3 de 10 Llegaron al Escaño, en el Siglo XIX
Don Venustiano Carranza, En El Porfiriato
López Mateos y Díaz Ordaz, Los últimos
JORGE HERRERA VALENZUELA
México Está Urgido de Recuperar su imagen internacional,
manchada en estos últimos años.
México Está Urgido de un Programa de Reconstrucción Nacional.
México Está Urgido de Un Congreso de la Unión Autónomo.
VOTEMOS EL 2 DE JUNIO.
Ahora que estamos en período electoral, encontré un tema para
comentarles algunos pasajes de la historia relacionada con los
políticos que, antes o después de desempeñar el cargo de
Presidente de la República, ocuparon un escaño senatorial.
Los nombres de esos distinguidos legisladores, en algunos casos, no
son del dominio público. Es muy significativo un aspecto que
tuvieron en común fueron: gobernadores, diputados, miembros de
gabinete presidencial o ministros de la Suprema Corte de Justicia.
LOS QUE NO FUERON
En las recientes precampañas presidenciales tuvimos a un aspirante
que no logró la nominación y retornó a su escaño. Se trata del
zacatecano Ricardo Monreal Ávila. Político de larga trayectoria ,
iniciada en el PRI
Manuel Moreno Sánchez y Porfirio Muñoz Ledo después de ser
senadores buscaron la Presidencia de la República. No lograron su
propósito, ambos militaron en el PRI.
El hidrocálido fue líder senatorial en el sexenio del presidente
Adolfo López Mateos y fundó el Partido Social Demócrata,
postulándose como su candidato en 1982. Don Manuel dirigió el
diario Zócalo, destacó como jurista y en la política.
De Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, podría ocupar
todo el espacio de este comentario periodístico. Me concreto a
referir al político que presidió nacionalmente el PRI y el PRD.
Secretario de Educación Pública y del Trabajo y Previsión Social.
Tribuno parlamentario non y excelente orador.
En las elecciones presidenciales del 2000, figuró como candidato
del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, pero declinó. Su
carrera política la liquidó el actual huésped de Palacio Nacional.
Porfirio era intelectual y el tabasqueño no soporta que le hagan
sombra.
EN EL SIGLO XIX, TRES
Una vez establecida la República Mexicana, tenemos la integración
del Senado en 1825 y los dos primeros en ocupar un sitial no
permanecieron mucho en él.
El primer presidente del Senado fue el guadalajareño José María
Valentín Gómez Farías, del 1 al 31 de enero de 1825.
Gómez Farías, liberal por los cuatro costados, en cinco ocasiones
fue Presidente de la República. Nunca fue electo, ascendió de
Vicepresidente, interinamente, en lugar de Antonio López de Santa
Anna y una por José Mariano Salas. Su trayectoria abarcó hasta la
mitad del Siglo XIX.
El general coahuilense Melchor Múzquiz fue compañero de
legislatura de Gómez Farías. Estuvo como presidente, del 14 de
agosto al 24 de diciembre de 1825.
Múzquiz fue el primer gobernador del Estado de México. Para
engrosar el erario, decidió imponer gravamen, impuestos, por
puertas y ventanas de las casas, medida que aplicaría Santa Anna.
Este ilustre coahuilense encabezó la lista de los presidentes
honrados. Con mucha energía combatió la corrupción. Sus
biógrafos narran que, a la llegada de Manuel Gómez Pedraza, como
presidente, salió de Palacio Nacional rumbo a su casa, sin compañía
alguna.
Los dos mandatarios que salieron pobres después de cumplir su
misión presidencial fueron Pedro María Anaya y Mariano Arista.
Anaya fue dos veces mandamás en Palacio Nacional y Arista salió
avante en las elecciones de 1851, donde participaron 14 aspirantes
más. Caso único en la historia.
En las páginas de los cronistas leí que el hidalguense empeñó su
reloj y un anillo, en el Nacional Monte de Piedad. El potosino murió
cuando, con su familia, iba rumbo a Lisboa.
16 Años después de ser Presidente de México, el queretano
Manuel Gómez Pedraza y Rodríguez llegó al Senado, donde de
acuerdo con las crónicas, pronunció uno de los mejores discursos
ante sus colegas. Me dijeron que en el archivo de la Cámara Alta
pueden encontrar ese texto. Fue en el año 1848.
Gómez Pedraza fue el primer Secretario de Guerra y Marina, en el
gabinete de Guadalupe Victoria. Apoyado por los conservadores de
la Logia Yorkina y por el primer embajador yanqui triunfó en la
sucesión de 1829, pero los liberales le impidieron asumir el cargo y
el Congreso designó a Vicente Guerrero, segundo en la votación.
NO SEPULTURA CRISTIANA
Al fallecer Valentín Gómez Farías y Manuel Gómez Pedraza, la
Iglesia Católica impidió que ambos recibieran cristiana sepultura.
Gómez Farías fue, como ya está comentado, un liberal que procedió
jurídicamente contra los católicos. Sus restos quedaron inhumados
en el jardín de la casa de una de sus hijas, en Mixcoac. En 1933 los
trasladaron a la entonces Rotonda de los Hombres Ilustres.
El otro Gómez, en 1851, dejó este mundo a consecuencia de
enfermedad pulmonar. Por no haberse confesado antes de morir,
sus restos están, desde entonces, en la tumba donde inhumaron a
su esposa, doña María Julia Azucárate, en el Panteón Francés de la
Piedad, Distrito Federal.
CARRANZA 11 AÑOS SENADOR
El primero que en el Siglo XX fue senador y cubrió un interinato
como Presidente de México, fue el jurista, diplomático e
internacionalista queretano Francisco León de la Barra.
Le tocó despachar en Palacio Nacional del 25 de mayo al 6 de
noviembre de 1911, es decir tomó las riendas tras la renuncia de
Porfirio Díaz, con quien era titular de Relaciones Exteriores y volvió
a ese lugar con el usurpador nacido en Colotlán, Jalisco.
León de la Barra entregó el despacho presidencial a Francisco I.
Madero, quien obligado, renunció el 19 de febrero de 1913. El
jurista queretano se retiró a tareas diplomáticas en Europa, donde
falleció.
Al estar en la tarea de reportero redactor, columnista ahora,
siempre saltan a la vista datos, sucesos, referencias, que despiertan
el interés para un comentario periodístico.
Don José Venustiano Carranza de la Garza, ilustre coahuilense que
cobró venganza en la persona del usurpador Victoriano Huerta, es
hasta ahora, salvo que me equivoque, el único senador que ostentó
el cargo por 11 años en los días del porfiriato, del 3 de abril de 1901
al 30 de abril de 1911.
Presidente Municipal de su natal Cuatro Ciénegas y gobernador de
la entidad, en los últimos años del Siglo XIX.
Apoyado en el Plan de Guadalupe, de marzo de 1914, Carranza se
autonombró Jefe del Primer Ejército Constitucionalista y Encargado
del Poder Ejecutivo Federal. En mayo de 1917, fue electo
Presidente de la República y asesinado el 21 de mayo de 1920.
Correspondió a uno de los tres presidentes nacidos en Guaymas,
Sonora, ser presidente interino tras la muerte de Carranza, Adolfo
de la Huerta Marcor, músico y cantante. Cubrió un período muy
corto y entregó el poder a su paisano Álvaro Obregón Salido.
(Plutarco Elías Calles o Campuzano y Abelardo L. Rodríguez,
también oriundos del puerto sonorense).
De la Huerta se enfrentó a Obregón, lanzando su candidatura
presencial contra la de Plutarco Elías Calles. También se opuso a la
reelección de su jefe y armó una pequeña revolución en varios
puntos del País. Recibió el nombramiento de Cónsul en Nueva York
y, finalmente, vivió dando clases de música.
UN CONVENCIONISTA
Zapatistas, Villistas y Constitucionalistas se reunieron para buscar la
hegemonía, unir fuerzas, terminar con la guerra fratricida y para
ello organizaron la Convención Nacional Revolucionaria.
El Teatro Morelos, en el centro de la capital de Aguascalientes, en
octubre de 1914, fue el punto de reunión. No llegaron a un acuerdo
para ver confirmada la unificación, por el contrario, villistas y
zapatistas determinaron nombrar a tres presidentes para
contrarrestar a don Venustiano.
Esa ocasión dio margen a “dobles presidentes”. Similar situación
cuando Maximiliano nombró a cuatro presidentes, siendo Benito
Juárez el constitucional, en funciones. (Félix María Zuloaga, Miguel
Miramón, José Ignacio Pavón y José Mariano Salas).
Fue así como Eulalio Gutiérrez Ortiz, Francisco Lagos Cházaro y
Roque González Garza, en menos de un año aparecieron como
“presidentes alternos” entre 1914 y 1915. Cuando en diciembre 6
del 14 Francisco Villa y Emiliano Zapata entraron a la Ciudad de
México, Carranza se trasladó con su gabinete al Puerto de Veracruz.
Roque González, saltillense de nacimiento, tenía 29 años de edad al
asumir la presidencia. El más joven de los mandatarios sigue siendo
el conservador Miguel Miramón, tenía 27 años cumplidos.
Gutiérrez Ortiz siguió activo en la política y siendo presidente
Obregón, Eulalio durante cuatro años, a partir de 1920, fue
senador. Años más tarde su hijo Eulalio Gutiérrez Treviño llegó a
gobernador de Coahuila.
ALEMÁN, ALM Y GDO
Efímera estancia como senador fue la del jarocho Miguel Alemán
Valdés, del 1 de septiembre al 23 de noviembre de 1936. Dejó el
escaño para gobernar su Estado, pues al gobernador electo Manlio
Fabio Altamirano Flores lo asesinaron frente al Café Tacuba, en el
Distrito Federal.
Alemán llevaba una fugaz carrera política tanto en Veracruz como
en la Ciudad de México, donde fue magistrado del Tribunal
Superior de Justicia. Además, gobernó la entidad y fue secretario de
Gobernación. Lo sucedió su paisano Adolfo Ruiz Cortines, en
Gobernación y en Palacio Nacional.
Dos fraternales amigos surgieron en las Legislaturas XL y XLI del
Senado, 1946—1950. Presidente, Miguel Alemán.
El primero en llegar a la vieja casona de Xicoténcatl, frente al
edificio de Correos, en la Ciudad de México, fue el poblano, de
Chalchicomula (hoy Ciudad Serdán), Gustavo Díaz Ordaz Bolaños y
después “un toluco”, nacido en Atizapán de Zaragoza (Hoy Ciudad
López Mateos), Adolfo López Mateos.
Los integrantes de esa Cámara de Senadores fueron lo más granado
de la política, en esa época:
Fidel Velázquez, Gabriel Ramos Millán, Antonio J. Bermúdez,
Alfonso Corona del Rosal, Donato Miranda Fonseca, Ruffo
Figueroa Figueroa, Manuel R. Palacios, Gustavo A. Uruchurtu,
Fernando López Arias, Magdaleno Aguilar Castillo, Raúl López
Sánchez y el tlaxcalteca Mauro Ángulo, éste asesinado a tiros al
salir de una alberca en la Capital de la República.
Sólo eran 58 legisladores, pues existían los Territorios Federales:
Baja California Norte, Baja California Sur y Quintana Roo. El
presidente M. Alemán elevó a Estado a B.C. Norte y los otros
dejaron de serlo en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez.
Comentario personal. En aquellos días, pertenecer al Senado era
una alta distinción para políticos, revolucionarios participantes en
el Movimiento Armado, Diputados Constituyentes o Ministros de la
Suprema Corte. En los sesenta entraron las mujeres al Senado.
No había senadores con jeans y tenis, no llegaban escandalizando
con motocicletas, el lenguaje era respetuoso y la tribuna era para
los debates no para insultar.
Cómo recuerdo a don Alfredo del Mazo Vélez, Juan Fernández
Albarrán, Gabriel Leyva Velázquez, Hilario Medina, Alberto
Terrones Benítez, Esteban Baca Calderón, Fausto Acosta Romo y a
las pioneras Licha Arellano Tapia y la maestra María Lavalle
Urbina. Líderes camerales de verdad y respetados, don Pepe
Rodríguez Clavería, don Rosendo Topete Ibáñez y don Manuel
Moreno Sánchez.
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