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Esto además de descaro, sinrazón, sumisión, entreguismo, falta de respeto al pueblo bueno
y sabio; violación a la Constitución, atentado contra nuestra inteligencia y decenas de
etcétera más, entregar a la Bota Militar, poder, dinero, jerarquía sobre la ciudadanía, las
instituciones, y la Ley de Leyes, es muestra de miedo, pavor y/o colusión; blindaje,
protección personal y parental de Andrés Manuel López Obrador, ahora que siente el final
de su infame paso por el Poder Ejecutivo. Busca los brazos y armas del ejército para su
seguridad post sexenal.
Al verde olivo, armada y guardia nacional, el Peje los convirtió en el 4º Poder (no
constitucional) sino de facto, a quienes regaló el país, pues ahora son regenteadores de
fronteras, carreteras, aire, mar, aeropuertos, trenes, cruces fronterizos, puertos marinos,
administración de aduanas, servicio turísticos. Donó a la Marina (motu proprio), sin
solicitarlo al Congreso de la Unión (diputados y senadores), las 3 Islas Marías, propiedad
federal, para que las explote turísticamente.
A Luis Crescencio Sandoval, General Secretario de la Defensa Nacional, le compró con
dinero público, del erario del país, la línea aérea insignia de la aviación “Mexicana de
Aviación”, propiedad de particulares, cuyo costo lo pagamos los atribulados ciudadanos por
815 millones de pesos, para que el General de 4 Estrellas, usufructúe rentas y operación,
bajo la consigna de que sus beneficios serán enteramente para los castrenses.
No conforme con ese “regalazo” Andrés Manuel, por decretazo, dispuso que 13
aeropuertos del país (de propiedad privada) pasen a manos del verde olivo, encabezados
por la Central Avionera Felipe Ángeles, que con dinero del pueblo, Sandoval González,
habilitó la Base Aérea Militar de Santa Lucía (Estado de México) en aeropuerto
internacional, que ya explotan –en todos los sentidos- los uniformados.
Las otras terminales aéreas que detentan los altos mandos de la Defensa Nacional son:
Tulúm, Quintana Roo, Uruapan, Michoacán, Palenque, Chiapas (cerca del Rancho La
Chingada, propiedad de López Obrador); Puerto Escondido, Oaxaca, Huejotzingo, Puebla.
Tamuín, San Luis Potosí, Chetumal, Quintana Roo, Nuevo Laredo, Tamaulipas, Nogales
Sonora, Campeche, Campeche, Ciudad Victoria, Tamaulipas, Ixtepec, Oaxaca y Apodaca,
Nuevo León. Los ingresos de sus operaciones no serán de interés público, sino militar.
Un valor agregado a los “presentes”, envueltos en papel transparente con moño verde, lo
dieron los diputados oficiosos en San Lázaro, Morena, PT y Verde Ecologista, al modificar
la Ley Federal de Derechos y la Ley General de Turismo, en la que se otorga a las fuerzas
armadas (ejército, marina, guardia nacional) el estatus de “empresa paraestatal” que les
permitirá operar para sí, actividades antes prestadas por particulares o burócratas.
Entre ello, la enmienda a la Ley de Derechos, en la cual la neo “paraestatal pintada de
verde” cobrará a inmigrantes –no mexicanos- el impuesto o Derecho de No Residente, que
les permitirá captar anualmente 19 mil millones de pesos (80% de las entradas para la
Bota), el restante 20 por ciento, bondadosamente, Luis Crescencio Sandoval, lo donará al
Instituto Nacional de Migración. Wooow. Y surge la pregunta, Andrés, ¿de esos cobros
cuantos millones ingresarán a la hacienda pública y/o cuál es el beneficio para el pueblo?
¡¡Está claro!! Todo para ellos (fuerzas armadas), nada para nosotros (ciudadanía).
López Obrador sigue fortaleciendo a botones dorados, entregándoles dinero, poder,
infraestructura (de recursos económicos de la Nación) que por disposición de Palacio
Nacional se clasifican de “Seguridad Nacional”, quedando en la opacidad, encriptados,
escondidos y sobre todo sin ser auditados. Entonces para que mantenemos a parásitos
burócratas de la Auditoría Superior de la Federación, de las Secretarías de la Función
Pública, de Hacienda, del SAT, Fiscalía General de la República, de las Comisiones
respectivas en la Cámara de Diputados, que son vigilantes, inspectores que el dinero
público no se dilapide, robe, fraude, etc. Recursos a manos llenas a los militares, sin que el
pueblo sea informado.
Y miren si no. Los mimos al General Secretario son interminables. Mencionaré sólo 4:
1º.- Pese a la divulgación de los excesos de Luis Crescencio Sandoval, familia y cuates en
“vacaciones de terciopelo” por todo el mundo con cargo al presupuesto de la SEDENA,
usufructuando aviones y helicópteros oficiales, personal militar como edecanes,
acompañantes, valets, avanzada para reservar hoteles, limusinas, restaurantes, traductores,
recorridos turísticos, visitas exclusivas y personales guiadas a museos, galerías, centros
comerciales, balnearios, Incluido viáticos a parientes e invitados, al personal de avanzada
y de seguridad que vigila a sus “convidados” y desde luego a su escolta personal. No pasó
nada. Quedó impune, exonerado por Palacio Nacional, SFP, San Lázaro., FGR, UIF.
2º.- El escándalo llegó a la Cámara Baja en donde las Comisiones de Hacienda, de Defensa,
de Justicia y una representación de la Auditoría Superior de la Federación, exigieron la
comparecencia del militar para explicar los gastos de sus “vacaciones de terciopelo”.
Cuando la diputación invita, exhorta, exige la comparecencia de un funcionario público, es
obligación, presentarse, de lo contrario cae en desacato. Luis Crescencio ignoró la orden
respaldado por López Obrador. A cambio, en tono autoritario (como militar) dijo que no
acudiría y “si quieren una explicación, vengan a mi oficina en la Secretaría y hablamos”.
El desaire a “los representantes populares” se convirtió en una anécdota más de la T4a.
3er.- mimo. Un hecho que se convirtió en viral en redes sociales, televisión, periódicos,
revistas, noticiarios de radio, fue la compra que hizo el General de 4 Estrellas, de un súper
departamento de lujo, en el exclusivo conjunto residencial Bosque Real, en Huixquilucan,
Estado de México, cuyo valor comercial en la zona es de 30 millones de pesos. Para
justificar el despilfarro, arrogancia, desprecio a la pobreza y clase media, Luis Crescencio
aceptó que sólo pagó 9 millones.
Sin embargo, se comprobó que la compra-venta la realizó el burócrata uniformado a través
de una accionista proveedora de la SEDENA que en 2022 obtuvo un ultra contrato por 319
millones de pesos. La Secretaría de la Función Pública fue omisa y no sancionó, pues en su
Declaración Patrimonial de 2022, Sandoval González, decidió no informar sobre la
adquisición del inmueble.
El escándalo no trascendió –sólo mediáticamente- pues el castrense habita el depa
comprado con dinero malhabido, no suficiente para hacerse de una propiedad con valor de
30 millones de pesos, cuando su salario anual asciende a 2 millones 158 mil 994 pesos.
Tuvieron que pasar al menos, 25 años como Secretario de Estado, para hacerse de su
nidito.
Piensa mal y acertarás, dice la conseja popular. El funcionario público ñaño y mimado por
López Obrador, extrajo del presupuesto de la dependencia el dinero para esa compra.
4º.- Los regalos de 13 aeropuertos, una línea Aérea y usufructo de sus rentas. Construcción
y administración del Tren Maya, la ruta ferroviaria interoceánica del Istmo de Tehuantepec;
carreteras, aduanas, explotación del espacio aéreo mexicano (antes del SENEAM), y el
mayor presupuesto 2024 a la Secretaría de la Defensa Nacional: 404 mil millones de pesos,
compartido de la siguiente manera: SEDENA, 259 mil millones, MARINA, 72 mil, GN,
70 mil y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI –antes CISEN) 3 mil millones.
Como lee, en la historia moderna de México, la Secretaría de la Defensa jamás, nunca,
había alcanzado tan brutal presupuesto (siendo un país de paz, no involucrado en ningún
conflicto bélico e innecesario de comprar armamento sofisticado). Pero entre López
Obrador y Luis Crescencio Sandoval, existe más que una relación oficial, tal vez una muy
íntima, pues asignarle no sólo amplio presupuesto, poder por encima de Gobernación,
Fiscalía General de la República, Relaciones Exteriores (la imagen de México ante el
mundo), incluso sobre la Ciudad de México, capital del país, sede de los 3 Poderes de la
Unión, de las representaciones diplomáticas, del sector empresarial, financiero, político,
económico, religioso, es ignorada, minimizada, en aras de quedar bien con la Bota Militar.
Sospechosismo, como dijera Santiago Creel Miranda, ese vínculo López/Sandoval que por
conveniencia, idoneidad, blindaje, cariño, interés, atractivo, son pareja del mal. Mimos
indecoros que demuestra que al Peje le interesa más satisfacer, halagar, colmar de “dotes”
al militar, que resolver las prioridades nacionales.
Como ya se va a “La Chingada” (su aldea en Tapachula, Chiapas) y dejará Palacio
Nacional, le urge protección, blindaje, seguridad post sexenal para él, su parentela y
gusanos del primer círculo lopezobradorista, que halagó a lo largo del sexenio al General
para en el futuro salir impune.
Contubernio Palacio Nacional/Lomas de Sotelo, a ambos benefició. Saldrán
multimillonarios de la administración, con propiedades de muebles e inmuebles adquiridos
con dinero mal habido, impunes y riéndose de los chairos y de los mexicanos dignos,
demócratas, bien nacidos, pues sus promesas de campaña sabía no las cumpliría.
El castrense con propiedades de la nación, que su cuate le obsequió, que nunca imaginó
poseer y regentear el país con sus armas. Le cayó como anillo al dedo en 2018, la frase “en
6 meses los soldados regresarán a los cuarteles”. Al menos Luis Crescencio no lo hará, y
tampoco “regresará” lo mal habido que atesoró durante 6 años.
*Colaborador de los Grupos Editoriales Digitales lagacetametropolitana.com,
algrano.mx, entresemana.mx, metropolihoy.com, pasaporteinformastivo.mx