La inflación llegó a su noveno mes con una tendencia muy clara a la baja, ¿pero qué significa esto para todos? Bueno, por un lado, para el ahorrador y el consumidor es una buena noticia, ya que significa que los productos y servicios que consumimos día a día no presentan incrementos tan grandes –incluso salvajes– como lo vimos en el 2021 y 2022.
Por otro lado, es otra buena señal porque esto implica que Banco de México se vea presionado a comenzar a bajar sus tasas de interés el próximo año, ya que mantener el costo del dinero tan alto en general no es bueno para nadie.
En ese sentido, en WR’s Prime creemos que se generaron las condiciones necesarias para mantener este camino, considerando principalmente los recientes anuncios de Banxico e incluso de la Reserva Federal, donde ambos bancos centrales decidieron dejar en pausa los aumentos a las tasas de interés; esto quedó aún más claro si consideramos que, pese a que no han alcanzado sus objetivos, avanzarán con cautela.
¿Es momento de festejar para México? No exactamente, vamos por buen camino, pero no podemos cantar victoria, porque hay otros elementos, principalmente en el contexto internacional, que podrían retrasar todo de nuevo: por ejemplo, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que no termina, además del conflicto de Israel y Hamás, que incluso podría escalar e involucrar a más naciones; además, consideremos un factor más en Estados Unidos, el sobreendeudamiento que viene arrastrando y le podría cobrar factura. Todos estos son factores podrían generar presiones adicionales a la inflación en nuestro país.
De hecho, estos factores internacionales también provocan que los bancos centrales avancen con demasiada cautela. Y se entiende esta postura, porque tenemos que recordar que es la función de un banco central, mantener claros los objetivos de un país y protegerlos para alcanzarlos. Es una de sus principales obligaciones, por lo que también es congruente esta postura estricta con ciertas decisiones en política monetaria.
Por ahora es difícil pronosticar qué tan controlados estarán los precios, pero definitivamente, si nada se sale del camino –como por ejemplo un nuevo conflicto bélico a mayor escala–, todo indica que podríamos esperar un final de año e inicios de 2024 con la inflación más amigable, más controlada y manteniendo esta clara tendencia a la baja… Y si todo sale bien, los bancos centrales podrían llegar a sus objetivos a finales de 2024 o principios de 2025.