La oposición, PRI y PAN, porque Movimiento Ciudadano, siguió en aquella de hacerla de
“patiño” del oficialismo y con el flamante Jorge Alvarez Maynez como su nuevo líder,
pues todavía más, no se prestó para que las tan llevadas y traídas elecciones de jueces,
magistrados y ministros fueran sometidas al finísimo procedimiento digno de una feria o
kermesse de la tómbola para “seleccionar” a los candidatos y candidatas que competirán
el primer domingo de junio.
Nuevamente, el no menos flamante presidente de la Mesa Directiva del Senado de la
República, Gerardo Fernández Noroña, aspiró a ser niño gritón de la Lotería Nacional y
con algo así como una hora y media de retraso, en la Cámara Alta inició el circo mediante
el cual, Morena y rémoras pretenden ajustar las listas de candidatos que correspondían
al Comité de Evaluación del Poder Judicial de la Federación, (PJF), cuyos integrantes
renunciaron la víspera en parte, para evitar esta burda kermesse.
De forma paralela, el dilema que tiene frente a sí la ciudadanía es participar o no en esta
burla. La mayoría piensa que no hay que hacerle el juego al oficialismo pues por lo visto
hasta el momento, será Morena quien imponga a sus candidatos y a ver qué moronas les
deja a sus rémoras.
En base a todo lo anterior, bien vale la pena hacer un recuerdo que nos remite a un país
que el partido guinda y asociados adora: Venezuela porque en este sentido, las
comparaciones no son tan odiosas.
Hay que empezar recordando que hace 26 años, el entonces presidente de dicho país,
Hugo Chávez, emprendió su objetivo de contar con jueces amigos en su círculo cercano,
sabedor de que para obtener el control completo del Tribunal Supremo de aquella
nación, debería asegurarse que la mayoría de los ministros que lo componen estuvieran
de su lado y así lograr una Corte que cumpliera todos sus deseos, es decir, a modo.
En la estrategia del hoy extinto presidente venezolano, estaba desprestigiar al Poder
Judicial ante los ojos de la sociedad para contar con una legitimidad que le permitiera
avanzar.
La Carta Democrática Interamericana de puño y letra de Hugo Chávez especificaba la
necesaria “separación e independencia de los poderes públicos”
Entonces, Human Rights Watch calificó la maniobra chavista de “flagrante” y advirtió que
tal atropello “agravaría la falta de independencia judicial”, lo que por cierto ocurre hasta
el momento.
la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que
encabezaba la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, advirtió sobre la precariedad del
Poder Judicial en Venezuela. “La independencia del sistema de justicia se ha visto
socavada considerablemente por la inseguridad en la tenencia de jueces y fiscales; la falta
de transparencia en el proceso de su designación; las condiciones de trabajo precarias; y
la interferencia política”.
Diversos analistas a nivel mundial, analizaron esta situación para concluir que el Tribunal
Supremo de Justicia de Venezuela “está tutelado por magistrados que han sido militantes
activos e incluso diputados del partido de gobierno, el PSUV”.
Algo muy importante señaló Mármol de León, al subrayar la importancia de la
independencia de los Poderes en cualquier territorio: “No hay esperanzas de ejercer
derecho alguno en Venezuela. No hay instancias a las cuales acudir. El Poder Judicial es la
bisagra entre los otros dos poderes. Cuando se toma esa bisagra, no hay esperanza de
democracia”.
Y añadió: “Hay magistrados que no tienen el perfil ni académico ni jurídico para estar allí,
son paracaidistas que están allí para complacer al gobierno”,
El Poder Judicial se convirtió entonces en apéndice del Ejecutivo y eso es precisamente lo
que va a ocurrir en México, que con Morena, sigue los pasos tanto de Hugo Chávez como
de Nicolás Maduro.
MUNICIONES
*** Menudo ridículo de la serie que ha encabezado hizo ni más ni menos que la ministra
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Lenia Batres Guadarrama cuando le solicitó
al INE de Guadalupe Taddei que en la elección de jueces, magistrados y ministros le
pongan esa especie de sobrenombre que ella misma acuñó, el de: “la ministra del
pueblo”, mejor deberían de regresarla a la vecindad de donde salió. Por lo visto, el gusto
por hacer el ridículo viene de familia. Ahí está el director del ISSSTE, Martí Batres, anda
muy activo promocionando el Súper ISSSTE, “lleve, lleve las frutas y verduras”, mientras
los hospitales de este Instituto, también hacen evidente su falta de medicamentos y de
atención. ¡Qué tal!
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