¿Quién puede creerle al flamante presidente de la Suprema Corte de Justicia, (SCJN), Hugo
Aguilar Ortiz cuando asegura que no tiene compromiso con partido alguno? Si la etiqueta
del partido Morena la trae pegada en la frente y finalmente no podría negar que le debe a
Andrés Manuel López Obrador el puesto que ocupará a partir del primero de septiembre
para el cual, -no sobra señalarlo-, nada más no da el ancho. El, junto con las ministras
Lenia Batres, Loretta Ortiz y la “pirata” Yazmín Esquivel, son totalmente afines, 90 por
ciento lealtad y 10 por ciento de conocimiento a esta errada y llamada cuarta
transformación, ahora en su segundo piso.
A quien llaman también el “Benito Juárez del Bienestar”, estuvo ayer en la Cámara de
Diputados, donde se reunió con legisladores solo del oficialismo y su anfitrión fue tanto el
presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Baja, Sergio Gutiérrez Luna, como el
presidente de la Junta de Coordinación Política, (JUCOPO), de la Cámara de Diputados,
Ricardo Monreal que dijo lo que resulta ser sin duda una total y absoluta verdad: que
Aguilar Ortiz no hubiera llegado a la presidencia del máximo tribunal de la Nación de no
haber sido por la controvertida reforma al Poder Judicial.
Efectivamente, esta errada y llamada cuarta transformación, desde que López Obrador
era el presidente de México, armó su famoso y fatídico Plan “C”, -que incluye una serie de
aberrantes reformas y ahora vamos por la electoral- en el que contempló desaparecer a
los organismos autónomos y que el partido Morena se apropiara del Poder Judicial,
arrebatándole su independencia para establecer un régimen autocrático.
En esta regresión protagonizada por el tabasqueño, ahora desde Palenque, dispuso todo
para que solo sus cercanos operaran desde el Poder Judicial. Otra muestra más se da solo
con echar un ojo a quienes componen la flamante Comisión Presidencial para la Reforma
Electoral que encabeza un ya desgastado Pablo Gómez.
La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez; el famoso Pepe Merino, titular de la
Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones y por ende, amo y señor en el
tema de la controvertida Ley de Telecomunicaciones; Ernestina Godoy, consejera jurídica
de la Presidencia; Lázaro Cárdenas Batel, jefe de la Oficina de la Presidencia; el
impresentable Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de asesores de la presidenta, que
parece más bien su enemigo y el polifacético Arturo Zaldívar, expresidente de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, ahora más que rendido a los deseos de esta errada y
llamada cuarta transformación.
Pero ese es otro cantar, el caso es que el quasi ministro presidente de la Corte se ha
dedicado a prometer, porque eso no empobrece, lo que se supone que va hacer en cuanto
tenga un pie en la SCJN; de ahí a que lo cumpla, quien sabe. Por lo pronto, señaló:
“La puerta principal de la Corte se va a abrir al pueblo en general y vamos a estar abiertos
a dialogar con todos”.
Lo que no se puede soslayar es que en el máximo tribunal, existe desde hace tiempo
fundada preocupación porque los empleados no sabe qué va a ocurrir con ellos y con sus
palabras, Aguilar Ortiz quién sabe si aclaró algo este panorama o sembró mayor
incertidumbre; sí, más bien o segundo.
A partir de su toma de posesión, el presidente de la SCJN electo dijo que reorganizará
todo el aparato de ésta. Más allá de “acercar la justicia al pueblo”, frase que no se cansó
de repetir, el primer ajuste que piensa hacer es recortar sueldos, que irán a la baja, y
personal, y eso sí lo va a cumplir porque trae “línea” de Palacio Nacional y de Palenque.
DESESPERADA PRESIDENTA SHEINBAUM
Finalmente, la que se vio muy mal fue la presidenta Sheinbaum quien desde su
gustadísima “mañanera del pueblo”, arremetió una vez más en contra de los actuales
miembros de la Corte al cuestionarles el por qué convocaron a una sesión extraordinaria
el próximo 19 de agosto.
Por lo visto, ya le urge a la jefa del Ejecutivo meter mano en el Poder Judicial. Los
ministros salientes no tiene por qué darle explicación alguna y eso la trae asoleada
De cualquier manera, Sheinbaum especuló: “A lo mejor quieren revisar los impuestos de
alguien que debe mucho. Si no es así, deberían explicar el motivo de esta convocatoria,
porque ayer se suponía que era la última reunión”.
La anterior fue una alusión directa al presidente de Grupo Salinas, Ricardo Salinas Pliego,
quien en más de una vez ha llamado a la jefa del Ejecutivo a que no se meta en asuntos
que no le competen. Esta actitud, refleja toda la frustración de Sheinbaum Pardo porque
nadie la hace caso. ¿Por qué está tan desesperada la presidenta?, eso es lo que ella misma
debería explicar.
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