En su primera sucesión, después de su llegada al poder en 2018,
Andrés Manuel López Obrador, reinventó el sistema político mexicano,
que diseñó Plutarco Elías Calles, que tenía como eje al Partido de la
Revolución Mexicana, con un propósito central la disciplina partidista
para mantener la hegemonía política que duró más de 70 años.
Dicha disciplina se rompió a finales de 1987, cuando Cuauhtémoc
Cárdenas, al frente de un grupo distinguido de militantes priistas, que si
bien no tenían mando de tropa, sí gozaban de prestigio al interior del
partido en el poder.
Cárdenas dijo no a la imposición, al dedazo presidencial en favor de
Carlos Salinas de Gortari, y formó la corriente democrática, que derivó
en el Frente Democrático Nacional, para enfrentar al PRI en las
elecciones de 1988, en la que los priistas tuvieron que recurrir a las más
grotescas trampas para mantenerse en el poder.
¿Cómo hizo López Obrador el rediseño de sistema basado en la
disciplina partidista?
En la reunión que sostuvo el presidente en el restaurante El Mayor de la
Librería Porrúa con los seis aspirantes a la candidatura de Morena para
el 2024, el mensaje del tabasqueño fue claro; que ganara, quien ganara,
debería mantener la disciplina partidista para evitar una fractura que los
pudiera llevar al fracaso en la elección presidencial.
Para esos días, López Obrador ya tenía en su mente, vía dedazo
disfrazado de encuesta, quién sería, la abanderada de Morena para los
comicios del año próximo. Nunca tuvo en su mente a nadie más, que a
Claudia Sheinbaum.
Hay quienes pueden decir que no hubo tal disciplina porque Macelo
Ebrard protestó e impugnó y sigue haciendo pucheros porque la
decisión no le favoreció, lo que pone en duda la disciplina partidista,
nada más falso, porque el ex canciller no representa ni a nadie nada y
al pasar de los días, su protesta se diluye y quedará como la reacción
de su mentor Manuel Camacho Solís cuando el dedo de Carlos Salinas
de Gortari se inclinó por Luis Donaldo Colosio.
Como decía Lupita D’Alessio, “te pareces tanto a mí/ que no puedes
engañarme/” parafraseando a quien se hace llamar la Leona Dormida, a
Morena le queda bien la siguiente estrofa: te pareces tanto al PRI que
no puedes engañarme.
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Claudia Sheinbaum debe poner orden con los lambiscones que creen
que la favorecen cuando se lanzan con estupideces en contra de
Xóchitl, como el pendejo de Víctor Hugo Romo, que confunde la guerra
sucia con las pendejadas, que finalmente benefician a su adversaria.
Sheinbaum debe diseñar una estrategia en la que tampoco el presidente
se lance en contra de la candidata del Frente Amplio Por México. Hay
de guerras sucias a guerras sucias. Hasta ahora, los ataques de López
Obrador y de los lambiscones han hecho subir a la hidalguense en las
encuestas. Si Claudia toma distancia de esas presuntas ayudas,
empezará a demostrar que tiene carácter. Por lo pronto ya manifestó
que no está de acuerdo con demoler la casa de Gálvez como lo plantea
el inútil ex delegado…Cuando se presentan plantones como el de ayer
en la autopista México-Cuernavaca, hay quienes dicen que los que lo
hacen no tienen madre, pero; ¿usted aguantaría 10, 15 o más días sin
agua en sus casa? ¿O cómo los transportistas del Estado de México
que los delincuentes les quitan el producto de su trabajo honesto y de
paso los asesinan cuando no dan su derecho de piso?
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