En esta errada y llamada cuarta transformación ahora en su segundo piso, la regla básica
es seguir “a pie juntillas” las órdenes dictadas desde Palenque, lo que aplica a la
perfección en muchos casos, especialmente en lo referente a Pemex, que terminó por
volverse uno más de los “elefantes blancos” ni más ni menos que de Andrés Manuel
López Obrador, así que la paraestatal pasó a tener un lugar muy especial junto al Tren
Maya, el AIFA y la refinería que no refina, Dos Bocas, solo que la paraestatal terminó por
convertirse en un Pemexproa, ¿o no?
Con razón hace ya varios días, el exdirector de la paraestatal, Octavio Romero Oropeza no
quiso mencionar ni de lejos el desastre que había dejado en Pemex y que lo apuntala
rumbo a su destrucción total. Esta situación puede resumirse en un conocido refrán: la
actual administración se dedica única y exclusivamente a “echarle dinero bueno al malo”,
como si no tuvieran que gastar en otra cosa, olvidando que para los programas sociales
anunciados por aquí y por allá por la propia presidenta Claudia Sheinbaum, no hay
recurso que alcance.
En Pemex, otro reguero dejó López Obrador, en una situación muy similar a la falta de
medicamentos, sí, esos que la flamante Sheinbaum Pardo promete un día sí y al otro
también que ya no tardan en llegar a los distintos puntos del país.
Pero, ¿cómo van a llegar si a los proveedores simple y llanamente, no se les ha acabado de
pagar?, esto desde los tiempos del mentor de la jefa del Ejecutivo y en el caso de México,
se trata de proveedores estadunidenses, así que como están las cosas en la relación
bilateral pues no hay mucho que se pueda esperar.
Esta crítica ya la veían venir desde el PRI, el único partido que dicho sea de paso, se ha
convertido en la real oposición de esta errada y llamada cuarta transformación, ahora en
su segundo piso.
Cierto es que la que fuera la empresa más importante de México, en manos del
oficialismo guinda entró de manera irreversible en una grave crisis producto de tres
factores muy importantes: la ambición, la ineptitud y la corrupción del partido Morena
que, por si todo lo anterior resultara poco, ha demostrado con creces que ha sido
cómplice de la caída de Pemex.
A lo anterior debe unirse el huachicol y la manera impune en la que lo ejerce la
delincuencia organizada con el permiso del partido Morena.
Ya en datos duros, el año pasado, el robo de combustible en zonas marinas y centros de
almacenaje le costó a Pemex más de dos mil 792 millones de dólares, lo que representa
más del 10 por ciento de todo el combustible robado en las últimas dos décadas.
NOROÑA Y SUS ÚLTIMOS PATALEOS
El oficialismo ya demostró que no puede con dos cosas a la vez por eso, en la sesión de la
Comisión Permanente impidió que se abordara un tema crucial y ya bien conocido: el
escándalo de Adán Augusto López Hernández y el encargado de ello fue ni más ni menos
que Gerardo Fernández Noroña, que ya demostró que algo ha de querer del exsecretario
de Gobernación y por eso tan afanosito.
A lo mejor, Fernández Noroña está dando sus últimos pataleos para ver si de pura
casualidad consigue reelegirse en la Mesa Directiva de la Cámara Alta, en el caso de que la
también morenista Laura Itzel Castillo no quedara en esa posición. ¿Será?
Total, el caso es que la vicecoordinadora del PAN en el Senado, Mayuli Latifa, propuso que
se agendara ese controvertido tema en la sesión de la Comisión Permanente, pero el
senador Fernández Noroña dio tanta maroma que hasta se cansó y finalmente lo
consiguió, esto es, censurar a la oposición para que no se hablara del escándalo que ya
trae “asoleado” a López Hernández.
Una pregunta más: ¿qué habrá querido decir el quasi expresidente de la Mesa Directiva de
la Cámara Alta con aquello de que “si había condiciones, los legisladores de Morena están
listos para dar el debate”? Esto podría hablar de una evidente incapacidad por parte de
los guindas para defender a su coordinador y en general, para todo.
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