La policía se desplegó con fuerza en el campus de la Universidad de California en Los Ángeles el miércoles por la mañana después de que partidarios de Israel atacaron un campamento establecido por manifestantes pro-palestinos. Imágenes de testigos de la escena mostraban a personas empuñando palos o postes para atacar tablas de madera que se utilizaban como barricadas improvisadas para proteger a los manifestantes pro palestinos.
En el otro lado del país, la policía de Nueva York arrestó a decenas de manifestantes pro-palestinos refugiados en un edificio de la Universidad de Columbia y desalojó un campamento de protesta el martes por la noche. Al menos 300 personas fueron detenidas en las protestas en la Universidad de Columbia y el City College, anunció el alcalde de Nueva York, Eric Adams.
El ataque del 7 de octubre contra el sur de Israel por parte de militantes de Hamás desde la Franja de Gaza y la consiguiente ofensiva israelí contra el enclave palestino han desatado la mayor avalancha de activismo estudiantil estadunidense desde las protestas contra el racismo de 2020.
A medida que las manifestaciones estudiantiles se han extendido a docenas de escuelas en todo Estados Unidos en los últimos días expresando su oposición a la guerra de Israel en Gaza, se ha llamado a la policía para sofocar o despejar las protestas.
Alrededor de mil 200 personas en el sur de Israel murieron en el ataque del 7 de octubre, pero el ataque de represalia israelí mató a casi 35 mil palestinos, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, destruyó gran parte de la infraestructura del enclave y creó una crisis humanitaria al borde de la hambruna.
Las protestas estudiantiles en Estados Unidos también han adquirido connotaciones políticas en el período previo a las elecciones presidenciales de noviembre, cuando los republicanos acusaron a algunos administradores universitarios de hacer la vista gorda ante la retórica y el acoso antisemitas.
El martes, funcionarios escolares informaron a los manifestantes que el campamento era ilegal y violaba la política universitaria. El rector de la UCLA, Gene Brock, dijo que incluía a personas «no afiliadas a nuestro campus», aunque no proporcionó ninguna evidencia de la presencia de personas ajenas.