A los seres humanos nos gustan las sorpresas y las buenas experiencias. Un gran factor que influye en elegir en pagar por un producto o servicio depende de cómo se vea el establecimiento —sea tienda, restaurante, bar o supermercado— y cómo se exhiben los productos allí. Los estímulos sensoriales influyen en la decisión de compra, siempre.
«Ante calidades similares entre productos diferentes de rango de precio similar, la decisión estará en todo lo que acompañe a este producto en el momento de su uso o de su adquisición», así lo explica Julián Garnés, profesor de Diseño de Packaging en ESDESIGN, perteneciente a Planeta Formación y Universidades, y socio fundador de Rubio & del Amo, agencia especializada en proyectos de marca y packaging.
Sin embargo, con el crecimiento de las compras en línea, esta experiencia que un consumidor solía experimentar en una tienda física ahora se ha trasladado a otros aspectos que son fundamentales en nuestras decisiones de compra, como el diseño del sitio web, la calidad del embalaje del producto y la emoción que nos genera al abrirlo.
Así, cuando el producto llega al cliente, el proceso de unboxing es una extensión de la experiencia que el mismo ofrecerá y puede determinar si un nuevo cliente sigue comprando o no a la marca.
Aquí el experto en diseño nos muestra los 8 trucos para un empaquetado ganador:
Conecta o nos habla un mismo idioma: el diseño empático habla el mismo lenguaje de los compradores. Un tono desenfadado aporta un toque de humanidad que le hace saber al usuario que detrás de la marca también hay seres humanos.
Sorprende: a veces, el empaquetado de algunos productos como el de la ropa o la tecnología no es tan relevante, a diferencia de otros productos como los perfumes o la comida. Cuando estos productos que no tienen grandes empaques se piensan un empaquetado top, sorprenden, aumentando así la experiencia positiva al recibir el producto.
Sostenible: cuando el envoltorio de un producto no está diseñado para durar —como una botella de vino, que además de bella es útil como prolongador de la vida del producto—, sino que es desechable, debe comunicar un mensaje positivo, de sostenibilidad o fácil reutilización. Los empaques contaminantes, de un solo uso, pueden generar un impacto negativo en los consumidores y repercutir en una siguiente compra. Una marca comunica en cada detalle.
Cuenta una historia: El unboxing de un producto es una experiencia narrativa que va desde el momento en que lo recibimos hasta que lo desempacamos. En ese proceso la marca nos puede contar muchas cosas, un mensaje de bienvenida, una tarjeta con algunas palabras especiales… todo eso nos hace sentir especiales como clientes.
Reutilizable: Un empaque inteligente les dice a los usuarios cómo se puede aprovechar todo el material que les llega a casa: una bolsa reutilizable, plegable para transformar en otro objeto decorativo, en juguete o en objeto de colección es una decisión ganadora.
Facilita la devolución: Las devoluciones son pan de cada día en el comercio online. Por eso, un empaque que facilite volver a empacar el producto para retornarlo a la tienda es esencial, pues no obliga al usuario a tener que volver a empacar el producto de la manera adecuada. Además, que la marca le dé la confianza de retornar la compra desde el mismo empaque genera transparencia y honestidad.
Se diferencia del resto: Nadie habla de una caja común y corriente, pero sí de algo bien diseñado, nuevo, inesperado. Por eso es importante que el empaque se diferencie de la competencia, se salga de lo usual, destaque entre el lugar común.
Conectado con la marca: No se trata de diseñar por diseñar. Un empaque bien pensado siempre lleva los colores, tipografías y patrones de la marca, para que visualmente pueda ser vinculada con ella rápidamente, así como con su discurso. Todo cuenta.
En las compras, todo entra por los ojos
Estos detalles explican por qué a veces preferimos elegir, entre dos productos similares, el más caro: porque se ve mejor, ofrece una mejor promesa de venta y nos brinda una experiencia superior.
Del mismo modo en que seleccionamos un bar para disfrutar de unas cervezas basándonos en su apariencia, decoración, música, comodidad. De igual manera un envase bien diseñado puede influir en nuestra decisión de compra. Y cuando la experiencia de desempaquetar el producto ofrece una narrativa satisfactoria, nos brinda la oportunidad de compartirlo en nuestras redes sociales, presumirlo si así lo deseamos. Es en este punto donde las marcas generan un impacto y aumentan sus ventas, a través del boca a boca que les otorga una reputación positiva entre su audiencia.
Una marca exitosa sabe que debe plantear dos caminos para ofrecer una experiencia virtual exitosa.
«Por un lado, el diseño web, es decir plantear una experiencia de compra en el sitio que esté al nivel de las demandas del usuario» indica el experto en diseño Julián Garnés. «Por el otro, explorar la posibilidad que nos ofrece el packaging, y en especial el unboxing como herramientas capaces de aportar una gran carga comunicativa desde la recepción del producto por parte del usuario hasta su primer uso. En este segundo camino, el diseño, sin duda, abre la puerta a una comunicación más humana».