Tongolele, Más Mexicana Que El Pulque
Conquistó el Aplauso en Teatro y Cine, 50 Años
Montada en Un Burro, Cantaba Paquita
“Me Estás Oyendo Inútil”, “Rata de Dos Patas”
JORGE HERRERA VALENZUELA
Con diferencia de horas, en sus hogares, dejaron de existir dos
mujeres que entraron a las páginas de la historia del ambiente
artístico, por sus dotes en los bailes exóticos, una y, otra, por las
composiciones de despecho hacia los hombres.
En su residencia de la capital poblana, víctima del Alzheimer y a sus
93 años, murió la inolvidable Tongolele. De fulminante infarto,
cuando dormía, en su casa de Xalapa, Veracruz, falleció Paquita la
del Barrio, de apenas 77 abriles.
Una coincidencia en ambas, desde pequeñas dieron muestras de
sus dotes artísticos. La nacida en Washington, antes de cumplir 15
años ya era integrante del Ballet Internacional de San Francisco,
California. Montada en burro, la niña veracruzana gustaba de ir
cantando “para quitarse el miedo de ir sobre el lomo del animal”.
“TONGOLELE”, IMPACTANTE
Así pues, Yolanda Ivonne Montes Ferrigton, era una quinceañera
cuando llegó a la Ciudad de México. Emigró, en 1947, “para probar
suerte”. Dejaba huella en el mencionado ballet. Deseaba triunfar.
No confirmé si la acompañaban sus padres y donde vivió en el
Distrito Federal. Hay un vacío de información, casi un año.
Hija del mexicano Elmer Sven Montes y de la tahitiana-
estadounidense Edna Pearl Ferrigton, era una consumada bailarina.
Alta de estatura, ojiverde, labios sensuales, cinturita y un cuerpo
verdaderamente escultural.
Se distinguía por un mechón de cabello blanco que lucía del lado
derecho de su cabeza.
Hermosa la curvilínea bailarina, fue pionera de la época de las
exóticas, rumberas, vedettes, a partir de la segunda mitad del Siglo
XX. Meche Barba, mexicana. Llegaron de Cuba Amalia Aguilar,
Ninón Sevilla, Rosa Carmina, María Antonieta Pons y Mary Esquivel.
El empresario Américo Mancini supo de la presencia, en México, de
la que sería llamada “Diosa Pantera” y la contrató para que
debutara en el Teatro Tivolí con sus bailes tahitianos y africanos.
La joven impactó desde la primera función en el mencionado
escenario, de la primera calle Libertad, Colonia Guerrero.
El triunfo obtenido por Tongolele, la noche del viernes 27 de
febrero de 1948, quedó registrado en las páginas del diario El
Universal, informando que el público vio “en acción la sensualidad
hecha baile, en la estrella de mirada felina”.
En la misma ocasión hacía su debut el comediante Roberto “El
Panzón” Soto. Se resumió con el titular periodístico, “Todo México
aplaude el grandioso espectáculo que encabezan Soto y
“Tongolele” en el Tivolí”.
ORIGEN DEL APODO TONGOLELE
La versión más creíble sobre porque Yolanda Montes adoptó el
sobrenombre de “Tongolele”, la dio ella misma.
Fusionó dos vocablos, africano y tahitiano, originales de Congo y
Tongo. Así surgió el apodo. Quería que sonara fuerte, como el ruido
que producían los timbales y los tambores que le acompañaban en
sus rítmicas ejecuciones sobre el tablado.
En esos días se llegó a decir que el público le gritaba “¡Tongolele!”.
Ni ella ni Mancini dieron por cierta esa afirmación, pues al ser
presentada por primera vez, el anunciador dijo “y…ahora, aquí, con
ustedes, distinguido público… ¡Tongolele!”.
Impactante la presencia de la jovencita norteamericana, con sangre
mexicana y tahitiana, tuvo una difusión su espectáculo que atrajo la
mirada de productores y directores cinematografistas.
Llegó a los sets para intervenir en la película Nocturno de Amor,
estelarizada por otra belleza, Miroslava Stern. El galán, Víctor
Junco. El director, Emilio Gómez Muriel.
Seguiría con éxitos como El Rey del Barrio, con Germán Valdés, “Tin
Tán”. También trabajó bajo la dirección de “El Indio” Fernández. Su
rotundo éxito lo alcanzó con el film “Han Matado a Tongolele”,
dirigida por otro de los grandes, Roberto Gavaldón.
MADRE DE GEMELOS
Mientras crecía su fama y no dejaba de actuar en los escenarios
teatrales, en los centros nocturnos y en los cabarets de primera
categoría, Tongolele cayó en las redes del amor y a los 18 años de
edad contrajo matrimonio con el músico cubano Joaquín González.
Él llevaba el ritmo de las danzas tahitianas y africanas.
La boda fue en Nueva York.
Por esa época, Joaquín era llamado “El mago del tambor”. Yolanda
llegó a México “para probar suerte” y se convirtió en una mexicana
cien por ciento. “Más mexicana que el pulque”, la prensa así le
llamó en la Época de Oro del Cine Mexicano.
De esa unión nacieron Rubén y Ricardo. Los gemelos González
Montes. El papá murió en 1996, tras 46 años de vida al lado de
quien le sobrevivió hasta el domingo 16 de febrero de 2025.
Tongolele se mantuvo siempre en forma y terminó su carrera
artística en 2015. En el cine, 26 películas, y en la televisión tres
telenovelas. Cincuenta años deleitándonos con la ejecución de los
más cadenciosos y exóticos bailes.
Compartió créditos en los sets con Manuel “El Loco” Valdés, Oscar
Pulido, Tony Aguilar (después Antonio Aguilar) y en el extranjero
con Boris Karloff.
En aquellos años 50s, en la Capital Mexicana, teníamos Teatros de
Revista, llamados así porque programaban una variedad por
espacio de dos horas, donde desfilaban cantantes, bailarinas,
comediantes, cómicos. Funciones moda, tarde y noche.
Apunte: Teatro Lirico, Teatro Iris (hoy de la Ciudad de México),
Follies Berger, Teatro Cervantes, Teatro Margo (después Blanquita),
Carpa Río, Carpa Vizcaínas. Esos son los escenarios que recuerdo.
PAQUITA Y SU DECEPCIÓN
En el municipio Alto Lucero, en tierras veracruzanas, quedó
registrada la niña Francisca Viveros Barradas. Nació el 2 de abril de
1947 y siempre al cuidado de su mamá, doña Aurora Barradas.
Después la abuelita se hizo cargo de sus nietos, porque la joven
madre decidió salir hacia el Distrito Federal.
La historia de Paquita tiene un inicio muy singular.
Desde los doce años de edad ya deleitaba con su voz a grandes y
chicos, porque sus profesores de Primaria la incluían en los
festivales. Interpretaba canciones del gusto veracruzano. Todavía
no surgía la compositora de Rata de Dos Patas, Tres Veces Te
Engañé y Cheque en Blanco.
Su vocación de cantante la tuvo desde antes de su adolescencia y
cuentan que cuando iba “por mandados”, se subía al lomo de un
burro e iba entonando sus canciones. Esa era la pequeña que, de
adulta, hizo famosa la frase, “Me estás oyendo inútil”.
Bueno, pero, el pero que nunca falta, ¿por qué dejó el hogar y
marchó a la Ciudad de México?
Paquita terminó la primaria y entró a trabajar en la Oficina del
Registro Civil Municipal y ahí conoció a Miguel Gerardo Martínez,
tesorero de la localidad. Noviaron y decidieron casarse. Nacieron
Iván Miguel y Javier González Viveros.
Resultó que Miguel Gerardo era casado y tenía otra familia, además
le llevaba casi 20 años a su joven esposa, la que rompió el
compromiso. Decepcionada, dejó de trabajar. Hizo maletas y junto
con su hermana Viola. Viajaron a la entonces hospitalaria, segura y
hermosa Ciudad Capital.
DUETO “LAS GOLONDRINAS”
La mujer estaba decidida a triunfar en el medio artístico. Su
hermana también cantaba y formaron el dueto denominado “Las
Golondrinas”. Buscaron ser contratadas. En la Colonia San Rafael,
las puertas de la cantina “Fogata Norteña”, se abrieron para las
hermanas Francisca y Viola.
Ahí, deleitaron a los comensales, una temporada, pues Viola fue
contratada como solista para una gira por Sudamérica. En ese
centro de trabajo, Paquita conoció a Alfonso Martínez, quien sería
su segundo esposo. Para entonces el calendario señalaba, año
1979.
Se casaron y Paquita dio a luz unos gemelos, pero solamente
vivieron 72 horas. El matrimonio permaneció en el D.F.; adoptaron
a la pequeña Martha Elena, hija de un hermano de Paquita. La
consideraron como su hija y la registraron con los apellidos
Martínez Viveros; Alfonso murió en 2001.
LA CASA PAQUITA
Comenzó una tercera etapa de su vida. Viuda con deseos de
superación como mujer, como madre y como aficionada al canto,
Paquita adquirió un terreno en la Colonia Guerrero, apoyada por su
hermano fue construido el amplio local, con capacidad para 500
comensales un restaurant conocido como “Casa Paquita”.
La paisana de don Fernando Gutiérrez Barrios, eran del mismo
pueblo, gustaba cocinar. Preparar platillos de comida mexicana, su
especialidad. Colaboró con ella su hermana Viola, una temporada.
A ese lugar, popular por su servicio y las presentaciones artísticas,
llegaron en calidad de visitantes Luis Miguel, Juan Gabriel, la
querida Lucha Villa, José José y Salma Hayek, entre muchos. El
restaurant estuvo abierto durante 30 años.
Paquita procuró que el ambiente fuera acogedor y su clientela
gustara de frecuentarla en ese espacioso edificio de grandes
ventanales y lucidores vitrales. Además, estaban colgadas
fotografías de la popular cantante.
Combinaba su tarea empresarial con presentaciones, no solamente
en Casa Paquita, sino en diversos escenarios y recorría la República.
Por ejemplo, tuvo exitosa actuación en uno de los Palenques de la
Feria de Texcoco.
Ya en el presente siglo aparecieron los problemas. Las autoridades
capitalinas aprobaban la renovación del permiso para el
funcionamiento del restaurante, pero de pronto fue clausurado por
órdenes superiores y Paquita fue acusada de fraude fiscal.
Oficialmente los sellos de clausura fueron colocados porque el
establecimiento no tenía salida de emergencia y falta de extintores.
Un conocido de ella dijo ser amigo de un hermano del Delegado
Político en Cuauhtémoc y podía conseguir quitar los sellos, si
Paquita les daba 200 mil pesos. La contestación fue un rotundo no.
“NACIÓ PAQUITA LA DEL BARRIO”
Los habitantes de Alto Lucero están orgullosos de su Hija Predilecta
y habrán de rendirle un homenaje póstumo, a quien, además de
artista, madre y empresaria, es “símbolo de lucha y dignidad para
muchas mujeres”.
Con sus composiciones musicales e interpretación de las mismas,
Paquita “alzó la voz en contra de las injusticias hacia las mujeres” y
colegas diaristas afirmaron en sus crónicas: “México ha perdido una
gran voz”.
La popular veracruzana vendió 30 millones de discos y por ello
estuvo nominada tres veces para los Premio Grammy.
A raíz de sufrir el engaño de su primer marido, la mente de Paquita
trabajó intensamente y le inspiró el hecho para lanzarse contra
ellos y no ocultar su despecho hacia el machismo imperante.
Asentada en el negocio restaurantero, Paquita grabó su primer
disco. Se hizo cargo de todos los gastos que ello implicaba.
“Los Faroles del Barrio” fue el título de ese disco que comenzó a
escucharse en 1984 y marcó la pauta para el nombre artístico de
Francisca Viveros Barradas, “nacía Paquita la del Barrio” que en
2021 recibió el Premio Billboard de Trayectoria Artística en la
música ranchera.
Estuvo en el reparto tres telenovelas y quedó pendiente una
presentación estelar en el Auditorio Nacional, de la Ciudad de
México, así como otros contratos que firmó.
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