Sostener una relación romántica requiere madurez y conlleva una serie de responsabilidades afectivas, por lo cual, lo adecuado es iniciar una de ellas cuando realmente se esté preparado. Sin embargo, poco más de la mitad de los adolescentes ya fue partícipe de una relación.
Así lo revelan los datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica de Relaciones en los Hogares, mostrando que a los 15 años de edad, el 52% de los adolescentes ha experimentado una relación de este tipo.
Durante la adolescencia, las personas experimentan un constante autodescubrimiento, mientras se forja su personalidad. En esta etapa, puede desencadenarse la atracción por otras personas para, posteriormente, llegar al inicio de una relación sentimental.
Existen tres tipos de atracción: la atracción física, la atracción emocional y la atracción cognitiva, señaló la Mtra.Elisa González, Psicóloga del Departamento psicopedagógico de la Preparatoria CETYS Campus Mexicali.
“Encontrando que el 90% de los jóvenes en México empiezan una relación de noviazgo por atracción física, a diferencia de los adultos de mayor edad, quienes buscan más la atracción emocional y cognitiva, esto quiere decir que la persona de su interés debe tener proyectos, metas y un trabajo consolidado”.
En el proceso de aprender a regular sus emociones, añadió la especialista, los jóvenes podrían ejercer o ser víctimas de la violencia en el noviazgo, refiriendo que el 76% de los jóvenes mexicanos entre 15 y 24 años han sufrido ese tipo de violencia. De ellos, el 41% de los casos suele ser por celos y el 25% porque la pareja tiene muchos amigos.
En ese sentido, la Experta CETYS invitó a los jóvenes a reflexionar sobre lo que se busca en una relación antes de iniciarla, cuestionándose ¿Qué quiero en una pareja? ¿Qué no quiero? ¿Qué es negociable? y, en caso de ya tener una, realizar ejercicios de actualización, que consisten en hablar de forma periódica sobre cómo se sienten y qué piensan acerca de la relación los miembros de la pareja, lo cual ayuda a que la relación se fortalezca, basada en la comunicación y en la plenitud, concluyó la Mtra. Elisa González.