Alejandro Alito Moreno no se anda con cuentos, y en su nueva batalla contra el expresidente Andrés Manuel López Obrador y su 4T ha preparado expedientes y establecido puentes para entregarlos ante la DEA, el FBI, la CIA, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, la Fiscal norteamericana Pat Bondi y, si se puede, hasta para el presidente Donald Trump.
No parará, dice, en irse hasta lo más alto de los organismos e instancias internacionales para denunciar al narcogobierno que, afirma, instauró en México el expresidente.
Y en ese intento por convertir los supuestos vínculos del narco con Morena y sus políticos, en hechos de un gobierno controlado por los cárteles mexicanos, tiene la intención de promover incluso recursos ante el Tribunal internacional de la Haya, la OEA y las áreas correspondientes al combate del narco en la ONU y la Unión Europea.
Y todo lo anterior no es broma. Ni una locura de un opositor resentido. No. Alejandro Alito Moreno es presidente del PRI, la tercera fuerza política en México -que fue predominante durante 80 años en el país- y simultáneamente presidente de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe, la COPPPAL, integrada por 73 partidos de 30 países de la región y además miembro de la Internacional Socialista.
Es un líder político que tiene acceso a legisladores del Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, y con interlocución en la Casa Blanca.
Con todo esto de respaldo, iniciará en los siguientes días un recorrido por Estados Unidos y Europa parea repartir expedientes que, afirma, muestran la vinculación de Morena, su gobierno y sus gobernadores, sus grupos parlamentarios, con los carteles ya denunciados como grupos terroristas por el Gobierno del presidente Donald Trump.
Y ha comenzado esta nueva campaña interponiendo el miércoles anterior 2 denuncias ante la Fiscalía General de la República que encabeza Alejandro Gertz Manero, un personaje absolutamente alineado con la 4T y sometido al expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Una es contra el expresidente Andrés Manuel López Obrador, el titular de Educación Mario Delgado; los gobernadores Américo Villarreal -de Tamaulipas-, Rubén Rocha Moya -de Sinaloa-, Marina del Pilar Ávila -de BC-, Alfonso Durazo de Sonora-, Layda Elena Sansores -de Campeche-, Andrés Manuel López Beltrán -secretario de organización de Morena-, y Manuel Bartlett.
Otra es contra el senador Adán Augusto López por sus vinculaciones con su exsecretario de Seguridad Hernán Bermúdez.
Alito sabe que estas denuncias no tienen futuro alguno. Ni AMLO ni su 4T dejarán que prospere nada de eso.
Por ello el dirigente del PRI se va al exterior, a repartir sus expedientes en las instancias antes señaladas y sobre todo a la prensa de EU y Europa donde si tendrá puertas abiertas.
El impacto que puede tener todo eso en la imagen del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum será importante.
INTENTARÁN DESAFORARLO
Las reacciones en el entorno de AMLO, Claudia Sheinbaum y la 4T son desesperadas. No saben como detenerlo, y de entrada han retomado un viejo y muy manoseado expediente, ya resuelto en tribunales, sobre un supuesto abuso de poder y peculado por 83 millones de pesos presuntamente cometidos por Alito en su paso por la gubernatura de Campeche, entre 2015 y 2018.
Este expediente, que fue inicialmente abierto por la gobernadora de Campeche Layda Sansores hace unos 6 años fue desechado por un tribunal colegiado la semana anterior, y de ello se ha comunicado a la Comisión Jurisdiccional que preside el exlíder del PES Hugo Eric Flores.
Esta semana la Fiscalía de Campeche volvió a presentar una petición de desafuero ante la misma Cámara de Diputados y la misma Comisión Jurisdiccional con una acusación similar contra Alejandro Moreno a sabiendas de que no podrá ser tramitado como ellos quisieran.
El líder del PRI sabe que este es un intento que sólo busca provocar distracción sobre sus denuncias y otros asuntos de la 4T.
SHEINBAUM LO LOGRÓ OTRA VEZ
Sin duda la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum le ha encontrado el modo al presidente Donald Trump.
Y ayer en una conversación telefónica de unos 40 minutos logró lo que se suponía casi imposible: diferir por 90 días más la aplicación d aranceles del 30% anunciados por el presidente norteamericano para iniciar este viernes contra productos mexicanos.
Luego de la conversación Sheinbaum encabezó su mañanera habitual y ahí explicó que todo que da como estaba.
Las exportaciones mexicanas a EU siguen dentro del TMEC mientras siguen las negociaciones para satisfacer las exigencias del mandatario de EU.
durante 90 días. Lo del aumento a las tarifas por ahora “ya no es tema”, precisó.
Sheinbaum comentó que “fue una llamada como de 40 minutos, como publicamos, tanto el presidente Trump como nosotros, son 90 días: nos mantenemos como estamos y son 90 días para seguir platicando, dialogando, construyendo un acuerdo de más largo plazo”.
Señaló que “se mantiene el mismo arancel para el acero y el aluminio, pero es muy importante que se salvaguarda el tratado… y en tanto se mantiene la mesa del diálogo-negociación permanente con su equipo (de Trump) realmente México sigue teniendo hoy, dentro de este nuevo orden mundial, el mejor acuerdo posible, comparado incluso con las demás naciones. Invertir en México sigue siendo la mejor opción, pues tenemos una situación muy buena frente a este nuevo orden internacional a partir de la entrada del presidente Trump al gobierno de los Estados Unidos”.
En cuanto a las exigencias de Trump de reforzar el combate al tráfico de fentanilo y el combate contra cárteles, la mandataria dijo:
“… tiene los principios que nosotros hemos sostenido siempre: que es el respeto a la soberanía en nuestro territorio, la confianza que debe haber entre los dos países y la colaboración y la cooperación sin subordinación”.
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