Los productores agrícolas, aliados a desconfiados transportistas, no se creen las promesas de que se les solucionarán sus demandas y quejas sobre seguridad en carreteras y en respeto a sus derechos al acceso del agua.
Y por eso ayer volvieron a tomar tres pasos y puentes fronterizos en Ciudad Juárez que comunican con El Paso, Texas, Estados Unidos, y en algunas casetas y carreteras de Zacatecas.
Todo para advertirle al Gobierno de Claudia Sheinbaum y a los coordinadores de las mayorías de Morena, PT y Verde en Senado y Cámara de Diputados, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, que sus movimientos no están ni rebasados ni enterrados sino latentes y que en cualquier momento pueden regresar a parar indefinidamente todas las carreteras del país.
Hace unas semanas este movimiento cerró las carreteras más importantes en 25 estados del país, incluidos los del centro de la República.
Este movimiento conjunto de productores agrícolas -campesinos, ejidatarios y propietarios de predios- y de transportistas, fue finalmente mal atendido por la secretaria de Gobernación Rosa Icela Rodríguez -quien los recibió acusándolos de ser manipulados por opositores, y por PRI y PAN-, lo que agudizó más la protesta.
Al final Rosa Icela Rodríguez fue echa a un lado, y en su lugar entró el subsecretario César Yáñez, el titular de Agricultura Julio Berdegué, el titular de Conagua Efraín Morales López y el titular de Seguridad Pública Omar García Harfuch.
Igual se reunieron con Ricardo Monreal quien les prometió abrir mesa de dialogo en San Lázaro y les aseguró que modificarían el proyecto de reforma sobre el agua para garantizar continuar con el acceso de los agricultores al liquido y quitar las intenciones de criminalizar su uso.
Y los productores agrícolas y transportistas desbloquearon carreteras y se retiraron de las aduanas… pero siguen dudosos, incrédulo, suspicaces.
Saben perfectamente que este Gobierno promete y apuñala por la espalda.
Y por ello ayer volvieron a salir y cerrar carreteras, puentes fronterizos y tomar casetas. Quieren dejar en claro, ante la presidenta Claudia Sheinbaum, y los líderes parlamentarios Adán Augusto López y Ricardo Monreal que si pretenden engañarlos, su movimiento está vigente y que en cualquier momento puede estallar y escalar a otros muchos niveles de nuevo en todo el país.
Las dudas crecen entre ellos al leer textos como el de Ricardo Monreal, quien se vanagloria de provenir del medio agrícola, de emanar de una cultura campesina, para luego intentar justificar como líder parlamentario oficialista una reforma sobre el agua que afectaría a productores y dejaría sin valor sus predios y su actividad de productores agrícolas.
El texto se publicó en un diario de los llamados nacionales y dice:
“El binomio tierra-agua está en el origen de la mayor parte de las civilizaciones y, de manera destacada, en la agricultura, que dio luz a los primeros asentamientos estables, productivos y progresistas de la humanidad.
“Esta verdad ancestral se ha venido agudizando en tiempos de cambio climático. La escasez de agua produce tensiones, conflictos, guerras. Según el Instituto Internacional de la Paz, desde el año 2000 hasta el 2023, en el mundo se registraron 1057 conflictos por el agua.
“Por ello es muy importante la iniciativa relativa a la expedición de la Ley General de Aguas y las reformas a la Ley de Aguas Nacionales que promueve la presidenta Claudia Sheinbaum y que, en una primera instancia, dio origen a movilizaciones, bloqueos y protestas de organizaciones productoras del campo”, reconoce.
E intenta justificar que el proyecto en curso busca garantizar el acceso al agua como derecho humano y a la vez evitar “el acaparamiento y monopolización del vital líquido en cualquiera de sus usos primordiales (por la vía de su privatización creciente); asegurar la rectoría del Estado sobre la administración, asignación y distribución de este recurso propiedad de la nación, y proveer su abastecimiento social (no mercantilizado) para las futuras generaciones”, justamente lo que los productores agrícolas no aceptan.
Monreal afirma que ya se hizo un “intenso ejercicio de consulta con personas usuarias, productoras, consumidoras, técnicas, académicas y especialistas sobre el tema de los recursos hidráulicos, (y) se acordó impulsar algunas modificaciones, precisiones y cambios que permitirán avanzar a reformas legislativas que armonizan tanto las legítimas demandas de las y los usuarios actuales como los objetivos presidenciales de garantizar el acceso al agua para todas y todos los mexicanos de hoy y de las próximas generaciones.
“La apertura al diálogo y la sensibilidad de la presidenta Claudia Sheinbaum y del director de Conagua, Efraín Morales López, permitieron realizar medio centenar de adecuaciones que darán a la ley la mejor fuente de legitimidad a la que puede aspirar una autoridad reguladora: el aval de los actores regulados.
“Entre las adecuaciones destacadas se encuentran las siguientes (adelanta): se refuerza el traslado de derechos de agua en la transmisioìn de dominios de tierra, es decir, el binomio tierra-agua; de esta forma, se brinda certeza juriìdica a las personas propietarias (artiìculo 49).
“En el traslado de derechos, se conservaraìn los relativos a la explotacioìn, uso o aprovechamiento de las aguas correspondientes, con lo cual se facilita la continuidad de las actividades productivas y se asegura que el uso del agua permanezca vinculado al territorio, evitando conflictos y fortaleciendo el manejo responsable.
“Asimismo, se establece que la combinacioìn de uso agriìcola y pecuario en actividades primarias no implica un cambio de uso, y que se respetarán los volúmenes actuales en la renovación de vigencias.
“Las nuevas leyes actualizan el ideal zapatista de que la tierra y el agua sean de quienes las trabajan, no de quienes las monopolizan, las comercializan o, peor aún, de quienes se las roban”.
Parece que con ello se les garantiza lo que piden los productores agrícolas, pero hasta no ver no creer, dicen ellos.
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