Si la autodenominada “ministra del pueblo”, Lenia Batres Guadarrama llegó a la Suprema,
Corte de Justicia de la Nación, no fue por sus conocimientos y menos porque estuviera a la
altura de las circunstancias para ocupar un asiento en el máximo Tribunal de la Nación;
dista mucho de eso. Como es bien sabido, llegó por el apoyo total ni más ni menos que del
expresidente Andrés Manuel López Obrador que vio en la ministra 90 por ciento de
lealtad que en esta errada y llamada cuarta transformación puede ser calificada de
sumisión absoluta y no 10, sino cero por ciento de conocimientos.
Ya una vez en la Corte, la susodicha se dedicó a desarrollar su actividad más bien con la
víscera, con todo el estilo de López Obrador e incluso, en varias ocasiones la ministra
presidenta de la SCJN, Norma Lucía Piña y ministros como Javier Laynez Potisek, le
corrigieron la plana ante el evidente desconocimiento de Lenia Batres.
Después, se dedicó a pelear, -así, literal, pelear-, por la presidencia de la Suprema Corte y
tuvo primero dos aliadas, las también marca 4T, Yazmín Esquivel y Loretta Ortiz. Sin
embargo, ahora en la carrera por suceder a la ministra Piña, este flamante trío ha
terminado por fracturarse y por ejemplo, la señora Esquivel de Rioboó y la propia ministra
Ortíz Alhp, aprovechan la menor oportunidad para evidenciar su total falta de
conocimiento y ponerle piedras en el camino.
La “perla” más reciente de que Batres Guadarrama no tiene mucha idea, ni la menor, de lo
que hace en la Corte, ocurrió hace dos días, cuando en la Segunda Sala de SCJN, de
manera unánime se votó que quien por cierto quería aparecer en la boleta de las
controvertidas elecciones del Poder Judicial con el sobrenombre de la “ministra del
pueblo”, está legalmente impedida para conocer del amparo interpuesto por el
empresario Ricardo Salinas Pliego, esto, porque Batres no solo hace gala de su vulgaridad
en contra de sus vecinos, sino que en reiteradas ocasiones ha tenido expresiones públicas
hasta agresivas, contra del presidente de Grupo Salinas.
Lo anterior viene a reafirmar que esta ministra afín a la errada y llamada cuarta
transformación, ahora en su segundo piso, definitivamente no garantiza la imparcialidad
que exige el ejercicio de la justicia.
Y lo peor, es que la aludida, ni siquiera estaba enterada que ha demostrado un prejuicio
evidente contra el empresario. Todo pasó, Batres, muy, pero muy enojada se levantó de
dicha sesión en un intento por reventarla, pero debería de reflexionar en que su exclusión
reitera una vez más, que su postura militante e ideológica compromete la objetividad y el
equilibrio que deben regir las decisiones del máximo tribunal del país.
Pero claro, Lenia Batres actúa como el resto de sus correligionarios de Morena, que de
cualquier acto republicano hacen un evento político; el más reciente, la concentración del
Zócalo el fin de semana pasado.
Retomando la exclusión de Batres del referido debate, es necesario subrayar la
unanimidad de esta decisión que sin duda, tiene que ver con la importancia de
salvaguardar la legalidad y la imparcialidad en los procesos judiciales.
Evidentemente la justicia no puede estar sujeta a convicciones personales ni a intereses
políticos, sino a la aplicación estricta del Derecho y eso es algo que tampoco sabe Lenia
Batres.
Por las redes sociales, don Ricardo Salinas Pliego celebró la cordura que tuvieron el resto
de los ministros de la SCJN y le dirigió un mensaje a Batres que por cierto, la hizo enojar
más: “… usted NO iba a juzgar con objetividad e imparcialidad ningún asunto que tenga
que ver conmigo por su agenda personal y política. Son más que evidentes y públicos sus
prejuicios en mi contra y mis empresas, a usted solo le interesa obedecer y servir a los
intereses de sus verdaderos amos”.
MUNICIONES
*** Importante evento se dio ayer en la Cámara de Diputados, instancia legislativa que
firmó un importante Convenio General de Colaboración Académica. Dicho documento fue
signado por el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Baja, Sergio Gutiérrez Luna y
como testigo de honor estuvo el presidente de la Junta de Coordinación Política, (JUCOPO)
en San Lázaro, Ricardo Monreal, quien al hacer uso de la palabra, indicó que la
profundidad del convenio reside en la necesidad que tienen los 500 diputados y diputadas
de aprovechar el enorme capital de conocimiento, sabiduría, tecnología y ciencia que la
máxima casa de estudios tiene y que ahora estará a disposición de la Cámara de
Diputados.
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