(Nombramientos Del Próximo Gabinete)
La Reacción del Presidente L. Cárdenas en 1936
Echeverría a Las Islas Fiji y a la UNESCO, por JLP
G. Díaz Ordaz, Once Días Embajador en España
JORGE HERRERA VALENZUELA
“Los que pasan por la primera magistratura del País, no deben de
aspirar a representar mayor autoridad que al que tiene la
responsabilidad constitucional”.
Esas palabras están en los apuntes redactados por el general Lázaro
Cárdenas del Río.
Encierran una irrefutable verdad.
Las aplicó al enviar al exilio a su antecesor, el general y profesor
Plutarco Elías Calles y tres de sus colaboradores Luis L. León, Luis
N. Morones y Melchor Ortega, en abril de 1936.
En 1977 el presidente José López Portillo y Pacheco, basado en
diferentes motivos y sin relación entre los mismos, designó a dos de
sus antecesores como embajadores. Luis Echeverría Álvarez y
Gustavo Díaz Ordaz Bolaños. El poblano cumplió su misión en
España, únicamente once días.
Comento que el sonorense, “Jefe Máximo de la Revolución
Mexicana”, no reparó en declarar contra la política que ejercía el
michoacano.
Echeverría se inmiscuía en la administración del sucesor. Circuló,
en esos, la frase de “El Beso del Diablo de… San Jerónimo”
A don Gustavo “para distinguirlo como el primer embajador
mexicano, al reanudarse las relaciones con España, rotas desde
1939”.
Hemos oído decir al actual Presidente de México que se retirará de
la política, se dedicará a escribir su libro número 21. Que si hubiese
guerra o una invasión “y me llama la presidenta” regresaría a la
actividad. Una falsedad más: “No soy cacique, ni ella es pelele”,
dijo en su mañanera.
Ha dicho cientos de mentiras, como esa de que “primero los
pobres” y es nula la credibilidad que le concedemos como tampoco
se la conceden los periodistas de Estados Unidos de América.
Sus promesas de campaña, se quedaron como promesas. Aumentó
la corrupción y se glorificó la impunidad. La inseguridad se
mantiene en todo el territorio. Casi suman 200 mil homicidios
contra civiles, militares, marinos, jóvenes, mujeres y niños
inocentes.
El precio del litro de gasolina jamás lo redujo a 10 pesos, como
gritaba en sus mítines de campaña. Olvidó que aseguró respetar al
Poder Judicial Federal. Acabó con los fideicomisos y jamás rindió
cuentas de los miles de millones que se manejaban. Ni siquiera
volvió a acordarse de que en una gira por Sonora anunció “el
inminente Plan Nacional de Bacheo”.
EN GOBERNACIÓN Y EN LA SEP
Breve paréntesis y no precisamente cultural.
El pasado jueves se cumplieron deseos, ¿órdenes presidenciales?,
para colocar en Gobernación a la todavía titular de Seguridad
Pública, Rosa Icela Rodríguez Velázquez y de paso premiar al que
cobra como presidente nacional del partido en el poder.
Mario Martín Delgado Carrillo, economista, colimense de 52 años,
sin antecedentes académicos ni estudios pedagógicos, será el
Secretario de Educación Pública. Como lo fueron José Vasconcelos,
Jaime Torres Bodet, Agustín Yáñez, Gonzalo Vázquez Vela.
Mario fue secretario de Educación Pública con Marcelo Ebrard, en
el D.F.; manejó las finanzas capitalinas también con el futuro
Secretario de Economía. Diputado federal y senador.
Ambos personajes, preclaros súbditos del tabasqueño.
¿Qué sabe de Política Interior la egresada de la Escuela de
Periodismo Carlos Septién García?
CÁRDENAS SI PINTÓ SU RAYA
Lázaro Cárdenas del Río a los 25 años de edad gobernó su natal
Michoacán; a los 36 asumió la cartera de Gobernación y a los 38
titular de Guerra y Marina. Tenía 39 años y siete meses al rendir
protesta como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Su formación en las filas militares durante el Movimiento Armado
que comenzó en 1913, así como su preparación autodictada,
impresionaron al hombre que figuraba como el número de la
política mexicana.
Asesinado el coahuilense Venustiano Carranza, el Grupo Sonora
tomó el poder absoluto y tuvo cuatro presidentes: electos Álvaro
Obregón y Plutarco Elías Calles. Interinos, Adolfo De la Huerta y
Abelardo L. Rodríguez.
Calles como “Jefe Máximo de la Revolución Mexicana” impuso en la
presidencia al tamaulipeco Emilio Portes Gil, interino. Nombró al
primer candidato del Partido Nacional Revolucionario, Pascual Ortiz
Rubio. Lo sustituyó Abelardo L. Rodríguez, último presidente
interino y en 1934, Calles apoyó al michoacano Lázaro Cárdenas,
imponiéndole parte del gabinete.
El sonorense no dejó de actuar en la política nacional, inclusive
declaraba en contra de las disposiciones que tomaba el presidente
Cárdenas. El primer año de gobierno, el de Jiquilpan, soportó a
Calles, pero al iniciarse abril del 36, le puso un alto a las
intromisiones de los callistas y al jefe del clan.
Dio órdenes al general Rafael Navarro Cortina, Comandante de las
Fuerzas Militares en el D.F., para que enterara al general Calles que
tenía media hora para abordar un avión que lo trasladaría, en
calidad de exiliado, a Brownsville, Texas. Era el 10 de abril del 36.
Con Calles se fueron Luis N. Morones, Luis L. León y Melchor
Ortega. Los dos primeros murieron por enfermedad y Ortega cayó
asesinado en el poblado de Papanoa, Guerrero.
Calles murió a los 68 años, en la Ciudad de México, el 19 de octubre
de 1945. En ese mismo día y mes, en 1970 y a los 75 de edad,
falleció Cárdenas. Los restos de los dos, están en las columnas del
Monumento a la Revolución. El destino los puso juntos, al final.
Cárdenas “pintó su raya”.
Fueron desaforados cinco senadores. Cayeron los gobernadores de
Guanajuato, Durango, Sonora y Sinaloa. Hubo cambio de titulares
en Gobernación, la SEP, Agricultura, en el Departamento del
Distrito Federal, entre otros. Salió medio gabinete.
¿TU TAMBIÉN, LUIS?
El presidente Luis Echeverría Álvarez nombró director general de la
Comisión Federal de Electricidad al iniciar su sexenio al amigo de
toda su vida, el catedrático universitario José López Portillo y
Pacheco, exsubsecretario Jurídico de la Presidencia y exfuncionario
de la secretaria de Patrimonio Nacional.
López Portillo, tuvo un desempeño muy discreto. Seguramente
tenía buen equipo de técnicos y una coordinación para el manejo
administrativo en la CFE y al renunciar el maestro Hugo B. Margáin,
como secretario de Hacienda y Crédito Público, lo sucedió López
Portillo, quien, por cierto, en su acta de nacimiento aparece como
José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco.
Estaba en su apogeo la sucesión presencial y el “más fuerte” era el
abogado Mario Moya Palencia. Secretario de Gobernación. Sus
simpatizantes fundaron una Plataforma por México y el joven
abogado Mario Ruiz de Chávez, era el más entusiasta
propagandista, a nivel nacional.
En el hogar LEA y su esposa, la compañera María Esther se
inclinaron por “Pepe, amigo desde la juventud” y el 22 de
septiembre de 1975 el PRI “destapó” al secretario de Hacienda para
el período 1976-1982.
Mi querida sobrina Avril Osorio Ayllón, hija de Miguel Osorio
Marbán y Laura Guillermina Ayllón, lo visitó para felicitarlo al
asumir la SHCP. Le auguró: “Usted va a ser el próximo presidente”.
Las excelentes relaciones familiares se interrumpieron, porque el
presidente López Portillo en julio de 1977 nombró a Echeverría
como Representante de México en la UNESCO (la ONU para la
Educación, la Ciencia y la Cultura) con sede en París.
Como don Luis seguía en la actividad política, en noviembre de
1978 recibió la encomienda de irse de embajador a Australia con
sedes alternas en Nueva Zelanda e Islas Fiji o Fiyi, éstas están en
Oceanía, a bastante distancia de la Ciudad de México.
Echeverría dejaba entrever que buscaba la reelección, movía sus
piezas claves para que se le postulará como candidato al Premio
Nobel de la Paz y aspiraba a ser Secretario General de la ONU.
Su adscripción al Servicio Exterior, de acuerdo con López Portillo
fue porque su amigo “insistía en seguir inmiscuyéndose en asuntos
que ya no eran de su competencia”.
En los diarios mexicanos se publicó un mensaje presidencial,
firmado por López Portillo, con una interrogante en letras grandes y
negras: “¿TU TAMBIÉN LUIS?, referido a las críticas que recibía.
“¡PORQUE ME DA LA GANA!”
En el mismo 1977 y “sin motivo en especial” al presidente López
Portillo, JOLOPO para quienes juntaban las iniciales, decidió
reanudar las relaciones diplomáticas con España que se
suspendieron en el último año del gobierno cardenista, 1939.
Sin más invitó a don Gustavo Díaz Ordaz para ir a Madrid y
presentarle sus cartas credenciales, como embajador y ministro
plenipotenciario, al rey Juan Carlos.
El poblano nacido en San Andrés Chalchicomula, hoy Ciudad
Serdán, aceptó más por presión que por gusto.
No gustaba vestir de etiqueta y rechazó los malos tratos que recibía
de Santiago Roel, secretario de Relaciones exteriores.
Llevaba siete años alejado de la política y se mantenía aislado.
Dicen que comentó: “es una idea descabellada”, su nombramiento.
Antes de salir hacia Europa, después de ser designado por el
Senado, Díaz Ordaz se presentó a una conferencia de prensa. Hubo
todo tipo de preguntas, principalmente sobre el 2 de octubre. “Va a
España un mexicano limpio, que no tiene las manos manchadas”,
aseveró don Gustavo.
Se fue a Madrid. El 27 de julio de 1977 acreditó su estancia como
embajador y el 3 de agosto siguiente hizo maletas para regresar a la
Capital Mexicana. Once días de vida diplomática.
Muy enojado, era de carácter fuerte, expresó: “Me voy, ¡porque
me da la gana! Y no regresaré, no me despediré de nadie, ni del
rey”. Obvio no comunicó su partida a Roel.
Al presidente López Portillo le envió una carta, agradeció la
oportunidad que recibió y no poder continuar en España porque se
agravó de la vista, le hicieron en México tres operaciones, y
requería estar en reposo. Remató con la frase, “Árbol viejo, no se
trasplanta”.
A don Gustavo lo conocí y platiqué con él, cuando era Oficial Mayor
en Gobernación y tengo una fotografía de 1957 cuando asistió al
homenaje anual que se le rendía al general Manuel Ávila Camacho,
en ocasión del aniversario de su fallecimiento.
Coincidencias de la vida.
Tres presidentes murieron en el mes de julio: Álvaro Obregón,
asesinado el 17 de 1928; el 15, de 1979, Díaz Ordaz y después de
cumplir 100 años, Echeverría, falleció el 8 del 2022. Hace 2 años.
Hasta ahora me entero que el nombre completo de GDO era,
bautismalmente, José Gustavo del Santísimo Sacramento Díaz
Ordaz Bolaños Cacho.