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Cuando en 2018 Andrés Manuel López Obrador, ya investido con la Banda Presidencial,
dijo a voz en cuello “amnistía: perdón y olvido”. Meses después espetó “abrazos, no
balazos”, años después remató “respetamos a las bandas, porque también son humanos”,
jamás, millones de mexicanos, imaginamos que esas palabras serían el empoderamiento
de la Bota Militar, por miedo, sumisión, temor, colusión, entreguismo o dimisión al verde
olivo, que el Peje, con sus 30 millones 100 mil votos legítimamente ganados en las urnas,
entregaría La Plaza (México), dimitiría ante los botones dorados.
A lo largo de 5 años, como el moho en la humedad se filtra entre las paredes, Luis
Crescencio Sandoval, General Secretario de la Defensa Nacional y el Almirante, Rafael
Ojeda Durán, Secretario de Marina, fueron penetrando en la mente, decisiones,
preferencias, consentimiento de López Obrador en las resoluciones de la Transformación de
4ª, al grado de crear el 4º Poder (no constitucional) sino de facto, en el 80% de la
administración pública federal, sin las atribuciones legales que la Carta Magna mandata al
sector de las armas.
De suyo, el ejército tiene la obligación de defender la integridad, independencia y soberanía
de la Nación. Garantizar la seguridad interior. Auxiliar a la población civil en caso de
emergencia. Realizar labores cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país.
Como leerán, literalmente, hoy en la T4a, la Sedena no realiza las actividades propias de su
responsabilidad constitucional.
Por su parte la Armada de México, recibe la encomienda de salvaguardar la vida humana en
el mar y en las aguas nacionales, mediante operaciones de búsqueda, rescate y salvamento
en aguas marinas nacionales e internacionales y en todas aquellas en las que el Mando
Superior lo ordene.
Como leerán, literalmente, hoy en la T4a, la Marina no realiza las actividades propias de su
responsabilidad constitucional ¿O me equivoco?
Para nada. Insisto en este (des) gobierno lopezobradorista las fuerzas armadas están
convertidas en albañiles, peones, maistros de obra, arquitectos, choferes, camorreros, rompe
marchas y bloqueos; ingenieros, empresarios, mudanceros, administradores de puertos,
fronteras, carreteras, policías, “cuida candidatos”, guarros, seguridad presidencial,
constructores de sucursales bancarias del “Bienestar”. Propietarios de línea aérea “Olmeca-
Maya-Mexica”, (antes Mexicana de Aviación), Tren Maya y poseedores de 15 puertos
aéreos: Benito Juárez de la CDMX, Felipe Ángeles, Toluca, Nogales, Nuevo Laredo, Cd.
Victoria, Tamuín (SLP), Uruapan, Puebla, Campeche, Ciudad Ixtepec (Oaxaca), Palenque,
(muy cerca de La Chingada, aldea de López Obrador), Chetumal, Tulum, Loreto (BCS),
terminales, que por decretazo de Andrés Manuel, obsequió a sus guardianes, pues alguna
mañana se levantó de buen humor y dadivoso para complacer a la milicia.
En ningún sexenio anterior (PRI, PAN) los uniformados habían tenido tanto poder como en
la Transformación de 4ª, al amparo/sumisión del merodeador de Palacio Nacional. Tiene su
razón, no legal, inconstitucional, de intromisión en otro poder, de venganza, obediencia,
pues no se entiende por qué López abrió “la cartera” al castrense (presupuesto, partidas
especiales, extensión de financiamiento, dádivas, fideicomisos, etc.) para obras suntuarias,
innecesarias, inútiles como Tren Maya, Refinería Dos Bocas, Central Avionera Felipe
Ángeles, Corredor Ferroviario Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que no son de
utilidad nacional, sino regional y vanidad del narcisista, que hace “caravana con sombrero
ajeno”.
Lo más lamentable –de suyo todo- es que los beneficios económicos, la renta (ingresos) por
la prestación de servicios del tren, corredor del Istmo de Tehuantepec, Felipe Ángeles, no
serán para beneficio social, de la población, para infraestructura urbana, sino “las
ganancias” pararán en los bolsillos de los militares y marinos, porque así lo consignó en sus
enmiendas constitucionales Andrés Manuel. Todo para La Bota, nada para el pueblo.
Por su parte los albos (Armada de México) en la T4a ya se encargan de aduanas marítimas,
marina mercante (antes en manos de civiles), vigilancia callejera. Tiene menos presencia en
la gestión de López Obrador, pues su similar verde Sandoval González, es más ambicioso,
arribista, codicioso pues las obras y presupuestos extraordinarios son privilegiados para el
militar, pese a sus actos de corrupción, nepotismo, simulación, perversión e impunidad.
Quien no recuerda los viajes de terciopelo que el General y su parentela realizan a lo largo
y ancho del mundo, dilapidando, usufructuando los dineros, infraestructura, recursos
económicos, humanos, materiales, logísticos, aviones, helicópteros, vehículos militares para
turistear con cargo al presupuesto de la SEDENA. Cínicamente Sandoval González lo
rechaza, pese a las evidencias exhibidas, divulgadas, mostradas, viralizadas por el grupo de
hackeadores “Guacamaya Leaks” que desnudó al ejército con imágenes, audios, textos,
fotografías, documentos.
En su página “Guacamaya” retoma la opinión del experto en ciberataques, Alberto
Escorcia, quien expresa “con lo poco que he visto, para la escala que es, siento que es
información muy grave. Esto puede provocar un colapso de instituciones por el tema de
corrupción que se ve, cómo se mueven los contratos (del ejército con particulares y
públicos), los operativos militares. Es una radiografía de la historia de la corrupción
mexicana y la represión en los últimos 10 años”
Pese a la exhibida pública en redes sociales, medios de comunicación dignos (no La
Jornada, El Universal, Milenio, Excélsior), televisión, radio, revistas, watts, FB, Instagram,
López Obrador eximio a Luis Crescencio y siguió dándoles presupuestos, obras públicas,
inyección de dinero pulcro, blanco, transparente, para su Central Avionera, inoperante,
semi usada, marginal, a pesar de que en el Presupuesto de Egresos 2022 y 2023 ese
terraplén aéreo recibió cuantiosos recursos. Las rentas de su operación quedan
absolutamente en manos de los militares. Nada para el pueblo bueno y sabio.
Tanto López Obrador como Crescencio Sandoval son insaciables para “robar” dinero
público.
Y conste que en 2018 –durante su campaña- e inicio del fallido sexenio, Andrés Manuel se
comprometió a que en 6 meses (mayo de 2019) el ejército regresaría a sus cuarteles, pues
su función no era combatir al crimen organizado en las calles. Ya pasaron 5 años, y no sólo
los devolvieron a las barracas, sino convirtieron en el 4º Poder (no constitucional), sino de
facto. Enriqueció sus alforjas, los convirtieron en constructores de todo, bajo la consigna
lopezobradorista de no molestar, atacar o combatir a la delincuencia organizada, carteles.
La Bota Militar no sólo es el brazo armado, sino la mano derecha de López Obrador. A
todos los actos oficiales, privados, públicos, siempre está “acompañado” como lapa, de un
militar de alto rango o del propio General Secretario. ¿Para espiarlo, vigilarlo, intimidarlo,
advertirle?
Año con año (19 de febrero) el Peje aumenta salario, prestaciones, bondades, privilegios,
ganancias, deferencias a los militares en el Día del Ejército, situación que no hace con otras
instituciones. El 20 de noviembre condecora y asciende a cientos de militares a rangos
superiores. Festines, celebraciones, regalos, rifas. Es decir, en 2 ocasiones al año el
merodeador de Palacio Nacional, mima, consiente, festeja, halaga, apapacha al verde olivo,
lo que no hace con los albos de Marina, ¿presión, exigencia, sumisión, acatamiento, orden
desde Lomas de Sotelo?
¡¡Que se sepa, los militares no están en los cuarteles, sino gozando los privilegios de ser los
consentidos de Obrador!! A 5 años de distancia lean si no.
En una sola sesión de la Cámara de Diputados, el 18 de octubre, las larvas pejistas, Morena,
PT y Verde Ecologista (mayoría simple) aprobaron 2 propuestas legislativas que envió
López, sin que le cambiaran ni una coma, que favorecieron a La Bota Militar.
La primera (por la mañana) “robaron” al Poder Judicial 15 mil 450 millones de pesos de su
presupuesto 2024, desapareciendo 13 Fideicomisos que histórica y legalmente detenta.
Ese recurso volverá a la simulación llamada Tesorería de la Federación, a la que Andrés
Manuel tiene derecho de picaporte para usufructuar dinero digno.
La segunda (horas después) los mismos reptiles autorizaron la creación de un fideicomiso a
favor de la milicia… otra vez la milicia, en el que a los concesionarios (privados) de
aeropuertos en el país Hacienda les cobrará un nuevo impuesto, cuyo destino será las
alforjas de Luis Crescencio Sandoval. Ambos recursos “robados” al Judicial y a
particulares se destinarán… ¡¡atinó!! al Tren Maya y a los 15 aeropuertos donados por
López. Wooow, tanto amor, tanto dinero y tanto poder a La Bota. Vaya miedo.
¿Es o no, la milicia el 4º Poder (no constitucional), sino de facto?
Está claro el mensaje. O nos dan un golpe de Estado castrense o López se blindó para
dejar, motu proprio, en Palacio Nacional, a La Bota, botones dorados, verde olivo.
No es casual, sino causal tanto amor, dinero y deferencia a su brazo armado. ¡Cuidado!
*Colaborador de los Grupos Editoriales Digitales endirecto.mx,
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