“Cielito Lindo”, Historia del Romanticismo
El Multifacético Actor Pedro Armendáriz
Fela Fábregas y Su Pasión, El Teatro
La Vida en Las Carpas Mexicanas
JORGE HERRERA VALENZUELA
El ojear constante en las páginas del pasado, no sólo es recordar
sino conocer algunas de las vivencias de quienes entregaron su vida
en el campo de acción que por vocación, por herencia genética, por
gusto o por necesidad, en diferentes áreas del ambiente artístico.
Comentaré en esta ocasión en torno a quienes desfilaron por las
carpas de piso de terracería y gradas de madera, otros por los
modestos sets cinematográficos para filmar en blanco y negro, así
como aquellos que pisaron los escenarios teatrales de artísticos
telones, butacas de luneta y bancadas de segundo piso, y sus
camerinos individuales.
Sin lugar a equivocarme, los artistas de antaño disfrutaron,
gozaron, con sus actuaciones, en vivo, frente al público, mientras
actores y actrices interpretaban personajes con diálogos de un
libreto que recibían. Unos más dieron rienda suelta a su
romanticismo, afloró en ellos el espíritu bohemio y nos regalaron
letra y música de canciones inolvidables.
LA HISTORIA DE “CIELITO LINDO”
La composición del músico y director de orquesta Quirino Mendoza
se convirtió en un “himno mexicano”, con carácter internacional,
sobre todo en los estadios de fútbol donde participa la Selección
Mexicana. Música y letra de ”Cielito Lindo”, encienden a la
muchedumbre, levantan el ánimo a los jugadores y hacen vibrar
hasta los mismos extranjeros que corean junto con los mexicanos.
Considero que es una de las composiciones musicales tan conocida
y difundida como Bésame Mucho, de la tapatía Consuelito
Velázquez; Cucurucu Paloma, del zacatecano Tomás Méndez y de
José López Alavés, de Huajuapan de León, Oaxaca, la inolvidable
Canción Mixteca.
Don Quirino Fidelino Mendoza y Cortés, defeño nacido el 10 de
mayo de 1862, en sus andanzas por su natal Tulyehualco
(pertenecía geográficamente a Xochimilco) se internó en la sierra y
caminando conoció a una guapa joven, de la que se enamoró e hizo
su esposa. La chica se llamaba Catalina Martínez.
Ella fue su inspiración para escribir las primeras líneas y toda la
canción, a la que no titubeó en poner título: Cielito Lindo. Así la
llamaba el compositor que tocaba flauta, violín, guitarra, ´órgano y
piano. Letra y música de su autoría.
De la sierra morena
Cielito Lindo vienen bajando
Un par de ojitos negros
Cielito Lindo, de contrabando
Ay, ay, ay, ay, canta y no llores
Porque cantando se alegran
Cielito Lindo los corazones
Ese lunar que tienes
Cielito Lindo junto a la boca
No que lo des a nadie
Cielito Lindo, que a mí me toca
Corría el año 1892 cuando empezó a escucharse la romántica
melodía y antes de que concluyera el Siglo XX, “Cielito Lindo” la
tarareaban en casi todo el país. La lista de intérpretes es tan amplia
como no puede Usted imaginarse. En los años 70 del siglo pasado,
los aficionados en las tribunas empezaron a entonarlo, como un
“himno”, en los partidos de fútbol internacional para animar a los
seleccionados mexicanos.
Quirino Mendoza vivió 95 años. Autor de otra popular, popular
entre las populares, “Jesusita en Chihuahua”. Dos más, “La Noche
Tendió su Manto” y “Rosalía”. A solicitud personal del Rey Alfonso
XIII de España, compuso un himno y por ello, en 1919, lo
galardonaron en el Palacio Real de Madrid. El Club Internacional de
Mujeres le rindió un homenaje, en agradecimiento a don Quirino,
porque les organizó la Orquesta Típica Femenina.
La primera canción de este ilustre mexicano lleva por título, “Mi
Bendito Dios” y la compuso en 1880. En la Plaza Cívica de
Tulyehualco pueden visitar el Museo que lleva el nombre del
músico nacido en Santiago Tulyehualco. Su fotografía es la primera
en un extenso pasillo, en la Estación División del Norte del Metro
Línea 3, donde se recuerda a los compositores.
RECORDANDO A “LORENZO RAFAIL”
Las nuevas generaciones poco o nada saben del actor, siempre
bravío, echao pa delante, de recia personalidad y que triunfó en la
Época de Oro del Cine Mexicano, además de destacar en filmes en
Estados Unidos, Francia, España, Inglaterra e Italia. En la película de
la serie de James Bond, Desde Rusia Con Amor, interpretó a Kerim
Bey, un jefe policíaco. No pudo terminar su actuación y fue
doblado. Lo llevaron al Centro Médico de la UCLA y ahí murió. Al
actuar no podía caminar, cojeaba discretamente, por los dolores en
la cadera. Lo derrotó un cáncer terminal.
El comentario está referido al gran actor Pedro Armendáriz, quien
prefirió cortar su vida, a los 51 años, disparándose un tiro en el
pecho. Estaba encamado y atendido en un hospital de Los Ángeles,
California.
Pedro Jr. siguió sus pasos en los sets cinematográficos. Su hija
Carmen Cecilia es una de las prominentes productoras de la
televisión mexicana, dio especial empuje, durante 8 años, al
programa matutino Hoy, del Canal 2 de Televisa.
Pedro padre nació en el Distrito Federal el 9 de mayo de 1912. Fue
bautizado con los nombres de Pedro Gregorio. Sus padres fueron
Pedro Armendáriz García Conde y Adela Hastings. Estuvo casado
con la actriz Carmelita Bohr (su nombre real Carmelita Pardo).
En sus diferentes papeles como actor, siempre brilló. Lo vimos en
La Cucaracha y en La Bandida con María Félix. En sus repartos lo
acompañaron las y los grandes del cine mexicano. Sin lugar a dudas
el personificar a un indígena, en la película “María Candelaria” al
lado de otra gran Dolores del Río, lo inmortalizó igual que a ella.
Las escenas de ambos en una trajinera en las aguas de Xochimilco,
son imborrables.
Él, vestido con calzón y camisa de manta, calzando guaraches y
tocado con su sombrero campirano. Lorenzo Rafail. Ella también
con ropas de campesina y remando con una pala de madera, María
Candelaria. El guion lo escribió en una noche Emilio “El Indio”
Fernández, además de ser el director. La fotografía a cargo de otro
grande, Gabriel Figueroa. Triunfaron internacionalmente. En el
Festival de Cannes, les otorgaron el Gran Prix, en 1944, consistente
en La Palma de Oro.
“El Indio” en esos días, durante la filmación, dijo que el papel de
María Candelaria, era su regalo de cumpleaños para Dolores del
Río. Cumplía, en ese entonces, 40 años, el 3 de agosto de 1943
Pocos han de saber que Pedro Armendáriz se tituló como ingeniero
en la Universidad Politécnica Estatal de Obispo, Texas. Trabajó
como ferrocarrilero y guía de turistas y es cuando lo descubre el
director de cine Miguel Zacarías y a los 22 años de edad Pedro
comienza como actor en la película María Elena.
Entre 1941 y 1947 “El Indio” lo dirigió en siete cintas, entre ellas
dos galardonadas Flor Silvestre y La Perla. Otras Bugambilia,
Enamorada, Soy Puro Mexicano y Maclovia.
Interpretar el personaje del aguerrido revolucionario Pancho Villa,
para Pedro significa personificar al Centauro del Norte.
FELA FÁBREGAS, UNA INSTITUCIÓN
Continúo con los personajes del medio artístico.
Mucho oímos hablar, sobre todo los aficionados al teatro de revista
y de comedia, de una señora que al paso de los años está
reconocida como toda una institución en el ambiente teatral,
Actriz, promotora y particularmente productora, Fela Fábregas.
Tamaulipeca de nacimiento y bautizada como Rafaela Salinas,
esposa de Manolo Fábregas, dejó este mundo el 10 de mayo de
2018. Fecha de tristeza permanente para Rafael y Mónica Sánchez
Navarro Salinas, por la desaparición física. Fela sigue viva en el
diario recuerdo cuando acudimos a las salas del San Rafael o el
Manolo Fábregas, donde ella dejó una huella imborrable, un vacío
difícil de llenar, como productora.
Fela tenía 18 años de edad cuando conoció en Monterrey conoció
al actor Manolo Fábregas. Dos años después, contrajeron
matrimonio. En 1996 muere Manolo y 27 años después Fela parte
hacia el cielo. Los dos están descansando en sus respectivas tumbas
del Lote de Actores, en el Panteón Jardín.
Desde las primeras adquisiciones de locales teatrales, Fela se
encargó de la administración. Óptimos los resultados y el progreso
se reflejaron al paso de los años. Se creó el Centro Teatral Manolo
Fábregas. Dieron preferencia a la presentación de obras de
comedia y a los musicales. ¿Quién no recuerda “El Diluvio Que
Viene”, “El Violinista en El Tejado”, “Gypsy” y la grandiosa obra
¡Qué Plantón!
Fela, la apasionada mujer de teatro, siempre se opuso a que su
guapísima nieta Cassandra fuera actriz, porque las actrices “eran
putas”. La hija de Mónica y sobrina de Rafael, nieta de Manolo, no
cedió e inicio su carrera en 2011.
Antes de morir Fela, volvieron a platicar y Cassandra dijo “Me lo
repitió, le respondí, eh, si abuela, pues entonces me convertiré en
la mejor puta que has conocido”.
“MANTEQUILLA” Y LAS CARPAS
Muy triste el final del gran comediante, actor y cómico Fernando
Soto Astol, un poblano que traía en la sangre el ser artista. Murió
ciego y con el brazo izquierdo inmovilizado. Nunca atendió las
indicaciones médicas. Padeció diabetes. El pasado 11 de este mes
cumplió 43 años de su viaje sin regreso.
Comento que su padre, el pionero de las carpas en México, Roberto
“El Panzón” Soto, le apodó “Mantequilla” porque desde joven su
hijo “era muy resbaloso con las muchachas”.
Fernando desde su infancia vivió en las carpas donde “El Panzón”
divertía al público al satirizar a los políticos y burlarse de ellos. Su
“cliente” , en los años 30, era el poderoso callista Luis N. Morones,
líder sindicalista y presidente del Partido Laborista Mexicano.
Fueron 17 años de recorrer la Capital Mexicana y otros muchos
lugares.
El gen era doble en Femando. Su mamá Socorro Astol, actriz y
cantante de zarzuela, habría de influir en que su vástago llegara al
ambiente artístico. “Mantequilla” se hizo en las carpas, los teatros
ambulantes, los escenarios de barriadas, en las colonias apartadas
del pavimento. En esas carpas desfilaron cómicos, magos,
bailarinas, cantantes, malabaristas, ventrílocuos.
Bueno, ¿por qué aparecieron las y que eran carpas?
No nada más en la Ciudad de México, en el desaparecido Distrito
Federal, sino en diversas ciudades estatales había teatros donde se
presentaban comedias, espectáculo de revista, funciones de ópera
y de opereta, de zarzuela. Los precios para entrar al teatro, no
estaban al alcance de la mayoría del pueblo. Esos sitios eran para
las familias de recursos, para la alta sociedad, para los hacendados.
En un lapso de 30 años, a partir del inicio de la década de los años
30, las carpas dieron a oportunidad de que la gente de menos
recursos, los de clase baja económicamente, tuvieran oportunidad
de divertirse, de conocer en persona a los artistas.
Dos personajes se significaron. El presentador de las y los artistas.
Era al mismo tiempo animador. En la entrada el clásico “gritón” que
llamaba a los transeúntes, diciendo “Hoy, ¡dos tandas por un solo
boleto!”, “¡Pásele, pásele, no se lo pierda!”.
¿Qué eran las Carpas?
Las carpas son un antecedente del teatro, aunque, recordemos,
que ya existían teatros como el Nacional, el Principal, el Lírico, el
Esperanza Iris, en la Ciudad de México. El Degollado, en
Guadalajara; en Guanajuato, el Juárez; en San Luis Potosí, el de La
Paz; el lujoso de El Oro, Estado de México. Ninguno de estos y
muchos otros del Siglo XX “admitían a los peladitos”, más bien “los
peladitos” no tenían dinero para pagar el boleto.
Una carpa era un teatro ambulante, un escenario itinerante. Lonas,
cables gruesos, torres de madera, sillería plegable (de madera
primero y después de lámina), tablones para “armar” las gradas.
Todo se transportaba en desvencijadas “trocas”. En la película “El
Circo” que filmó Cantinflas vemos todo eso y además los carruajes
donde transportaban a los leones, tigres, caballos, changos, perros
y los elefantes formaban parte de la caravana.
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