Esta errada y llamada cuarta transformación, ahora en su segundo piso, sigue los pasos de
la administración anterior, es decir, la de Andrés Manuel López Obrador, quien conforme
a su costumbre de destruir todo lo que toca, la política internacional mexicana no fue la
excepción y como es bien sabido, utilizó embajadas y consulados para premiar a sus más
fieles y leales cercanos y le dio otra utilidad, digamos, más política, la de cooptar a quienes
fueran militantes de la oposición para sumarlos a su movimiento.
Casos de esta situación hay muchos, por mencionar algunos nombres están: Quirino
Ordaz, exgobernador de Sinaloa, embajador en España; Claudia Pavlovich, hoy nombrada
embajadora de México en Panamá; el exgobernador de Hidalgo, Omar Fayad, que se
encuentra plácidamente como embajador en Noruega; Carlos Miguel Aysa González,
embajador de nuestro país en República Dominicana.
Según se sabe, el exgobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, ya estaba más
que dispuesto a irse a la embajada de México en Inglaterra, como un premio a sus favores,
pero alguien que está enamorada de un “loco adorable”, frenó el nombramiento y pidió
que se dejara en esa posición a Josefa González Blanco. ¿Será?
No hay que olvidar a Rutilio Escandón, que luego de una muy accidentada y errática
gestión al frente del gobierno de Chiapas, donde puras vergüenzas dejó, recienttemente
recibió un generoso premio: el consulado de México en Miami, donde a pesar de llevar
poco tiempo, ya evidenció que nada más no puede con el cargo y como “botón” de
muestra, ahí están los mexicanos que han sido recluidos sin motivo en Alligator Alcatraz,
ante la actitud pasiva del flamante cónsul.
Propios y extraños a esta errada y llamada cuarta transformación ahora en su segundo
piso, forman parte del cuerpo diplomático del partido Morena, que han dejado a
diplomáticos de carrera sin mayor expectativa, marginados, fuera, porque no forman
parte de los entretelones de los que se vale el instituto político guinda para tapar toda su
“ropa sucia”.
Basándonos en todo lo anterior, no está de más señalar que cobra todavía más fuerza el
rumor de que el flamante coordinador de la fracción parlamentaria en el Senado de la
República, Adán Augusto López Hernández, pudiera de un momento a otro después de la
visita del presidente de Francia, Emanuel Macrón, por ahí de diciembre, convertirse en el
embajador de México en la nación gala.
Esto no sería premio, más bien un salvoconducto proporcionado por su propio partido
para que el exsecretario de Gobernación emprenda la “graciosa huída” y librarse de los
señalamientos cada vez más constantes de que el exgobernador de Tabasco, es
presuntamente una de las cabezas de “La Barredora”.
EMBAJADA Y LUNA DE MIEL
La muestra más reciente de que el oficialismo utiliza los puestos diplomáticos como
premios y salvoconductos, se dio ayer, cuando la Comisión Permanente ratificó, con 25
votos a favor y nueve en contra, el nombramiento de Genaro Fausto Lozano Valencia,
como embajador de México en la República Italiana.
El conocido analista, es licenciado en relaciones internacionales por el Instituto
Tecnológico Autónomo de México (ITAM), y cuenta con una maestría en Ciencia Política
por la New School for Social Research de Nueva York, y es candidato a doctor por la misma
institución.
No se podría negar que tiene currículum, pero en estos tiempos, todo indica que el
oficialismo lo está premiando de pasada, con una “luna de miel”. ¿Será?
La senadora priísta Carolina Viggiano, cuestionó en tribuna dicho nombramiento y
subrayó que se trata de una designación hecha a modo y carente de imparcialidad.
“Hoy tenemos el nombramiento de una persona que ha servido al régimen desde un
micrófono. Sus intervenciones en programas como Tercer Grado, mostraron siempre una
posición sesgada y favorable al oficialismo. Resulta vergonzoso. Lo único que faltaría es
haber nombrado a Lord Molécula para confirmar que cumplen al pie de la letra con lo que
critican de otros… México necesita una política exterior de altura”, afirmó.
Por su parte, el diputado panista Federico Dörng, juzgó que México está viviendo un
mundo bizarro en el que a los que son periodistas críticos y no aplaudidores le echan la
“censura del bienestar.
Recordó el panista que Lozano se ufanaba de ser crítico e independiente así como un
supuesto ejemplar defensor de derechos humanos, pero a todas vistas está que de mil
amores aceptó su nueva responsabilidad diplomática y por ello, esta errada y llamada
cuarta transformación, ahora en su segundo piso, le premia su actitud corifea.
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