Podría tomarse como exagerado, pero no, de ningún modo es osado señalar que en
México es necesario e impostergable defender la libertad de expresión con todo, ante la
amenaza de Morena de acabar con ella mediante el control de todos los contrapesos.
Gran revuelo causó la semana pasada el que el oficialismo, quisiera sacar adelante vía
“fast-track”, para variar, su tan llevada y traída nueva Ley de Telecomunicaciones con lo
que –muchos analistas coinciden-, se está dando otro paso más en la ruta que se ha
marcado el partido guinda para tocar base en el autoritarismo.
A grado tal llegó el rechazo de la oposición y de buena parte de la ciudadanía que el
flamante presidente de la Junta de Coordinación Política, (JUCOPO) del Senado de la
República, Adán Augusto López Hernández, el pasado viernes anunció que por sus
apreciables instrucciones, la bancada morenista había decidido abrir, a partir de hoy, “un
proceso de diálogo abierto, plural y constructivo con todos los actores económicos,
sociales, académicos y técnicos involucrados e interesados en la Ley en Materia de
Telecomunicaciones y Radiodifusión.
Este proceso de diálogo será coordinado por la JUCOPO y acompañado por las comisiones
dictaminadoras correspondientes, con el propósito de enriquecer el debate legislativo
mediante la participación activa de todos los sectores.
En esta etapa, se privilegiará la escucha, el respeto y la construcción de consensos que
respondan a las legítimas preocupaciones de la ciudadanía, así como a los desafíos
tecnológicos y económicos del país”.
Los anteriores párrafos van más bien dirigidos a apaciguar toda la marea y señalamientos
que se desataron en torno a la Ley de Telecomunicaciones que es en sí misma todo un
despropósito, pero también constituyen demagogia pura y para comprobarlo, todo es
cuestión de recordar cuando el oficialismo hizo otros foros abiertos sobre temas
relevantes como la controvertida reforma Judicial y al final, éstos se volvieron un diálogo
de sordos e incluso, se prohibió la participación de las voces disidentes, las que no están
de acuerdo con Morena y rémoras.
De tal suerte y visto lo anterior, no hay nada que garantice que los del oficialismo no
vayan a tener exactamente la misma actitud en este foro que supuestamente arrancará
hoy en torno a la nueva y draconiana Ley de Telecomunicaciones. He ahí donde se
encuentra la demagogia en el discurso de López Hernández.
Ahora bien, aquí salta un hecho paralelo y habrá que medir la influencia que pueda tener
en la discusión de dicha Ley.
Resulta que el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Gerardo
Fernández Noroña, no sale de una cuando ya se metió en otra y el sábado pasado, hubo
de probar la hiel del rechazo y el abucheo por parte de quienes fueran sus correligionarios
y en un Congreso del Partido del Trabajo, (PT), salió por cuerdas el senador.
El dirigente de este instituto político, Alberto Anaya, quiso medio componer la cosa
subiendo a las redes sociales una disculpa pública: “Noroña es y seguirá siendo nuestro
amigo, compañero de causa", pero hay que considerar que aunque sea el líder petista, la
voz de Anaya no es la única en ese partido; y si no, que le pregunten al coordinador de la
fracción parlamentaria del PT en la Cámara de Diputados, Reginaldo Sandoval, quien
desde hace tiempo viene declarando que las relaciones entre su partido y Morena, están
“congeladas”, esto, porque el partido guinda también hizo lo propio con el PT luego de la
discusión del desafuero de Cuauhtémoc Blanco.
¿Será por eso que ahora el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara
de Diputados, Ricardo Monreal, -que como conciliador tiene lo suyo-, tiene la encomienda
de arreglar las cosas con el PT?, no vaya a ser que a la hora de la discusión en el pleno de
la Ley de Telecomunicaciones, este instituto político le vaya a jugar las contras a Morena.
Quién sabe.
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