Sin duda el sábado se cruzó la línea, y quedó en claro que la Generación Z, sumado a otros importantes segmentos sociales pueden liberar su indignación y hartazgo a la violencia del régimen, con igual violencia.
Este sábado, todos elementos y argucias usados por el oficialismo para inhibir e intentar desvirtuar la multitudinaria y poderosa movilización convocada por la Generación Z -a la que se sumaron otros muchos segmentos sociales-, se les revirtieron al Gobierno de Claudia Sheinbaum y la 4T de Andrés Manuel López Obrador y Morena, y evidenciaron su enorme debilidad.
El carácter autoritario, intolerante, antidemocrático del régimen chavista-castrista en construcción en México por el Gobierno Sheinbaum-AMLO, fue crudamente mostrado ante todo el mundo.
Por sobre la confrontación entre el ya ampliamente conocido Grupo de Negro de Anarcos -que ha sido utilizado hasta la saciedad por el mismo régimen para reventar y desvirtuar marchas y movimientos de reclamo-, al que ahora sí se sumaron muchos jóvenes contra la policía antimotines y grupos paramilitares, en esta ocasión lo importante es la batalla sin cuartel desatada por el oficialismo a través del área de Pepe Merino y los enclaves de la Generación Z, y la oposición y otros muchos de la sociedad civil, por el predominio de la narrativa en redes digitales.
Mientras el área de Merino, de control y represión digital, y el discurso de su jefa Claudia Sheinbaum, insisten por todos sus medios en que la movilización de la Generación Z fue realmente un embate orquestado y promovido con millones de bots y de dólares por neoliberales ultraderechistas para provocar la represión policiaca contra la violencia y vandalismo, para los promotores de la marcha fue la muestra de que la sociedad mexicana está harta de vivir en la inseguridad y la violencia generadas por la 4T.
Los hechos dejaron en claro que en México hay ya tanta indignación y hartazgo que los jóvenes, y no tan jóvenes, igual pueden cruzar la calle y sumarse a la violencia (¡cuidado con eso!), mientras el gobierno de Sheinbaum y en el de Brugada evidenciaron vulnerabilidad debido a una ingobernabilidad que pega directo en la percepción al interior y exterior de México.
Ahí quedan los videos y fotos de los hechos en el Zócalo que le dieron la vuelta a México y en el mundo, y que además sumaron las imágenes de las marchas simultáneas en, afirman, unas 50 ciudades de varios estados, con sus demandas locales, regionales, para coincidir en el grito reiterado de: ¡fuera Claudia! ¡Fuera Morena!, ¡fuera la 4T!
Una expresión de indignación y hartazgo que no sólo retumbó en Palacio Nacional y Palenque, sino en Washington, donde seguramente Trump y su poderoso sector de inteligencia militar y político ven que hay suficiente base social para endurecer sus posibles intervenciones o acciones administrativas y de presión más directas en México, y contra la administración de Sheinbaum y la 4T de AMLO…
En este escenario cuenta que la presidenta Claudia Sheinbaum no se quedó en Palacio para ver y atender desde ahí los reclamos de la marcha, y desde Tabasco, a donde se fue a cumplir una gira intrascendente, afirmó que había muy pocos jóvenes en la marcha mientras videos grabados desde drones y circulados en redes sociales mostraban una asistencia en la CDMX de quizá unos 300 o 400 mil que llenaba no sólo gran parte de El Zócalo, sino de las avenidas 5 de Mayo, Avenida Juárez y Paseo de la Reforma.
Ese gran flujo informativo digital ciudadano mostró otras muchas marchas, igualmente muy numerosas de la Generación Z y de otros segmentos sociales, en ciudades como Mexicali, Toluca, Veracruz, Uruapan, Morelia, Mérida, Guadalajara, Monterrey y decenas más donde el grito de repudio al Gobierno de Claudia Sheinbaum y la 4T de AMLO fue unánime.
DESDE EL 68 NO HABÍA OCURRIDO LO DE ESTE SÁBADO
Los hechos indican que la presidenta Claudia Sheinbaum y su entorno – Fuerzas Armadas, área de Gobernación, partido Morena, sus bancadas en el Senado y la Cámara de Diputados, sus más de 20 gobernadores, sus alcaldías y congresos locales-, todo lo que se podría resumir como la 4T, están frente a un escenario de convulsión política y social que surge del seno de los más jóvenes del país.
Algo que no había ocurrido con tal determinación y fuerza desde el Movimiento del 68 como la mostrada el sábado, y que se debe entender como un primer reclamo que ya salió y tomó las calles y plazas de México.
Los intentos de la mandataria y su aparato mediático oficialista, de represión digital, no impactaron la asistencia que, insisto, solo en la CDMX sumó los quizá 300 o 400 mil asistentes o más. Y que con el resto del país podría haber sumado posiblemente el millón de inconformes.
No se necesita ser sociólogo experimentado, politólogo o avezado analista para entender que lo que viene puede derivar en algo muy grave para el futuro del país. Y mucho más si a esto se suma el ineludible y cada vez más poderoso elemento Trump.
Pero sobre todo por la creciente inestabilidad interna, llena de asesinatos, ejecuciones y desapariciones -a lo que se suma ahora el asesinato creciente de alcaldes opositores-, progresiva deuda gubernamental, crisis económica e imposición de reformas constitucionales que se aprueban sin ton ni son, a punta del agandalle legislativo, reformas mediante las cuales ya se han eliminado todos los contrapesos al Ejecutivo, y dejado sin Estado de Derecho, en grave riesgo a la libertad de expresión, y sin Democracia a México, con la eliminación del Poder Judicial y de los organismos autónomos.
Por ahí va esto…
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