérez Calzada. Como actor de doblaje en diferentes largometrajes, animaciones y series. Recientemente colaboró con las españolas Eva Leira y Yolanda Serrano para la serie No Fue Mi Culpa, dirigida por Julia Rivero.
Créditos
Compañía productora: Tlatolli Creadores Escénicos
Productora ejecutiva: Odett Méndez
Dramaturgia: Omar Amador
Versión y dirección: Cecilia Ramírez Romo
Elenco: Omar Amador
Duración: 60 min
Categoría: Tragicomedia