La idea de crear un sindicato de futbolistas que defienda los derechos de los patea balones y, en algunos casos, dignifique su profesión tiene una larga historia que data de principios de los 70, pero que ha carecido del apoyo de los jugadores y el desprecio de los directivos.
Carlos Albert, ex defensa y posteriormente comentarista deportivo, junto a Antonio Mota “El Piolín” y Gamaliel Ramírez, también ex futbolistas, crearon el primer sindicato en 1971.
En busca de reconocimiento por parte de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) estallaron ese mismo año la primera huelga en el futbol mexicano al colocar banderas rojinegras en los estadios Olímpico Universitario y Jalisco.
Octavio Sentíes, regente capitalino, intervino en el conflicto y propuso conciliar entre el naciente sindicato y la gente de pantalón largo encabezada por el difunto Guillermo Cañedo
En la reunión Cañedo de la Barcena estuvo dispuesto a reconocer a la asociación, sin embargo, ya fuera de las instalaciones de la regencia el directivo los amenazó.
De hecho, el prematuro retiro de las canchas por parte de los principales involucrados en el sindicato habría sido por una campaña de ostracismo por esta lucha que habían comenzado.
Tras este primer intento que no se pudo consolidar tuvieron que pasar muchos años para que alguien volviera a levantar la voz y eso sucedió en 1989 cuando el entonces delantero Rafael Chávez Carretero demandó a José Antonio García, dueño del Atlante, por incumplimiento de la Ley Federal del Trabajo.
Chávez Carretero presentó una demanda en la Ley Federal del Trabajo contra García por el pago de su transferencia de los “Potros de Hierro” al Guadalajara, lo cual nunca logró resolver a favor.
En 1991, jugadores como Miguel España, Alfredo Tena y Manuel Negrete, entre otros, crearon la Asociación de Futbolistas Profesionales (AFP), para reclamar el Régimen de Transferencias, la cual sigue vigente, y pocos años después prácticamente había desaparecido.
Muchos años después, José María Huerta logró el registro sindical de “Futbolistas Agremiados de México”, una historia que tampoco tuvo una gran relevancia.
Con información de agencias.