Desde la pandemia de 2020, la incidencia global de depresión y ansiedad se ha incrementado entre un 25% y un 27%, lo que resalta la urgencia de abordar la salud mental como un componente esencial del bienestar social. Sin embargo, la persistencia del estigma obstaculiza la búsqueda oportuna de tratamiento, un problema especialmente agudo en México donde las barreras culturales y el acceso limitado a servicios intensifican el desafío. En este contexto, desarrollar estrategias de comunicación efectivas y aprovechar la tecnología emergente son pasos cruciales para desmantelar el estigma asociado a los trastornos mentales y fomentar una mayor aceptación y comprensión.
Luis Anaya, director senior de Healthcare en la Región Norte de Latinoamérica de LLYC, subraya en su más reciente informe ‘Forecast Healthcare 2024’ el rol clave que ocupa la comunicación en la desestigmatización de los trastornos mentales. «Según la Secretaría de Salud, en México 4 de cada 10 personas presentan algún problema de salud mental. En una era donde las redes sociales y los medios de comunicación ejercen una influencia sin precedentes en la formación de opiniones y comportamientos, es imperativo desarrollar estrategias comunicativas que no solo informen, sino que también desestigmaticen la salud mental», señala Anaya.
La intersección de la pandemia, la pobreza y la desigualdad ha exacerbado la prevalencia de trastornos mentales, particularmente en comunidades vulnerables de México. La situación requiere un enfoque integral que incluya la mejora del acceso a servicios de salud mental, la formación de profesionales especializados y, crucialmente, la implementación de estrategias de comunicación que rompan el silencio en torno a estas enfermedades.
Anaya destaca que la tecnología también juega un papel fundamental en este proceso. «La OMS subraya que la inteligencia artificial (IA) tiene un gran potencial para mejorar la atención médica a nivel mundial, siempre que se prioricen la ética y los derechos humanos. Sin embargo, se advierte sobre los riesgos asociados, como la recopilación poco ética de datos y los sesgos en los algoritmos. En 2024, la innovación tecnológica debe converger con los esfuerzos comunicativos para mejorar la atención médica en salud mental», explica.
Para entender mejor este fenómeno y cómo poder desde la comunicación transformar la percepción pública para obtener apoyo y políticas de tratamiento efectivas a este grupo de enfermedades, en LLYC elaboramos el informe ‘Forecast Healthcare 2024’, que dibuja los 12 principales retos que está afrontando el sector de la salud a nivel mundial y en dónde las enfermedades mentales representan uno de estos grandes desafíos.
En el ámbito local, es necesario intensificar las campañas de concientización y promover la creación de espacios seguros, tanto en línea como fuera de ella, para que las personas puedan compartir sus experiencias sin temor al juicio. Este enfoque puede contribuir a reducir el estigma y aumentar la disposición del público a buscar y apoyar tratamientos efectivos.
La desestigmatización de las enfermedades mentales no es solo un desafío, sino una responsabilidad compartida. Se deben redoblar los esfuerzos para cambiar la narrativa en torno a la salud mental en México, y la comunicación y la tecnología son herramientas poderosas para esta lucha.