Fernando Valenzuela, Ídolo Para Siempre
Falleció el Escritor y Periodista Raúl Cremoux
Sentido Adiós al Reportero Alfredo Cortina Espejel
Leí en un letrero: “Sé que Es Urgente, pero No Son Enchiladas”.
La Violencia Criminal No Cesa. ¿Seguirá la Política Proteccionista a los Delincuentes?, pregunta para Omar H. García Harfuch. Esperamos Acaben con Los Enfrentamientos que dejan Elevado Número de Muertos, en Sinaloa, Guerrero y Guanajuato.
Este décimo mes del año se apartó del clásico romanticismo que lo caracteriza, entre otras cosas, por tener la luna más hermosa y ser inspirador poético de la caída de las hojas.
Así es. En tres hogares hay crespón de luto.
Una gloria del béisbol de las Grandes Ligas. Un escritor, entusiasta periodista y promotor de la cultura en la televisión. Un reportero diarista. Los tres fallecieron en este octubre.
1981, AÑO INOLVIDABLE
Apenas tenía veinte años cumplidos cuando, sorpresivamente, su manager lo envió a la loma de los lanzamientos. Lo hizo muy bien. Llamó la atención de aficionados, cronistas y beisbolistas. ¿Quién es? ¿De dónde viene? ¿Cómo se llama?
Era el miércoles 9 de abril de 1981. Abarrotadas las tribunas del Dodgers Stadium, en Los Ángeles, California. El pitcher Jerry Reuss se lesionó y Tommy Lasorda titubeó, lo pensó unos minutos, para llamar al jovencito, al mexicano de Etchohuaquila, Sonora, Fernando Valenzuela y decirle que “abriera” el juego contra los Astros de Houston.
Un inicio maravilloso para Fernando, como pitcher. Debut de un novato que, desde ese día, demostraría su valía. Ocho veces. Ocho triunfos, cinco de ellos fueron blanqueadas. Llenaba los estadios, sin proponérselo nacía La Fernandomanía.
Conoció a una joven guapa, se hicieron novios en ese mismo 1981 y contrajeron matrimonio.
Fernando cuatro años antes, comenzó una carrera, que inició jugando con sus hermanos, pichando por Los Mayos, de Navojoa. Después jugó con Los Tuzos de Guanajuato, con los Leones de Yucatán y con los Naranjeros de Hermosillo. Descubierto por Mike Brito llegó a ligas menores en California e inmediato su ascenso para ser contratado por los Dodgers, mediante 120,000 dólares.
Bien. “El Zurdo de Etchohuaquila” empezaba su cadena de 30 años de triunfos. De altas y bajas. Ese 9 de abril blanqueó a los peloteros de Houston. Su novena ganó 2 a 0. Seguirían cuatro juegos más en que Fernando con “bola de tornillo”, “el tirabuzón”, lograra igual número de blanqueadas.
Para el primero de noviembre de ese año, a los 21 de edad, ya estaba casado con la profesora yucateca Linda Burgos. Procrearon dos hijos y dos hijas: Fernando, Linda, Ricardo y María Fernanda, quienes hicieron abuelos a don Avelino Valenzuela y Hermenegilda Aguamea, a su vez padres de otros 6 hombres y 5 hijas.
RECORDADO POR SIEMPRE
“El Toro de Etchohuaquila” se cubrió de gloria el viernes 23 de octubre de 1981, como lanzador en el tercer juego de la Serie Mundial que disputaban los Dodgers contra los Yankees.
Los angelinos de Tom Lasorda perdieron los dos primeros encuentros. Comenzó la primera entrada del tercer juego y Los Ángeles registraron 3 carreras y en los dos siguientes innings Nueva York anotó 4.
El duelo estaba en su punto más elevado, cuando los angelinos con un jonrón y un hombre en base adelantaron en la pizarra y terminaron ganando 5 a 4. Los neoyorquinos pegaron 9 hits y 11 sus rivales.
Para Fernando, a sus 22 años de edad, significó el principio al ser declarado El Novato del Año y, al mismo tiempo, recibió el codiciado Cy Young, otorgado al mejor pitcher. No se ha repetido una hazaña de tal dimensión.
En la temporada del próximo año 2025, los jugadores angelinos portarán en su uniforme “un parche con el nombre de Fernando y el número 34”. Es un caso sin precedente y para orgullo de los mexicanos.
DESFILÓ POR 13 EQUIPOS
El portador del jersey número 34 en el equipo angelino, lanzador zurdo con el “scraball” (en español equivale a “tirabuzón”) conquistó muchos triunfos a su paso por las siete novenas mexicanas y seis en las Ligas Mayores.
Además de los cuatro equipos ya mencionados, Valenzuela formó parte del roster de Los Charros de Jalisco, de Los Venados de Mazatlán y de Los Ángeles de Puebla. De éste último salió hacia Los Ángeles, fue cuando se firmó el contrato con los Dodgers.
En tierra de los yanquis también vistió el uniforme del California Angels (antes de ascender) y después los de Orioles de Baltimore, Padres de San Diego, Filis de Filadelfia y Cardenales de San Luis.
JULIO CÉSAR, HUGO Y CHECO
Fernando es una excepción entre los deportistas mexicanos que han brillado en Estados Unidos de América, logró merecimientos y reconocimientos en esas tierras que en el año 2015 le otorgaron la ciudadanía norteamericana.
Tres de sus grandes amigos, están muy tristes y dolidos en el alma, por la pérdida de “El Toro” e inclusive derramaron lágrimas al recibir la noticia.
El internacional boxeador Julio César Chávez, el Pentapichichi Hugo Sánchez y Sergio “Checo” Pérez, el destacado corredor de autos en Fórmula 1. Al tapatío la ESPN lo tiene clasificado, en este año, como el deportista más popular, en una lista de 20.
Del grupo de cinco beisbolistas nacionales destacados que han jugado en Ligas Mayores, Fernando encabeza la lista en que aparecen los nombres de Beto Ávila, Vinicio Castilla, oaxaqueño; de Cananea, Sonora, Aurelio Rodríguez y Joakim Soria, nacido en Monclova, Coahuila.
El veracruzano fue el primer latinoamericano y mexicano Campeón de Bateo en 1954, superando a Ted Williams. Aurelio es el más joven, nació en 1984. Beto es el único de ellos que ha fallecido.
ADIÓS A RAÚL CREMOUX
“Desde 1967 Raúl Cremoux ha abordado en las páginas de diarios y revistas mexicanas lo que compete a la materia de la comunicación social. Sus textos de punzante y bien armada crítica se han extendido a los problemas sustantivos de la nación…Ha transitado del artículo al ensayo, de la cátedra universitaria al libro, y sus entregas lo mismo son leídas en el territorio mexicano que en otros países”.
Así, en forma sintetiza, es la presentación de mi amigo, colega y compañero de trabajo, en su libro “Comodidades Peligrosas. Cómo Mario Molina obtuvo el Premio Nobel” y me lo autografió en octubre de 1996.
También puso unas líneas para mí, en su obra “Nuestro México. La gente de un gran País”, donde incluyó 45 semblanzas de personajes y entre ellos cito a: Carlos Fuentes, Jacobo Zabludowski, Ricardo Garibay, Heberto Castillo, Sergio García Ramírez y a tres mujeres, la maestra recién fallecida, Ifigenia Martínez; la jurista y académica universitaria Olga Islas Magallanes y la actriz del cine, Diana Bracho.
Ese interesante libro, de consulta permanente, lo prologó el entrañable y gratamente recordado Manuel Alonso Muñoz, en sus días de director general de la Lotería Nacional.
Raúl Cremoux López prolífico escritor, sus ediciones tuvieron apoyo en el Fondo de Cultura Económica, en la Secretaría de Educación Pública, en la Universidad Autónoma Metropolitana, en el hoy desaparecido Departamento del Distrito Federal y en diversas casas editoriales y fue precisamente el Instituto de Cultura Mexiquense quien le publicó “De la Obsidiana al Uranio”.
Con su peculiar estilo, ágil y atrayente, Cremoux hace un recorrido histórico de diversos municipios, relatando sucesos de mucho interés y de enseñanza. Es un amplio reportaje que abarca 32 apartados, básicos para quienes estamos inmersos en el periodismo histórico.
En los últimos años del siglo pasado, compartimos tareas en la Representación del Gobierno del Estado de México en el D.F.; con nosotros estuvo Armando Labra Manjarrez, también ya fallecido. Los gobernadores eran los licenciados Emilio Chuayffet Chemor y César Camacho Quiroz.
Una de sus últimas actividades, como promotor de la cultura, se desarrolló al estar en la dirección general del Canal 22. En Excélsior fue un leído articulista de las páginas editoriales.
Originario de la Capital Mexicana, Raúl murió a los 82 años de edad. Estaba casado con la señora Nina Wandesrstok. Padre de Daniela y Paul. Abuelo de Mateo e Ilán.
Lo recordaré siempre como un gran amigo.
MI QUERIDO ALFREDO
Las dos últimas veces que me encontré con Alfredo Cortina Espejel, no las olvido. Estába en la terminal de Autobuses ETN en Guadalajara. Él con su esposa, doña María Esther Navarro, salían hacia su residencia en Morelia, Michoacán. Yo retornaba al D.F., bueno, a la Ciudad de México.
Nos saludamos con un estrecho y fraternal abrazo. Me presentó a su esposa. Hizo recordatorios de nuestros días reporteriles en el diarismo. Alfredo fue de los fundadores del vespertino de Novedades, el Diario de la Tarde.
Para festejar su cumpleaños vino a la Capital y desayunamos con dos buenos amigos, Manuel Ramos Rivadeneyra y Juan José García de Haro. No volvimos a encontrarnos, solamente manteníamos comunicación vía correo electrónico.
Alfredo gozó del afecto en el gremio periodístico, por su trato humano y cordial siempre. Como funcionario en oficinas de Prensa, hoy llamadas de Comunicación Social, jamás negó un servicio a sus colegas y siempre atento para atendernos.
Desde este espacio, reciba la señora María Esther, su hijo Rubén y sus dos nietos, un afectuoso y solidario abrazo. Gracias a mi fraternal Jaime A. Arroyo por el apoyo con su información.