Revelado todo el entramado del huachicol fiscal que infectó a la cúpula de la Secretaría de Marina y mantiene en jaque al área de la Dirección de Aduanas, a importantes empresarios, a Bancos que blanqueaban las multimillonarias utilidades y la vasta red de distribución de gasolina en México, queda claro que la investigación de la Secretaría de Seguridad encabezada por Omar García Harfuch y la Fiscalía de Alejandro Gertz apenas están en el inicio del combate a ese ilícito.
Un papel muy especial jugará sin duda el actual secretario de Marina, el almirante Raymundo Morales.
Lo expuesto hasta hoy no sólo apunta al anterior titular de marina, almirante Rafael Ojeda, sino hacia su exjefe el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador y ni que decir que a su entorno en Marina, en el que operaban a sus sus sobrinos políticos el vicealmirante Manuel Roberto Farías -ya preso-, y su hermano, el contralmirante Fernando Farías.
Ambos, y sin la colusión en la Dirección de Aduanas; en la dirección de Pemex donde estaba otro gran amigo de AMLO -hoy en la dirección del Infonavit- Octavio Romero Oropeza; y de algunos otros de ese nivel como el exgobernador de Tabasco, exsecretario de Gobernación, exprecandidato presidencial y actual líder de Morena en el Senado, Adan Augusto López y otros tantos, el negocio del huachicol operado desde la oficina y las del al lado del titular de Marina no hubiera podido haberse realizado.
Hoy cálculos previos, a partir de lo decomisado y de la capacidad de los 34 buques registrados en la indagatoria abierta, en los últimos 6 a 7 años como parte del desembarco del huachicol en unos 7 puertos bajo el control de la Marina que van desde Ensenada, Guaymas, hasta Altamira y Tampico, en Tamaulipas, se estima que lo ingresado podría haber alcanzado los 170 mil millones de pesos.
De ese tamaño fue el negocio operado principalmente por los sobrinos del almirante Ojeda.
No hay forma de que ni el titular de marina ni su jefe en la Presidencia de la República puedan alegar que no se enteraron de lo que pasaba en su entorno.
AÑOS DE JAUJA HUACHICOLERA
Lo indagado hoy por García Harfuch y que ha obligado a actuar al fiscal Gertz, es que los 2 sobrinos del exsecretario de Marina Ojeda, encubrieron y facilitaron al menos 34 descargas desde barcos cisternas, millones y millones de gasolinas de rigen ilegal, sin registro fiscal para ser entregado a pipas de Roberto Blanco o Roberto Brown conocido como El Señor de los Buques y ser a su vez ser distribuidos a empresarios gasolineros y a empresas con grandes flotillas de camiones de carga.
El contralmirante Fernando Farías, quien había sido detenido al igual que su hermano Manuel Roberto, logró evadirse de las oficinas de la Fiscalía General por un fallo administrativo en la ejecución de su captura y huyo y hoy es buscado por Interpol y agentes mexicanos.
Igual lo hizo su socio Roberto Blanco o Roberto Brown conocido como El Señor de los Buques.
DEL SUICIDIO A RARAS MUERTES ACCIDENTALES
El tsunami en que se encuentra la cúpula de la secretaría de Marina y sus oficinas en Puertos no sólo ha generado la separación de decenas de otros mandos y de simples marinos que han sido señalados de haber sido parte o que actúan como enlaces y personal operativo en la red del huachicoleo fiscal.
La revelación de todo el entramado operado por los sobrinos políticos del extitular de Marina ha generado a su vez una ola de muertes en ese círculo.
Los dos más recientes ocurrieron con el muy cuestionable suicidó del capitán Abraham Pérez Ramírez, quien fue señalado como quien repartía sobornos a otros cuadros de la naval para lograr la descarga de barcos sin contratiempos.
Pérez Ramírez fue titular de la Unidad de Protección Portuaria de Altamira en cuyas oficinas fue encontrado su cuerpo con un disparo. Su muerte es analizada por la Fiscalía bajo el mando de Gertz.
El otro fallecido en circunstancias cuestionables, fue el capitán Ángel Zúñiga, responsable del puerto de Manzanillo, Colima, quien murió a causa -se dijo- de un accidente durante una práctica de tiro en Puerto Peñasco, Sonora.
En este contexto el exdirector de la Aduana de Tampico, capitán Alejandro Torres Joaquín, se entregó a la Fiscalía General de la República y con él entregó 29 millones 500 mil pesos en efectivo que tenía guardados en su casa en maletas y cajas metálicas y de plástico.
Dijo que ese monto le fue entregado por el capitán de corbeta retirado Miguel Ángel Solano Ruiz, conocido entre marinos como El Capitán Sol quien fue señalado por el Hipódromo de las Américas y casinos capitalinos por haber perdido más de 60 millones de pesos a lo largo de los últimos 6 años cuando apenas recibía una pensión de 18 mil 785 pesos mensuales.
El capitán retirado era parte de la red de los sobrinos para repartir cohechos entre aduaneros y otros cuadros de la naval involucrados en las descargas de buques tanques.
Según reportes, el hipódromo y los casinos reportaron 400 alertas a las autoridades hacendarias por las apuestas del Capitán Sol, quien en ese lapso abrió 11 cuentas bancarias y compró 8 inmuebles -6 en Veracruz, 2 en la CDMX por 13 millones de pesos- sin que ninguna autoridad hiciera nada.
Y esto apenas comienza.
Lo interesante sin duda está lo que se encuentre hacia arriba. Hacia la oficina de la Presidencia y de algunos gobernadores, como el cercano a La Barredora en Tabasco, cartel abiertamente involucrado en el huachicol.
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