La carta oficial del presidente Trump a la presidenta Sheinbaum fechada el 11 de julio fijó con claridad los tres temas básicos de la relación bilateral en este cuatrienio americano que comenzó el pasado 20 de enero: drogas, proteccionismo mexicano y tercerización en componente de exportación.
La Casa Blanca ya había decidido imponer aranceles de castigo por el tema central del interés de Trump: el fentanilo que se produce en México y se contrabandea hacia EU para atender la demanda de los millones de adictos estadunidenses. A pesar de tenues cambios en la estrategia mexicana contra el narco, Trump consideró que “México aún no ha detenido a los cárteles que intentan convertir a toda América del Norte en un patio de recreo del narcotráfico”.
De enero a la fecha, la estrategia mexicana de seguridad ha intensificado el decomiso de huachicol –que no es del interés de seguridad nacional de Washington– y también ha logrado destrucciones de algo de fentanilo, pero en EU consideran que son cargas bajas en función de aproximadamente cinco años de producción y contrabando de esa droga hacia el interior de EU que han producido muertes anuales de 100 mil adictos por sobredosis.
El conflicto narcoarancelario EU-México que se definirá hoy jueves para iniciar el viernes 1 de agosto se basa en la carta de Trump. Por ello la importancia de revisarla otra vez de manera textual para saber de qué estamos hablando, más allá de tensiones, enojos y decepciones.
A pesar de nuestra sólida relación, recordará que Estados Unidos impuso aranceles a México para lidiar con la crisis del fentanilo en nuestra nación, la cual se debe, en parte, al fracaso de México para detener a los cárteles que están compuestos por las personas más despreciables que jamás hayan caminado sobre la Tierra, de introducir estas drogas en nuestro país. México me ha estado ayudando a asegurar la frontera, pero lo que México ha hecho no es suficiente. México aún no ha detenido a los cárteles que intentan convertir a toda América del Norte en un patio de recreo del narcotráfico. Obviamente, no puedo permitir que eso suceda! A partir del 1 de agosto de 2025, cobraremos a México un arancel del 30% sobre los productos mexicanos enviados a Estados Unidos, aparte de todos los aranceles sectoriales.
Las mercancías transbordadas para evadir aranceles más altos estarán sujetas a ese arancel más alto. Como saben, no habrá arancel si México, o las empresas dentro de su país, deciden construir o fabricar productos dentro de Estados Unidos y, de hecho, haremos todo lo posible para obtener las aprobaciones de manera rápida, profesional y rutinaria. En otras palabras, en cuestión de semanas si por alguna razón deciden aumentar sus aranceles, entonces, la cantidad que elijan para aumentarlos se agregará al 30% que cobramos.
Además, debo mencionar que el flujo de fentanilo no es el único desafío que tenemos con México, que tiene muchas políticas arancelarias y no arancelarias y barreras comerciales que causan déficits comerciales insostenibles contra Estados Unidos. El déficit comercial es una gran amenaza para nuestra economía y, de hecho, para nuestra seguridad nacional.
Si México tiene éxito en desafiar a los cárteles y detener el flujo de fentanilo, consideraremos un ajuste a esta carta. Estos aranceles pueden modificarse, al alza o a la baja, dependiendo de nuestra relación con su país. Nunca se sentirá decepcionado con los Estados Unidos de América.
A lo largo del diferendo en narcotráfico entre las dos naciones, México ha sido muy tibio en señalar un hecho inocultable: la droga que se produce y se contrabandea se destina a satisfacer la demanda de droga de los adictos estadunidense, entre 30/50 millones de personas. Bajo las narices de la Casa Blanca, de la DEA y de la estrategia de Justicia, oficialmente se reconoce que nueve cárteles mexicanos del narcotráfico se asentaron dentro de EU y tienen el control del contrabando en territorio americano, la distribución de la droga hacia los 50 estados americanos, la venta al menudeo en las calles y el lavado de los recursos delictivos. Y en estos años nada, pero nada de nada, ha hecho la Casa Blanca para romper en su territorio el círculo perverso del narcotráfico.
Mexico sigue manteniendo la estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos”, ha aumentado decomisos de huachicol y algo de fentanilo y no ha destruido la infraestructura productiva, delictiva y política del narco en México del narco que se incrustó en el Estado y le expropió partes importantes a la soberanía territorial del Estado.
Trump decidirá hoy el tono, profundidad y sensibilidad de sus relaciones con México
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