En esta confrontación entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el expresidente Ernesto
Zedillo en la que éste último le ha dicho una serie de verdades que han golpeado directo
en el corazón de la jefa del Ejecutivo, -léase, Andrés Manuel López Obrador-, hay, contra
lo que puede suponerse, una semejanza entre ambos.
La presidenta explicó su ausencia, el fin de semana pasado, en el Consejo Nacional de
Morena: “Ni fui ni debo ir al consejo de Morena, lo que hice fue enviar una carta con mis
opiniones, pero lo que ocurre en Morena es cuestión del consejo y de la dirigencia”. Con
esto, marca distancia entre ella como jefa del Ejecutivo y el partido que ayudó a fundar y
aunque no lo logre, eso intenta.
Hace ya muchos años, en el lejano 1994, Ernesto Zedillo, en tiempos de su campaña
rumbo a la presidencia de la República, utilizó una frase para “pintar su rayita” con
respecto al PRI y que aún a la fecha prevalece: la sana distancia, al tiempo que se
comprometió a actuar como “un priísta pasivo” como presidente.
Sin embargo, el paso del tiempo nos enseñó que la sana distancia puede funcionar pero
para las relaciones amorosas, no en política porque no es tan fácil cambiar así nada más
porque sí de camiseta y en el caso de la presidenta, no fácilmente puede deshacerse de su
compromiso con el partido guinda.
No obstante, Sheinbaum tiene algo a su favor: que no todos los distinguidos militantes del
partido guinda están dispuestos a hacerle caso y ha habido más de una muestra de ello.
Puede que la jefa del Ejecutivo se haya “muerto de ganas” por hacerse presente en el
Consejo Nacional morenista que en resumidas cuentas fue un conjunto de “baños de
pureza” por aquí y por allá. La dirigente de este instituto político, Luisa María Alcalde,
ofreció un discurso casi, casi, tan encendido como el que tuvo desde la tribuna de la
Cámara de Diputados, cuando fue a anunciar que Morena se robaba y adjudicaba la
mayoría absoluta en el Congreso de la Unión; en el Consejo morenista subrayó que su
partido nunca de los nuncas mira de arriba para abajo, “a menos que sea para ayudar a
levantar”. Y ¿de veras se la creyó la exsecretaria de Gobernación?
Habrá que ver si tanto “baño de pureza” y humildad se refleja en la militancia morenista;
lo más probable es que no porque sin duda, resulta muy pero muy difícil normar el
comportamiento especialmente de la élite del partido guinda que finalmente hacen lo que
quieren.
MUNICIONES
*** Por lo visto, Claudia Sheinbaum se tuvo que tragar sus palabras, aquellas de que
México no era piñata de nadie. Puede que nuestro país no, pero de que el presidente .de
Estados Unidos, Donald Trump ya se agarró de piñata a la presidenta de México, no hay
dudas y, ¿qué hace la jefa del Ejecutivo?, pues aguantarse y “tragar sapos”, como suele
hacerse en política a la voz de que lo que menos quiere, es polemizar con el controvertido
inquilino de la Casa Blanca, quien un día la califica de simpática y la llama “wonderful
woman” y de inmediato la baja más allá del piso, prueba de ella es que aseveró algo que
puede ser cierto: que la mandataria de México le tiene miedo a los carteles que operan en
nuestro país y por eso no acepta que Estados Unidos envíe tropas a México.
Específicamente, Sheinbaum Pardo dijo en su gustadísima “mañanera del pueblo”: Yo no
quisiera que la comunicación entre el presidente Trump y su servidora, entre Estados
Unidos y México, fuera a través de los medios y declaraciones a los medios, es
una comunicación fluida buena en donde tenemos muchísimos acuerdos”. De lo anterior
bien puede concluirse que falta muy poco para que la presidenta culpe a los medios de
comunicación del “teléfono descompuesto” que se trae con Trump.
*** En el mismo orden de ideas, el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la
República, Gerardo Fernández Noroña, de inmediato se alineó a la postura de Claudia
Sheinbaum respecto a la negativa de que tropas estadunidenses ingresen a México para
combatir los carteles. Señaló el controvertido senador que “esas ayudas no las
queremos”. Se comenta no solo en los corrillos parlamentarios que como en el pasado
cónclave de Morena del fin de semana Fernández Noroña fue el receptor de uno de los
mensajes de la carta de Sheinbaum, en eso de los viajes lujosos al extranjero y encima con
compañía, pues el senador ahora morenista tiene que ver de qué modo queda bien con la
jefa del Ejecutivo. Además, con eso de que en el PT reniegan de él cada vez que pueden no
bajándolo de traidor…
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