La Tapatía Toya Gutiérrez, Debutó en Una Carpa
Triunfadora María Victoria, Impuso Su Estilo Único
La Cantante “del Pujidito” y “La Sirena de México”
Paquita Pérez e Inocencia Concepción Escarabarzaleta
En el medio artístico cada actriz, actor, cantante, compositor, tiene
su historia ligada al personaje que interpretan o a una composición
musical, así como a detalles de su origen.
En los años treinta, cuarenta y cincuenta del pasado Siglo XX
surgieron mujeres y hombres de las carpas, que al paso del tiempo
se consagraron en los escenarios teatrales, en los sets
cinematográficos y en la segunda mitad de esa centuria, grabaron
su actuación en los estudios televisivos.
Suele ocurrir que quienes están dotados de facultades para actuar,
cantar, bailar, al igual que los deportistas, los toreros, los escritores,
tienen origen en familias de escasos recursos, aunque los hay que
heredan a los padres o siguen la ruta de los abuelos, así como los
de una clase media o de familias con recursos.
DE LA PERLA TAPATÍA
Conocí personalmente en los años ochenta a una mujer que había
alcanzado no solo la fama, sino reconocimientos y disfrutaba del
cariño popular. Su nombre figuraba en las marquesinas de teatros y
cines. Era una auténtica estrella como cantante, intérprete de
boleros. Como actriz y comediante personificó el papel de sirvienta,
empleada doméstica, “gata”, que muchas estrellas rechazaron.
Triunfal carrera como intérprete de boleros.
María Victoria tiene un historial de 1940 a 2013, ¡73 Años! en el
medio artístico. Respetada, admirada y galardonada.
Llegó a la Capital Mexicana cuando apenas rebasaba los 16 años de
edad. Procedía de ese semillero de artistas, Guadalajara, la cuna de
actrices, actores, compositores, cantantes y bellezas coronadas
como Miss Universo.
Se llama María Victoria Gutiérrez Cervantes.
La admiramos al solo escuchar su nombre artístico, María Victoria.
Imaginen que la jovencita tenía como aspiración ser costurera. ¿Por
qué elegir ese oficio?
Su papá, don Leovigildo Gutiérrez Pérez, era sastre y diseñador de
ropa para hombres. Doña Maura Cervantes Prieto, su mamá, una
sencilla ama de casa.
La familia sino carecía de lo indispensable, los esposos, Leovigildo y
Maura, pasaban penurias para sostener a sus hijos Julio, Martín,
José, Esperanza, Elvira y María Victoria, la que nada más estudió
primero de primaria, según sus biógrafos.
Sus hermanas incursionaron el ambiente. Esperanza estudió baile y
trabajó como segunda tiple, mientras que Elvira dedicó su tiempo a
cantar. No se sabe que hayan continuado.
La familia Gutiérrez Cervantes se trasladó a la Ciudad de México.
Por sus relaciones, don Leovigildo conoció a gente de las carpas y
decidió solicitar una prueba para su hija María Victoria, con dotes
para cantar y logró un trabajo con sueldo de tres pesos, mismos
que aportó para el sostenimiento de la casa.
TOYA GUTIÉRREZ AL ESCENARIO
Fue nada más ni nada menos que el compositor y director de
orquesta Luis Arcaraz, quien la llevó, para participar, al espectáculo
del conocido ventrílocuo, Paco Miller.
Me enteré que nuestra querida María Victoria, fue presentada con
el nombre de Toya Gutiérrez. Saltaron sus aptitudes para el canto.
Pisó escenarios carperos, entre otros el de Las Mil y Una Noche. Su
éxito estaba garantizado, el destino la llevó, a sus 17 años, al más
elegante centro nocturno del Distrito Federal, ahí donde acudía la
alta sociedad, los políticos de moda, la gente “de relumbrón”, El
Patio, en la calle de Atenas, a unos pasos del Reloj Chino, cerca del
edificio de la Secretaría de Gobernación.
Don Vicente Miranda, un empresario visionario y muy humano,
decidió contratar a la joven tapatía. Los colegas, del inigualable
promotor de artistas, le decían que no presentara a “la carpera”.
Sin duda que don Vicente, a quien agradecí sus invitaciones para
asistir al debut de estrellas, tenía muy buen ojo. Lo recuerdo,
porque fue él quien le abrió las puertas a otra jovencita, la
argentina Rosita Quintana, recomendada por Jorge Negrete.
DESLUMBRANTE Y ESCULTURAL
La guadalajareña nacida el 26 de febrero de 1927, veinticinco años
después alcanzaría los primeros triunfos e imponía un estilo muy
personal no solo por su forma de interpretar los boleros, sino por
sus vestidos ajustados, entallados, a su escultural cuerpo, una
cinturita cautivadora y “los pujiditos” al deslizar su voz frente al
micrófono.
Para principios de la década de los años cincuenta, el nombre de
María Victoria era muy familiar. El público la aplaudía a rabiar, en
el Teatro Margo que después sería y fue conocido como Teatro
Blanquita, ahí en la prolongación de San Juan de Letrán, hoy Eje
Central Lázaro Cárdenas. Su dueña original la gran Margo Su.
La cantante, guapa, esbelta, hacía que en ese teatro y donde se
presentara, no quedara una butaca vacía. Triunfo arrollador. Su
fama traspasó las fronteras y llegó hasta los países sudamericanos.
Sus discos, de 78 y de 33 revoluciones, se agotaban al igual que los
álbumes.
Bien, pero, el pero que nunca falta.
El Regente de Hierro, el sonorense Ernesto P. Uruchurtu, como dice
el populacho, “se pasó de tueste”. No solo ordenó cerrar el Teatro
Margo, ¡no!, dictó el acuerdo de derrumbarlo, demolerlo.
¿Por qué la terminante disposición del Jefe del Departamento del
Distrito Federal?
Lea usted la razón uruchurtiana:
“En ese lugar se presentan espectáculos corrientes, vulgares y de
peladaje”.
En el oficio no aparecieron esas palabras, pero, las dio a conocer
Radio Pasillo. En el documento oficial quedó señalado que el teatro
no garantizaba la seguridad de las personas que asistían a las
funciones.
En 1960 la nueva construcción recibió otro nombre, Teatro
Blanquita, en honor de Blanca Eva Cervantes, cuñada de Margo Su,
quien estuvo casada con el empresario carpero y teatral, Félix
Cervantes. En 2015 se bajó el telón. El teatro está abandonado.
Se nos acabaron los teatros de revista, cuyo espectáculo reunía a
cancioneras, cantantes, cómicos, actores que escenifican sketches
de crítica, de sátira.
Tin Tán y su Carnal Marcelo, Clavillazo, Resortes, El Güero Castro y
su pariente El Bigotón Castro, Borolas, divertían con sus rutinas.
Corona y Arau bailarines de Tap, Los Yorsy. Rocanrolera estrella,
Gloria Ríos.
Muchos y muchas más, sin olvidar a Los Tríos: Los Panchos, Los
Diamantes, Los Tres Ases, Los Tres Caballeros, Los Dandys, Las
Hermanas Águila, Las Hermanas Huerta, Las Hermanas Velázquez.
En fin, de esa larga lista hubo quienes acompañaron a María
Victoria, en los Teatros Iris (hoy Teatro de la Ciudad de México y
único en activo), Lírico y Cervantes. También el Teatro Arbeu.
Desaparecieron al igual que el Teatro Tivolí, donde una de las más
famosas por sus bailes fue Yolanda Montes, Tongolele, quien
recién falleció a sus 93 años. Actuó en el Teatro Follies Bergere.
CONSAGRADA COMO ACTRIZ
Siempre ocurre. Todas y todos quieren llegar al estrellato. Cuando
menos lo imaginan, llegan a la cumbre. Reciben el reconocimiento
del público. La lluvia de aplausos parece interminable. Se
transforma la vida del artista.
La popularidad de María Victoria llegó a sus 27 años de edad. Se
convirtió en la consentida del espectador. La idolatraban.
María Victoria es uno de esos personajes y ascendió a lo más alto,
al dar vida a dos modestas sirvientas. El papel le fue ofrecido,
después de que varias actrices lo rechazaron, argumentaron que
“hacerla de gata” no era meritorio.
Uno de los prestigiados directores en la época del Oro del Cine
Mexicano, el capitalino nacido en 1917, Ismael Rodríguez Ruelas,
encaminó a los pasos de la tapatía, en febrero de 1954 cuando
Ismael la dirigió, por primera vez, triunfando en la pantalla grande.
En el medio artístico los cronistas, los reporteros redactores, los
columnistas, la llamaban La Sirena de México, La Sirena que canta
y La Morenaza Mexicana.
Lo de sirena por sus vestidos de fuertes y brillantes colores, le
cubrían hasta los pies y las curvas de su cuerpo reflejaban belleza
acuática.
En los scripts de reparto, surgen la inolvidable Inocencia
Concepción Lourdes Escarabarzaleta de la Barquera y Dávalos
Pandeada Derecha, a la que sus patrones conocerán simplemente
como, Inocencia. También recibirá el aplauso como Paquita Pérez.
La atractiva doméstica le rompe el corazón a su patrón, pero ella no
hace el menor caso. Tiene otros enamorados, un panadero y un
barrendero.
Los enredos jocosos de Paquita, atraen a los cinéfilos. Gozan con la
actuación de estrellas como Carlos Orellana, Luis Beristaín, Oscar
Ortiz de Pinedo, Carlos Riquelme y Rosario Gálvez.
“Inocencia” confirmaría su categoría de actriz al protagonizar en
1971 su segundo éxito en las pantallas grandes, la serie de
televisión La Criada Bien Criada fue llevada a los sets, con un
reparto estelar: Guillermo Rivas, “El Borras”, Arturo “El Bigotón”
Castro, Alejandro Suárez, Xavier López Rodríguez, “Chabelo” y Jorge
Lavat.
Fernando Cortés fue productor y director de ese film. Fernando de
Cortés hijo, estuvo en la producción.
En la serie que produjo y transmitió Telesistema Mexicano (después
Televisa) estuvo en programación semanal, en horario triple A,
durante once años, a partir de 1969.
Actuaron, con María Victoria, Jorge “El Tata” Arvizu, Joaquín García
Vargas “Borolas”, Alfonso Zayas, Begoña Palacios y en cinco
capítulos invitaron al inolvidable Juan Gabriel.
ESPOSA DE RUBÉN ZEPEDA NOVELO
Consumada como estrella, nuestra querida guadalajareña recibía
invitaciones, con paga, para programas televisivos y fue en 1966 al
presentarse en Revista Musical Nescafé donde se encontrara con el
ya famoso locutor y cantante, Rubén Zepeda Novelo.
Se inició el romance y contrajeron matrimonio. Tuvieron dos hijos,
Rubén y Alejandro. En 1974 falleció el ilustre yucateco, su viuda no
volvió a tener relaciones amorosas.
María Victoria tuvo una hija con Manuel Gómez, quien trabajaba en
cabarets. La niña fue registrada como María Esther “Teté” Gómez.
Es fácil decir, escribir y comentar sobre los 73 años en el cine,
teatro, radio y televisión, de María Victoria.
El pasado 26 llegó a sus 98 febreros y recordaremos que desde
1974 asistió el 12 de diciembre, a la Basílica de Guadalupe, para
cantar las tradicionales “Mañanitas” a la Virgen del Tepeyac.
Cierro con las estadísticas: Filmó películas a lo largo de 50 años. La
primera, Canto a las Américas, y 1993, Las Mil y Una Aventuras en
el Metro.
Consagrada como Paquita, en la televisión estuvo de 1962 a 2013,
en éste año su última fue la telenovela Sortilegio.
En teatro queda registrado que de 2011 a 2013 actuó en la obra
Perfume de Gardenia.
Recibió premios y reconocimientos de diversas agrupaciones, pero
el mejor o de mayor importancia lo sigue teniendo: el amor de su
público que sigue deleitándose con La Criada Bien Criada y sus
canciones, así como las películas que hizo junto con otras dos
bellezas, Yolanda Varela y Evangelina Elizondo, Resortes, Andy
Rusell, en temas relacionados con estudiantes universitarios y
politécnicos.
En los años ochenta María Victoria, Alex Cardini y un servidor,
firmamos como testigos de mi gran amiga Yazmín Alessandrini en
su boda con el actor Sergio Silva (qepd), en un restaurant de Las
Lomas de Chapultepec.
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