Juristas e Historiadores: ¡Lascuráin, Traidor!
Dos de Tres Generales, del Puerto de Guaymas
Último Período de Gobierno Paralelo, en 1915
JORGE HERRERA VALENZUELA
Para Lorena, Gloria y Dionisio Pérez Jácome Frascione, un Abrazo
Solidario. Su padre Dionisio Eduardo Pérez Jácome, Brillante
Veracruzano, Desde su Juventud, Político, Académico, Servidor
Público, Notario Público e Inapreciable Amigo, Falleció, a los 88
Años, el Pasado Martes 16. Originario de Coatepec.
Resulta interesante abrir las páginas de la historia referida a los
Presidentes de México y por ello, en este comentario, abordaré lo
relacionado con los hombres que, interinamente, despacharon en
Palacio Nacional.
Encontré información que atrae la atención, porque Pedro
Lascuráin Paredes no tuvo tiempo para tomarse un café,
recuérdese que ni una hora fue presidente, mientras que Abelardo
L. Rodríguez despachó, a sus anchas, durante 26 meses.
Hace ochos comenté que Lascuráin declaró no ser “traidor a
Madero”, sin embargo lo contradicen juristas e historiadores,
calificándolo de cómplice del usurpador Huerta. No dan por buena
la justificación del supuesto sucesor de Madero..
El efímero presidente fue director interino de la Escuela Nacional
de Jurisprudencia, del 18 de enero al 20 de abril de 1912, como
aparece al final de la página 224 en la Historia de la Facultad de
Derecho, UNAM 1956, escrita por el maestro Lucio Mendieta y
Núñez.
Dice el refrán “pa que la cuña apriete, tiene que ser del mismo
palo” y en la Convención Revolucionaria de Aguascalientes, los
anticarrancistas nombraron a dos coahuilenses como Presidentes
de México, cuando Venustiano Carranza se había autonombrado
Encargado del Poder Ejecutivo Federal.
Emilio Portes Gil, autor de la frase “cada final de sexenio hay una
nueva comalada de millonarios”, fue hijo de una dama nacida en la
República Dominicana y Adolfo de la Huerta, profesor de música y
cantante, fue descendiente de españoles de alta alcurnia radicados
en Sonora. En tanto un argentino fue el papá de Francisco León de
la Barra.
ONCE MILITARES EN EL SIGLO XX
En el Siglo XX, de 1900 a 1946, los militares en once ocasiones
tuvieron el mando nacional. En ese lapso seis vivieron en el Castillo
de Chapultepec. Cuatro en su domicilio particular y Lázaro Cárdenas
inauguró la residencia de Los Pinos.
Uno fue obligado a renunciar, Porfirio Díaz; otro usurpó el poder,
Victoriano Huerta; un tercero, Pascual Ortiz Rubio, emprendió la
retirada a los dos años porque no recibió el apoyo de las fuerzas
políticas.
Cronológicamente los divisionarios que despacharon en Palacio
Nacional, fueron:
Porfirio Díaz, Victoriano Huerta, Eulalio Gutiérrez, Roque González
Garza, Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles,
Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez, Lázaro Cárdenas del Río
y Manuel Ávila Camacho.
De ese grupo, cuatro no fueron electos y uno tomó el poder por la
fuerza, en la etapa de La Decena Trágica.
Venustiano Carranza, civil, primero se autonombró y en julio de
1917 fue electo. Fue asesinado. Madero y Obregón, corrieron la
misma suerte, el primero estaba en funciones y el segundo,
reelecto.
LOS TRES DE GUAYMAS, SONORA
Bueno, les comentaré que el único municipio que es la patria chica
de un trío de presidentes, es Guaymas, el atractivo puerto
sonorense. De ahí también era originaria la gran diva Silvia Pinal.
El impulsivo Álvaro Obregón propuso al primero de los
“guaymenses” en la Presidencia de la República, Felipe Adolfo de la
Huerta Marcor. Tras el asesinato de Venustiano Carranza, el joven
cantante y músico, ocupó la presidencia durante cinco meses.
Se opuso a que su paisano Plutarco Elías Calles sucediera a
Obregón y organizó la fallida revolución Delahuertista. El segundo
nacido, Calles, gobernó de 1924 a 1928.
De la Huerta se exilió, con su esposa Clara Oriol, en Nueva York.
Para poder subsistir instaló una academia de música y canto, cerca
de Hollywood. Regresó en 1935 y colaboró con los presidentes Ávila
Camacho, Miguel Alemán y Ruiz Cortines.
La violenta muerte del reelecto presidente Obregón, abrió las
puertas de Palacio Nacional para el tercer hijo del puerto
sonorense, Abelardo L. Rodríguez, quien presidió la toma de
posesión del michoacano Lázaro Cárdenas del Río.
Abelardo vivió mucho tiempo en territorio norteamericano y
adoptó costumbres de los yanquis, como la de interponer el
apellido materno, Luján, después de su nombre de pila.
Es el único de los presidentes interinos que recibió mayor número
de reconocimientos. Su nombre fue impuesto a un Estadio en
Guaymas, al aeropuerto de Tijuana, a una presa en Hermosillo, a
calzadas e instituciones públicas, además de que el Congreso local
lo declaró “Hijo Benemérito de Sonora”, en 1949.
JURISTAS, POLÍTCOS Y DIPLOMÁTICOS
De Pedro Lascuráin comenté hace 8 días y quedó asentado, restara
hacerlo de tres mexicanos que, coincidentemente, además de ser
presidentes interinos, fueron reconocidos en el ambiente de la
judicatura y presidieron misiones diplomáticas.
En orden cronológico, el primero nació en Santiago de Querétaro,
Francisco León de la Barra y Quijano. Al renunciar el oaxaqueño le
correspondió el ascenso por ser titular de Relaciones Exteriores.
Con Victoriano Huerta ocupó el cargo por espacio de cuatro meses.
Hijo del argentino Bernabé Antonio de la Barra Demaria y de la
queretana Luisa Quijano Pérez, fue un brillante jurista y embajador
de México en Brasil. Argentina, Uruguay y Paraguay. Participó en
1912 en la fundación de la Escuela Libre de Derecho, titulado en la
Escuela Nacional de Jurisprudencia.
Fue senador en los días del porfirismo y dos veces gobernador del
Estado de México. Decidió vivir en Francia, muriendo en Biarritz y
ahí quedó sepultado.
Algunos historiadores clasificaron sus días presidenciales como
“porfiriato sin Porfirio” y otros los calificaron de “presidente
blanco”.
El único campechano Presidente de México lo fue el jurista
Francisco Sebastián Carvajal y Gual, tres veces presidente de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Asumió el poder al ser depuesto Victoriano Huerta, pero a los 28
días abandonó el barco y se fue a Estados Unidos, cuando debía
estar en la firma del Tratado de Teoloyucan que puso fin al Ejército
Federal y se liberó a la Ciudad de México.
Carvajal fue secretario de Relaciones Exteriores, cinco días en julio
de 1914, con Huerta. Abandonó la presidencia y se marchó,
acompañado de su esposa Ana María Gutiérrez Estrada; retornaron
en 1922. Él no volvió a la política.
Emilio Cándido Portes Gil, político, diplomático y escritor
tamaulipeco, dos veces presidente del Partido Nacional
Revolucionario. Inició el sexenio que correspondía a Obregón. Sin
embargo, el poderoso “jefazo” Calles, determinó convocar a
elecciones y postuló al michoacano Pascual Ortiz Rubio.
El militar que estaba de embajador en Brasil y poco conocido en
México, en 1930. El día de su toma de posesión sufrió un atentado.
Por las presiones políticas de los callistas, renunció en 1932.
Inauguró el primer paso a desnivel en la Ciudad de México, en la
esquina de San de Letrán y 16 de Septiembre. En materia legislativa
se redactaron varios códigos que, reformados, siguen vigentes.
Portes Gil, dos veces gobernador de Tamaulipas. La primera a los 30
años de edad. El primer presidente graduado en la Escuela Libre de
Derecho. Estuvo en los gabinetes de Calles, Ortiz Rubio, Abelardo L.
Rodríguez, Lázaro Cárdenas y López Mateos.
Portes Gil es descendiente de una influyente familia dominicana
que llegó a Tamaulipas a la mitad del Siglo XIX. Su abuelo paterno
Luis Simón Portes presidió en 1848 el Congreso. Sus padres fueron
la dominicana Adelaida Gil y el tamaulipeco Domingo Portes.
En su interinato presidencial concilió intereses para terminar la
Guerra Cristera, provocada por Calles. Otorgó la Autonomía a la
Universidad Nacional de México, en julio de 1929.
El nacido en Ciudad Victoria, en 1890, es de los presidentes que
murieron después de los 80 años de edad y el único que duró 48
años como expresidente.
ÚLTIMO DE PRESIDENTES PARALELOS
El paralelismo se presenta cuando existiendo un Presidente
Constitucional y diferentes grupos políticos generan la duplicidad
en el mando. Esto ocurrió en el siglo pasado y he aquí lo sucedido.
El Varón de Cuatro Ciénegas apoyado en el Plan de Guadalupe, de
marzo de 1914, desconoció al usurpador Victoriano Huerta,
declarándose Encargado del Poder Ejecutivo Federal y Primer Jefe
del Ejército Constitucionalista.
Después sería electo Presidente Constitucional, de mayo de 1917 y
estaba en funciones cuando lo asesinaron al ir rumbo a Veracruz, el
21 de mayo de 1921.
Venustiano Carranza pretendió conciliar con Francisco Villa y
Emiliano Zapata. El coahuilense deseaba la paz y tuvieron los
primeros escarceos en la Ciudad de México, sin mayor éxito.
Se fueron al Teatro Morelos, en la capital de Aguascalientes.
Sesionaron del 10 de octubre al 9 de noviembre de 1914. Tampoco
llegaron a firmar el acuerdo de paz. Los carrancistas abandonaron
la Convención.
Villistas y Zapatistas se unieron para continuar a Soberana
Convención de Aguascalientes, conocida históricamente como la
Convención Nacional Revolucionaria de Aguascalientes.
Desconocieron a Carranza y nombraron a tres presidentes paralelos
entre noviembre de 1914 y octubre de 1915.
Eulalio Gutiérrez Ortiz, nacido en Ramos Arizpe, Coahuila, fue el
primero en recibir la encomienda presidencial. Solo estuvo del 6 de
noviembre de 1914 al 16 de enero del siguiente año. Siendo
divisionario lo nombraron gobernador en San Luis Potosí; fue
presidente municipal en Concepción del Oro, Zacatecas.
En su biografía aparece que huyó del poder, sin explicación alguna.
Lo sustituyó otro general, el saltillense Roque Victoriano González
Garza. Del 16 de enero al 15 de julio de 1915, aún no cumplía los 28
años cuando fue nombrado Presidente de México;
González Garza presidió las asambleas de los Convencionistas.
Presidente de la Legión de Honor Mexicana. Fue invitado por el
presidente López Mateos para coordinar obras en Vega de
Meztitlán, Hidalgo. Coautor en el libro La Batalla de Torreón.
El abogado veracruzano Francisco Lagos Cházaro, el tercer
presidente efímero designado por Villistas y Zapatistas, despachó
del 10 de junio al 10 de octubre de 1915. Originario de Tlacotalpan,
gobernó Veracruz del 15 de febrero al 30 de noviembre de 1912.
EN LOS AÑOS DEL 1800
Durante su mandato el Presidente Benito Juárez resistió todos los
embates de los conservadores, incluyendo a los que fueron en
busca de un extranjero e implantaron el imperio, al traer a
Maximiliano de Habsburgo.
Juárez dejó la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, en enero de 1859, y pasó a despachar en Palacio Nacional.
Dada la controvertida situación que se vivía, el oaxaqueño decidió
irse, con su gabinete, a Guanajuato y empieza una itinerancia hasta
retornar a la capital de la República Restaurada, el 15 de julio de
1867.
En ese lapso el sonorense Félix María Zuloaga proclama el Plan de
Tacubaya y comenzó el presidencial alelo de los conservadores. Se
autonombró presidente y después se alternaron el poder, Miguel
Miramón, José Mariano Salas Barbosa, Manuel Robles Pedrezuela y
José Ignacio Pavón.
Miramón y Robles Pedrezuela son fusilados, por traidores, en
diferentes sitios. Pavón tiene durante dos días fue presidente, solo
“para cuidarle la silla a Miramón”.
Paralelismo en 1876.
Sebastián Lerdo de Tejada, en 1876, se reelige. Lo impugna José
María Iglesias, presidente de la Suprema Corte, y se declaró
“presidente legal”. Apareció con su Plan de Tuxtepec, Porfirio Díaz,
y será presidente del 28 de noviembre al 6 de diciembre de 1876.
Lerdo de Tejada el 20 de noviembre deja la presidencia y se va a
Nueva York, donde muere en 1889. Iglesias gobierna del 20 al 28 de
noviembre de 1876 y sale del País para regresar en 1877.
El oaxaqueño se posesiona del cargo el 28 de noviembre y lo deja a
6 de diciembre de 1976. Volvió en 1884 y cayó en 1911.
Lerdo de Tejada está sepultado en la Rotonda de las Personas
Ilustres, fundada en 1872 por él. Lerdo es uno de los presidentes
que nunca contrajo matrimonio.
Iglesias Inzáurraga fue inhumado en la Rotonda, en 1987, por
decreto presidencial de Miguel de la Madrid. Murió en Tacubaya.
Rechazó integrarse al gabinete de Porfirio Díaz.
El nombre de su hijo Fernando Iglesias Calderón, escritor,
historiador, diplomático, está impuesto a una calle de la Colonia
Jardín Balbuena, en la Capital Mexicana.
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