Derivado por enfermedades de alta prevalencia en México como diabetes e hipertensión arterial[i], muchos mexicanos desconocen que están en riesgo o ya presentan pérdida gradual de la función renal, condición que ocupa la 10º causa de mortalidad en población adulta en el país.
Con una prevalencia estimada de 14.5 millones de mexicanos, que corresponde al 12% de la población de acuerdo con la Secretaría de Salud[iii], la Enfermedad Renal Crónica (ERC), se caracteriza por un deterioro gradual y persistente de la función renal, ocasionado por una deficiente filtración de desechos y líquidos de la sangre por parte de los riñones, situación que en estadios avanzados puede provocar discapacidad y muerte.
Dado que los riñones son capaces de compensar la pérdida progresiva de su función por mucho tiempo, la ERC suele pasar desapercibida varios años, ya que sus signos y síntomas aparecen cuando se ha producido un daño irreversible[v][vi], expresó Karla del Castillo, maestra en Nutrición Clínica por el Instituto Nacional de Salud Pública.
Si bien la Enfermedad Renal Crónica no tiene cura, la Organización Panamericana de la Salud recomienda ocho reglas de oro para reducir el riesgo de padecerla
1. Mantenerse en forma y activo: La actividad física ayuda a tener un óptimo peso corporal, reducir la presión arterial y el riesgo de ERC.
2. Llevar una dieta saludable: Además de ayudar a mantener el peso bajo control, reduce la presión arterial, disminuye el riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas y otras afecciones asociadas con la ERC.
3. Controlar tus niveles de glucosa en sangre: Aproximadamente la mitad de las personas con diabetes desarrollan daño renal; esto se puede limitar si la diabetes está bien controlada.
4. Controlar tu presión arterial: La hipertensión arterial puede dañar los riñones, principalmente cuando se asocia con diabetes y enfermedades cardiovasculares. Este riesgo disminuye con un adecuado control de la presión arterial.
5. Mantener una ingesta adecuada de agua: En general una persona sana requiere alrededor de dos litros de agua simple por día.
6. No fumar: Este hábito ralentiza el flujo de sangre a los riñones, lo cual puede disminuir su capacidad para funcionar normalmente.
7. No automedicarse: El uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y analgésicos, pueden dañar los riñones si se toman sin prescripción y con regularidad. En caso de duda, consulte a su médico.
8. Checar su función renal si hay factores de riesgo: La diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad y los antecedentes familiares de ERC pueden promover el desarrollo de esta enfermedad. Es importante monitorear, en conjunto con su médico, su función renal con estudios de laboratorio.
Si bien estas medidas contribuyen a mantener unos riñones saludables, es una realidad que actualmente hay un número importante de mexicanos con ERC, la mayoría se encuentra en estadios tempranos, cuando la enfermedad todavía es controlable y se puede brindar un tratamiento médico y nutricional de manera oportuna, precisó la nutrióloga Karla del Castillo.
La especialista en nutrición renal enfatizó que la mejor estrategia para conocer la función de los riñones es acudir con el médico, el cual le solicitará un examen de sangre y de orina. En ese sentido, dijo, Laboratorios Columbia pone a disposición de los médicos el programa PreserveCe Diagnostica, el cual tiene cobertura a nivel nacional y brinda sin costo dichos estudios para diagnosticar la Enfermedad Renal Crónica en aquellas personas que tengan factores de riesgo.
“Si la Enfermedad Renal Crónica se detecta a tiempo y se trata adecuadamente, el deterioro de la función renal se puede retrasar y prevenir el desarrollo de complicaciones, brindando al paciente una mejor salud y calidad de vida”, destacó la especialista en nutrición.
Recientemente, las estrategias terapéuticas basadas en enfoques nutricionales han emergido con la intención de preservar la función renal, mitigar los trastornos metabólicos asociados y elevar la calidad de vida de aquellos que padecen Enfermedad Renal Crónica.
En los pacientes con ERC, expuso Karla del Castillo, el tratamiento debe enfocarse en el control de comorbilidades como la diabetes y la hipertensión arterial, así como implementar medidas para retrasar la progresión del daño renal, a través de la combinación de una nutrición especializada (baja en proteína animal y con control individualizado de minerales), en conjunto con la administración de alfacetoanálogos de aminoácidos como Cetolán, tratamiento cuyo objetivo es reducir los niveles de toxinas en sangre, como la urea y la creatinina, y nutrir al paciente de manera óptima.
“Los alfacetoanálogos de aminoácidos contenidos en Cetolán reducen los niveles toxinas en sangre, y en conjunto con una nutrición especializada retrasan la progresión de la ERC, evitando que el paciente llegue en forma temprana a una terapia de sustitución renal como la diálisis o el trasplante renal. Aunado a ello, este medicamento nutre al paciente al aportar los aminoácidos que el cuerpo necesita para formar proteínas y disminuir el riesgo de desgaste proteico-energético”, precisó la especialista.
Además – expuso- este tratamiento cuenta con dos presentaciones, una en tabletas y otra en polvo dispersable, que además de los alfacetoanálogos, contiene citrato de calcio e inulina, que ayudan a disminuir el riesgo de complicaciones propias de la ERC, como el hiperparatiroidismo secundario, la acidosis metabólica y la disbiosis intestinal.
Finalmente, añadió que “todo paciente que se encuentre en tratamiento con Cetolán tiene acceso sin costo a consultas con nutriólogos especializados en el área renal a nivel nacional, gracias al programa PreserveCe NutRe, con lo que se logra individualizar la intervención nutricional a cada paciente y mejorar su calidad y esperanza de vida”.