De acuerdo con el Plan Sectorial de Salud Mental y Adicciones 2023–2024, a nivel global durante el primer año de la pandemia, los trastornos de ansiedad y depresión aumentaron 25%, por lo que los servicios de salud mental se vieron afectados gravemente y la brecha de atención se amplió.
“La salud mental es fundamental para hablar de bienestar. Y este tipo de trastornos son problemas habituales que además de impactar la calidad de vida de las personas, afectan su capacidad de trabajo y productividad”, expresó Cristóbal Thompson, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF).
“A pesar de la gravedad de trastornos como la ansiedad o la depresión, factores como los bajos niveles de conocimiento sobre salud mental, la mala calidad de los servicios y la estigmatización y discriminación que prevalece en nuestra sociedad, aún impiden a las personas buscar ayuda”, agregó Thompson.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 450 millones de personas en el mundo sufren de un trastorno mental o de conducta.[2] En México, entre 2013 y 2021 fue asignado en promedio sólo 2.1% del presupuesto de la Secretaría de Salud para atender la salud mental.[3] Y en 2022 más del 75% de los casos graves y moderados entre adultos con un trastorno psiquiátrico no recibieron atención médica o psicológica por la carencia de acceso.
En cuestión de inversión en salud mental existe una brecha considerable entre las necesidades de atención de los trastornos mentales y los recursos disponibles. En promedio, sólo el 3% de los presupuestos de salud de los países se invierte en salud mental, variando de menos del 1% en los países de bajos ingresos al 5% en los países de altos ingresos.
“Este 10 de octubre, en el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental, es importante reiterar que para lograr que la población conserve la salud mental, es necesaria la realización exitosa de acciones de salud pública para prevenir, tratar y rehabilitar”, agregó Thompson.
De las diez enfermedades más discapacitantes en México, tres son neuropsiquiátricas: desórdenes mentales, desórdenes neurológicos y uso de sustancias. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (ENEP), entre 2001 y 2022, el 9.2% de la población tuvo algún tipo de trastorno depresivo.
Protección + Acción
De acuerdo con la OMS, las iniciativas nacionales de fortalecimiento de la salud mental no deben limitarse a proteger y promover el bienestar mental de todos, sino también atender las necesidades de las personas que padecen afecciones de salud mental.
“Sabemos que en nuestro país sólo el 20% de las personas que viven con trastornos mentales llegan a tener una atención profesional, por ello es necesaria la acción comunitaria y coordinada entre los distintos sectores”, aseguró el director ejecutivo de AMIIF.
La OMS señala que la atención de salud mental de base comunitaria debe proporcionarse mediante una red de servicios interrelacionados que comprendan[5]:
· Servicios de salud mental integrados en los servicios de salud generales ofrecidos comúnmente en hospitales y en colaboración con el personal de atención primaria no especializado
· Servicios y centros de salud mental a nivel comunitario, rehabilitación psicosocial, servicios de apoyo entre pares y de asistencia para la vida cotidiana
· Servicios que brinden atención de salud mental en entornos no sanitarios, como la protección infantil y escolar