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A L F A O M E G A: López Tarso, A Punto De Ser Centenario

by EnDirecto
30 enero, 2023
in Jorge Herrera Valenzuela
Reading Time: 7min read
0
R Á F A G A: El Periodismo Mexiquense en Nuestra Historia

Alumno en Dos Seminarios, Desertó

Fue por Dólares y Regresó con Dolores
Hoy Es El Actor Más Longevo, En Activo

JORGE HERRERA VALENZUELA
“Deseo festejar, dentro de dos años, mis primeros cien, jajajaja.
“Quiero regresar al Teatro. Desde hace tres años, no estoy.
“Ni alcohol, ni cigarros y menos mis quesos favoritos ni lácteos”.
Esas tres frases las escuché el pasado lunes 16. Las pronunció, muy
sonriente, el extraodinario actor de teatro, cine y televisión,
persona sencilla y carismática: Don Ignacio López Tarso, al platicar
con Joaquín López Dóriga, en el noticiero vespertino de Radio
Fórmula, con motivo “de los primeros 98 años” de quien
originalmente se llamó Ignacio López López.
El actor, nacido en Celaya, Guanajuato, el día anterior rodeado de
hijas e hijo, nietos y bisnietos, estuvo feliz por el festejo familiar.
Recodamos, al leer su biografía, que estuvo casado durante 50 años
con una mujer de extraodinaria belleza, Clara Aranda, quien murió
al comenzar este Siglo XXI. Así la describen los cronistas. Ella
siempre apoyó a su marido en la profesión artística.
López Tarso actualmente es, a nivel mundial, el actor más
longevo, en activo.
Curiosamente a sus noventa y ocho años, López Tarso aseguró que
cuida su salud siguiendo las disposiciones de su médico, son

“reglas” que cumple al pie de la letra, porque siempre ha gustado
comer quesos y ahora no los debe degustar. El no fumar
seguramente que lo hace con mucho gusto. Al igual que no ha sido
alcohólico. Hace los ejercicios físicos para mantenerse en forma.
Su vida en el ambiente artístico comenzó en 1949 y su primer
impulsor se llamó Xavier Villaurrutia con la obra “El Sueño de una
Noche de Verano”, de William Shakespeare. El escenario del Palacio
de Bellas Artes, en 1951. En los dos años siguientes actuó,
consecutivamente, en La Celestina, Las Mocedades del Cid y Don
Juan Tenorio, en el mismo tablado.
Su primera película, dirigida por Chano Urueta, data de 1954,
titulada “La desconocida”. Apareció en las pantallas de la televisión
en 1961 donde tuvo otra trayectoria muy exitosa participando en
series y telenovelas, además de programas especiales. Como
declamador ha grabado ocho discos.
SEMINARISTA, MILITAR Y “BRACERO”
El hoy encumbrado y polifacético actor era miembro de una Familia
que sufrió múltiples carencias económicas, lo que motivó que el
matrimonio de don Alfonso López Bermúdez y doña Ignacia López
Herrera cambiaran de domicilio, frecuentemente.
Con sus hijos Ignacio, Alfonso y Martha, recorrieron la República y
se asentaban donde el señor encontraba un empleo. Nacho
terminó sus estudios de Secundaria en Valle de Bravo, Estado de
México.
Recomendado por un sacerdote amigo logró ingresar en el
Seminario de Temascaltzingo y más tarde llegó al Seminario
Conciliar de la Ciudad de México, pero pronto se dio cuenta de que
su vocación no era por ese camino. Perdimos un sacerdote
católico.

Al cumplir con su Servicio Militar Nacional estuvo acuartelado
durante un año en Querétaro, Veracruz y Monterrey. Obtuvo el
grado de sargento primero y por su brillante actuar en la milicia, un
general le apoyó para ser alumno del H. Colegio Militar. El
celayense, rebasaba los 20 años de edad, tampoco sintió que su
destino era formar parte del Ejército Mexicano.
López Tarso si ha estado en el campo de batalla… ¡en películas con
María Félix! En La Bandida, fue Anselmo; en La Cucaracha, Trinidad;
Pioquinto, en Juana Gallo; Rosauro Márquez en La Generala.
Al concluir su Servicio Militar, Nacho Abandonó el uniforme de
color verde olivo y las botas militares, para siempre.
SE FUE DE BRACERO
De plano el joven Ignacio López López no sabía hacia dónde dirigir
sus pasos. De hecho no había indicios de su futuro. Éste era
incierto. Uno de sus buenos amigos le platicó que podían tramitar
la tarjeta de “bracero” e irse “al otro lado para ganar muchos
dólares”.
Los muchachos salieron para trabajar como recolectores de
naranjas en el Condado La Merced, en California. Nacho resbaló de
un alto naranjal, se lastimó la columna vertebral y quedó
semiparalítico.
Regresó a su hogar. Durante un año estuvo imposibilitado para
trabajar. No podía caminar. Con mucho humorismo, Nacho, dicen,
comentó: “Regresé con muchos dolores y con pocos dólares”.
Traía 20 dólares y tenía medio cuerpo enyesado.
EL VUELCO DE SU VIDA

Desde su época estudiantil, López Tarso tiene un hábito (lo
considero como algo muy valioso en la vida): el de la lectura. En los
días de seminarista se dedicó a leer, leer y más leer. Su estancia en
el Seminario Conciliar de México conoció la obra del Apóstol San
Pablo, conocido como Pablo de Tarso, lo que habría de influir
trascendentalmente en el resto de su vida.
En el año que permaneció inactivo entre los autores que le
cautivaron estuvo Xavier Villaurrutia. Se le metió en la cabeza la
idea de conocerlo. Averiguó donde localizarlo. Repuesto de su mal,
emprendió hacia el Instituto Nacional de Bellas Artes. Dicen que
preguntando se llega a Roma y Nacho llegó al edificio del Palacio
Bellas Artes y, a su pregunta, le indicaron la ubicación de la oficina
del escritor, poeta, crítico literario, guionista de cine, narrador,
ensayista y dramaturgo.
El joven de ya cumplidos 24 años, llegó hasta la Academia de Arte
Dramático, cuyo director era el defeño Xavier Villaurrutia González.
Nacho cumplía su sueño, conocer a uno de los escritores y poetas
de su preferencia. Jamás imaginó que esa visita cambiaría su vida.
Iba solo a conocer personalmente a Villaurrutia y se definió su
destino.
Xavier, ya entonces, amigo de Salvador Novo y Jaime Torres Bodet
quedó impresionado al platicar con un joven preparado, con
personalidad y dotes para desarrollarse como actor. Villaurrutia le
invitó para ingresar a la Academia, primero como oyente y después
como alumno formal.
Era el año 1949. Comienza la historia de un mexicano que ahora
desea que Dios le permita cumplir una centuria en este
convulsionado mundo. Ya falta poquito.

Preparado para llegar a los escenarios callejeros y de los teatros
formales, que había en la Ciudad de México, en su corto trato entre
Villaurrutia y López López, se da otro acontecimiento no nada más
anecdótico sino definitivo para aquel seminarista, trabajador en
granjas californianas y alumno del H. Colegio Militar. En párrafo
anterior comente que aería trascendental para Nacho y…
“NACIÓ LÓPEZ TARSO”
Sucede que el maestro Xavier interrogó a su alumno: “¿Cómo dices
que es tu nombre?
Sin titubearse, la inmediata respuesta: me llamo Ignacio López
López.
El poeta, viéndolo a los ojos, le dijo: “Habrás de buscar otro
nombre. El que tienes no es atractivo artísticamente. Ni como
José López triunfarías”.
Nuestro personaje se quedó pensativo. Tardó unos minutos. Vino a
su mente que en el Seminario Conciliar oyó hablar del religioso
romano conocido como Pablo de Tarso, el Apóstol San Pablo, por
ser originario de ese poblado y Nacho adoptó como segundo
“apellido”, el de Tarso y nació el gran Ignacio López Tarso. Se
oficializó el nombre usándolo en los trámites legales.
HIZO TEATRO CALLEJERO
Poco duró la amistad entre Villaurrutia y su alumno, el cual tendría
a otro gran maestro, Xavier Rojas. Con él, López Tarso hizo teatro
en improvisados templetes callejeros. Recuerdo que el maestro
Rojas tuvo temporalmente otro alumno, en la escuela de teatro del
Instituto Nacional de la Juventud Mexicana, el hoy reconocido
abogado penalista Jesús Zamora Pierce, hizo sus pininos como
Nacho pero prefirió la academia.

El maestro Villaurrutia González, originario del añorado Distrito
Federal, murió en una fecha que no se olvida: 25 de diciembre, del
año 1950. El prolífico hombre de teatro y de la literatura falleció a
los 47 años de edad. Ya no le tocó vivir para la inauguración de dos
teatros que llevan el nombre de su querido alumno, López Tarso.
Uno en Guadalajara y otro en el rústico San Ángel, al Sur de la
Capital Mexicana.
CINE, TEATRO Y TV
De las 50 omás películas que ha protagonizado en sus muchos años
de actor, vienen a mi memoria: la superpremiada y aplaudida
Macario, La Vida Inútil de Pérez Prado, con la archiguapa y
curvilínea Lilia Prado. La legendaria que llevó por título La Rosa
Blanca y ni qué decir de El Gallo Giro, así como la extraodinaria
que nunca dejo de ver, Cri Cri, el Grillito Cantor. Si la memoria no
me falla todas esas cintas las dirigió otro gigante de la Época de Oro
del Cine Mexicano, don Roberto Gavaldón.
López Tarso debutó, como actor de teatro personificó a diversas
celebridades de la mitología y a gente del pueblo, en obras clásicas,
comedias y combinadas con declamaciones. Lleva no menos de 200
obras, como actor principal. Donde se presente, las localidades se
agotan, resultan insuficiente el lunetario de Guadalajara, Morelia,
Puebla y Veracruz, en otras entidades. Siempre lo reciben con
mucho cariño.
En la Ciudad de México hizo época la presentación de la pieza
titulada Aeropuerto o El Avión. Fue en el Teatro Libanés al lado de
dos estrellas de la comedia, Sergio Corona y “El Loco” Manuel
Valdés. Quienes no asistieron al teatro, deben saber que se
perdieron dos horas con un trío que hizo historia.

Los conocimientos adquiridos de sus maestros Salvador Novo y
Seki Sano, mucho le sirvieron, a López Tarso, cuando fue llamado
para formar parte en los repartos estelares de telenovelas, de
series como Senda de Gloria e intervenir en programas especiales.
Eran los días en que podíamos disfrutar, en casita, la programación
de la televisión, pero eso se acabó.
El abuelo fundó Televicentro, hoy Televisa. El papá la consolidó y el
nieto la está liquidando. Los tres de nombre Emilio y de apellido
paterno, Azcárraga. El materno Vidaurreta, Milmo y Jean,
respectivamente.
Bien, hay mucho que comentar en torno a este artista que ha
recibido homenajes en todo el país, distinciones cariñosas, premios
y reconocimientos de toda naturaleza.
Nacho sigue acumulando recuerdos en el medio artístico, como los
dejó al ser dirigente en la Asociación Nacional de Actores y en la
Asociación Nacional de Intérpretes Fue Diputado Federal. Nadie es
perfecto, jajajajaja.
[email protected]

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