Dice vox populi en la colonia, el barrio, el arrabal, en la ciudad perdida, “no es lo mismo
Juan Domínguez, que no me chingues” (joder, molestar, causar grave daño a una
persona, comunidad, nación, etc.)
¿Sí lo entiendes Andrés Manuel, o te lo explico con bolitas y palitos? –como en el kínder-
que es tu nivel mental y edad cronológica. Tu soberbia e inmadurez política te hace creer
que lo que haces es correcto, motu proprio, por la libre, por tus cataplines, sin consultar,
escuchar y aceptar estar equivocado.
De verdad sientes que el poder de un solo hombre (el peje) es la guía para gobernar, como
perversamente lo has hecho durante 4 años 10 meses (Transformación de 4ª), un país
maravilloso, grande, democrático, único, al que tienes sumido, catatónico, perdido, hundido
por tus decisiones idiotas, locuaces, pervertidas, tendenciosas, pese a que los medios
dignos, empresarios, la sociedad, el pueblo bueno y sabio ha exhibido, acusado,
denunciado, expuesto tus equívocos, necedades, imposiciones. Andrés, Traicionas a la
Patria, a tus chairos (30 millones 100 mil), a los pobres, marginados, olvidados,
clasemedieros. A 100 millones de mexicanos que jamás hemos creído en ti, a quienes
tienes hartos, indignados, molestos.
Pero lo peor, Andrés Manuel, ante lo evidente, comprobado, sustentado, evidenciado y más,
sigues cometiendo las mismas pen……s No asimilas, ni razonas, jamás has analizado la
responsabilidad, tamaño, compromiso que te dieron esos 30 millones de sufragios en julio
de 2018. Mantienes el poder de un solo hombre. Sabes que tenemos un pie al vacío en el
acantilado pero conservas tu arrogancia aplastado en la Silla del Águila (porque legalmente
detentas el poder) y supones que lo que decides o calculas es lo correcto, tu ley –el capricho
chairo- no la realidad.
Has hecho del Poder Ejecutivo tu trono personal, curulis, desde donde lastimas, hieres,
llagas a la nación noble, unida, solidaria, humana, que te ha tolerado por su nobleza.
Nuestra única defensa ha sido la crítica razonada, el voto, las marchas pacíficas, el
acatamiento a tus decisiones, decretazos, imposiciones, voluntarismo, amenazas, acosos,
intimidaciones, denostaciones, pero no olvides, López, la conseja popular “no hay mal que
dure 6 años, ni oprimidos que lo resistan”. En junio 2024 tendrás la respuesta.
Tú, Andrés Manuel López Obrador, no sabes, no quisiste, no quieres gobernar este noble
país. Tu llegada a Palacio Nacional fue sólo para cobrar venganza a los mexicanos que
nunca creímos en tu Transformación de 4ª, incluidos tus chairos. En las falsas promesas de
campaña, tus mentiras consuetudinarias que a 5 años de fallido gobierno acumulas más de
104 mil, medias verdades o afirmaciones no comprobables. Tu palmarés diario –en el
monologo de tu soberbia, discursos, mensajes en redes, respuestas, videos trolos,
entrevistas, es de 89 falacias por hora.
Sabemos qué escondes detrás de tus boubas. Incapacidad para desempeñar el cargo que
protestaste el 1 de diciembre de 2018. La carencia de perfil profesional para ejercer la
función encomendada; nulidad e impreparación como persona, empleado, hombre, ente
para conducir los destinos y elevar la calidad de vida de 130 millones de mexicanos. Por
ello siempre has buscados culpables, terceras personas a quien achacar el fracaso de tu
sexenio, sin asumir vergonzosamente la responsabilidad de tus actos. ¡Tarambana!
Llevas, Peje, 4 años 10 meses encadenado a tu incompetente pasado. Pese a sentirte el
hombre poderoso, que tu palabra es ley, que no acepta no como respuesta, que no
permites críticas, aclaraciones, correcciones (incluídos tus larvas, colaboradores, asesores),
menos de quienes desde fuera padecemos y observamos tus estupideces. Nos acusas,
insultas, denostas, sin permitirte (a ti mismo) estar equivocado, que no tienes razón, que
cometes errores. Eso, Andrés, es problema mental, del que prevalece tu Trastorno Obsesivo
Compulsivo (TOC). Sigues obsesionado con el poder, el dinero, tu ley, tu raza. Tu
compulsión por cumplir al Foro de Sao Paula, la orden de imponer en México la
dictadura, al estilo Chávez, Maduro, Castro, Ortega, Fernández, Petro, Lula, te lleva a la
desgracia y con ella a nuestro amado México, pero… en junio de 2024 te mandaremos
derechito a La Chingada, en Palenque, Chiapas, tu rancho, en donde soportarás tu senectud.
Todo este escenario, cuyo actor principal ha sido el maniaco Andrés Manuel, es para
ubicar su obsesión por el poder, el dinero, el control (ya lo perdió) de la sucesión y el
blindaje que se autoaplicó, desde hace casi 5 años, aplicado por las fuerzas armadas, cuya
cabeza visible y contante es el General Secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio
Sandoval González, a quienes López convirtió en el 4º Poder (no constitucional) de facto, a
quienes dio, da y dará todo el dinero de los mexicanos y prácticamente el control del 80
por ciento del territorio nacional; el resto lo detentan los carteles de la delincuencia
organizada.
Me centraré en lo más reciente que el Peje donó, obsequió, regaló, dispuso, en bandeja de
plata, a La Bota Militar. De todos es sabido que la Central Avionera Felipe Ángeles es
propiedad (entidad del Estado Mexicano) del Ejército, es decir, Luis Crescencio Sandoval.
El terreno (de la federación), la administración, operación, control, decisiones, concesiones,
renta, ganancias, usufructo, etc. lo regentea (comodato) el verde olivo.
Pero… las pérdidas, crisis, eventual quiebra, predial, agua, luz, subsidios, presupuesto
federal, y descalabros, los asumirá el gobierno de la república, no los militares. Así fue el
convenio firmado por Andrés Manuel y el General Sandoval González; o sea, los paganos
somos quienes aportamos impuestos, que nos roba el SAT, de Hacienda. Los ganones, la
milicia.
En fin… Luego de la terminal aérea, López, motu proprio, dispuso que sus guaruras, verde
olivo, se convirtieran en constructores, contratistas, albañiles, peones, maistros de obra,
chalanes, carpinteros, fontaneros, achichincles, ebanistas, electricistas, mil usos para que le
construyeran sus obras faraónicas: Tren Maya, Refinería Dos Bocas.
Se hicieron –a la mala- de la línea férrea transistmica de Tehuantepec, Oaxaca,
(despojando a un particular de su empresa, bajo el peregrino argumento de “seguridad
nacional”). Intempestivamente marinos y soldados asaltaron, literalmente, instalaciones,
rieles, durmientes, bodegas, oficinas, talleres, vehículos, vagones, góndolas, máquinas de
tren, etc. hasta hacerlos huir, bajo la amenaza de si volvían, les echaría a Pablo Gómez y su
Unidad de Inteligencia Financiera. Se fueron los particulares, víctima de pendolaje.
La mala leche de López Obrador no paró ahí. Semanas después incautó el espacio Aéreo
Mexicano y Torres de Control, que operaba la empresa estatal Servicios a la Navegación en
el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM), ¿para qué creen? Sí, para dárselo a los militares,
mientras los edificios terminales en los aeropuertos del país los donó a los marinos, los
albos de la Armada de México.
Wooow, absolutamente creíble e irracional. Una vez concluido el 60% del tirado del chu
chu chú Maya, regentado por el organismo federal FONATUR (civil), haciendo creer que
la magna obra está “presentable”, (no útil y funcionando en su totalidad), López Obrador
despidió al civil, Javier May, para ¿qué creen?, Sí, atinó, para darle la administración,
usufructo, rentas, explotación (como el Felipe Ángeles) a un militar, al General Oscar
David Lozano Águila. ¿Qué sabe este verde olivo de turismo, líneas férreas, tour por rieles,
etc.? su única gracia es portar insignias, botones dorados, barras y estrellas… Ah, militar?
Luego bajo la mesa, en lo oscurito, a escondidas, Andrés Manuel, dispuso junto con Luis
Crescencio Sandoval, despedir, quitar al Director General del Aeropuerto Internacional de
Toluca, el civil, Hugo Delgado, para ¿qué creen? Sí, acertó, apoltronar al militar,
almirante de la Armada de México, en retiro, Carlos Vera.
Con esta decisión se confirma la militarización de la tierra, aire, mares, espacio aéreo,
torres de control, aeropuertos (ya en manos castrenses el Internacional de la Ciudad de
México). El de Toluca se agregará a los que ya regentea la Bota Militar: Matamoros,
Tams. Ciudad del Carmen, Campeche, Loreto, BCS; Guaymas, Sonora, Cd, Obregón, Son.
Colima, Colima, bajo la explotación de la Marina. En control del ejército los de Chetumal,
Palenque, Campeche, Cancún, Cozumel, Mérida, Chichen Itzá, el de Tuxtla Gutiérrez.
Ahora bien, luego de estos ejemplos, dejen les digo, que hay dos términos para definir lo
que es la presencia de la bota militar en el gobierno de un país, cosa que Andrés Manuel,
en mala leche, ha dispuesto con su compinche Sandoval González: el primer concepto
Estado Militar, un gobierno encabezado por uno o más militares, establecidos mediante
–no le doy vueltas- un golpe militar a presidente civil (casos, Chile, Argentina, Venezuela,
Cuba, Nicaragua).
El segundo término –que lamentablemente está sucediendo en México- Estado
Militarizado, proceso mediante el cual la bota participa (caso en la T4a) -lo hace
participar López Obrador, por conveniencia y blindaje- que incide en la sociedad, la
política, economía, educación. La militarización (López/Sandoval) en política se plasma
por la asunción castrense en responsabilidades que no les compete: dueños de Línea Aérea,
aduanas, puertos, construcción de obras faraónicas personales del Peje, turisteros, como la
Marina para “explotar” las Islas Marías. El mayor presupuesto federal a las fuerzas armadas
en 5 años, que no tienen las prioridades nacionales: salud, medicamentos, educación,
seguridad, vivienda, empleo, etc.
Es realidad, AMLO ha militarizado al país. ¿Qué falta, Peje? ¡El golpe de Estado!
*Colaborador de los Grupos Editoriales Digitales mexiconuevaera.com, pausa.mx,
revistapeninsular.com.mx, aldeadigital.mx, bajosello.org