Martí Batres Guadarrama quien cobra como jefe del Gobierno de la
Ciudad de México, especialista en marranadas políticas y actitudes
porriles, ante su ineptitud para hacer frente a los graves problemas de la
capital del país, esta semana también se reveló como un magazo, me
acordé de Beto el Boticario, aunque no le llega.
En menos de una hora, Martí el Boticario convirtió las cenizas humanas
que había descubierto la activista Cecilia Flores en los límites de
Tláhuac e Iztapalapa, en restos de animales como se lo ordenó el burlón
de Palacio Nacional.
Ceci Flores como se le conoce a quien encabeza a las madres
buscadoras de Sonora, descubrió, el lunes pasado, un crematorio
clandestino en el lugar arriba citado, lo que provocó que en Palacio
Nacional y en el equipo de campaña de la candidata oficial pusieran el
grito en el cielo.
Batres y su cuñado, el fiscal carnal-patito, de inmediato convocaron,
según ellos, a un grupo de especialistas que en menos de una hora
determinaron que en el lugar había restos de animales, no de seres
humanos como denunció la activista sonorense.
Flores, con su experiencia de búsquedas de personas desaparecidas a
lo largo del estado de Sonora y en otros del país, había denunciado que
se trataba de restos humanos, pero el jefe de gobierno, con su varita
mágica los convirtió en restos de animales.
Fue tal la preocupación en Palacio Nacional que Andrés Manuel López
Obrador llamó a Batres para que en la conferencia mañanera de este
jueves diera rienda suelta a sus mentiras, no sin desacreditar la labor
que realiza Cecilia Flores y que está avalada por organismos
internacionales que le han hecho reconocimientos.
Eso afecta a mi gobierno y a nuestra candidata habría dicho el
tabasqueño al porro del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, quien de
inmediato se puso su Sombrero de Copa o Chistera para tergiversar los
hechos. Así se las gastan los se la 4T.
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En lugar de llamar a Hugo López Gatell para que rinda cuentas y aclare
lo de los 800 mil muertos y los 300 mil que pudieron evitarse en la
pandemia, el presidente López Obrador le manda un abrazo al culpable,
que no es otro que el ex subsecretario de Promoción y Prevención de la
Salud, a quien la Comisión Especial para el análisis de la pandemia del
COVID 19 le demostró que hubo negligencia en el manejo de la
pandemia. En lugar de mandarle un abrazo a Gatell a su oficina o casa
le debería de mandárselo al Reclusorio o al Penal del Altiplano en
donde el doctor muerte debe estar de huésped distinguido…Por cierto el
presidente demostró ayer que la venganza es su fuerte y que le duelen
los libros, que con datos duros, le demuestran el fracaso de su gobierno,
lo que le quieren hacer a María Amparo Casar, no es otra cosa que un
acto de venganza vil por la publicación de su libro: Los Puntos sobre las
Íes, El legado de un gobierno que mintió, robó y traicionó, directo a la
cabeza. A Casar le piden que regrese 30 millones de pesos a Pemex, a
Ignacio Ovalle le piden que se moche de los 19 mil millones de pesos
que se robó de Segalmex y a García Harfuchle dan una senaduría a
pesar del dinero que recibió del cártel de Sinaloa, como lo revela en su
libro la Historia Secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa, la periodista
Anabel Hernández.
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