Los Europeos Quieren Recuperar el Trono
Ultra Liberales Contra Ultra Conservadores
Interesante Origen del Cónclave y el Humo Blanco
Once Papas en 122 Años, Uno Renunció y fue Emérito
“Todo Empieza Mucho Antes, no sólo de que Se Cierren Las
Puertas de la Capilla Sixtina, Sino Antes de que Muera el PAPA en
funciones”, está escrito y se precisa que el título es con
mayúsculas porque son siglas de Petri Apostoli Potestatam
Accipiens, en español: El que Recibe la Potestad del Apóstol Pedro.
La puerta principal de la Capilla Sixtina se cierra el próximo
miércoles 7 de mayo.
Se espera que el humo blanco sea visto antes del sábado 10.
Francisco fue electo en menos de 48 horas por 110 cardenales, en
la quinta ronda.
El Colegio Cardenalicio cumplirá con la misión de elegir al nuevo
líder mundial de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Será el
sucesor número 267 de San Pedro.
Desde días antes del funeral del Papa Francisco circularon nombres
de quienes tienen la posibilidad de llegar al Balcón Central de la
Basílica de San Pedro. Es una relación de muchos nombres,
predominan los europeos y los africanos. No se menciona a ningún
latinoamericano.
Corresponderá al cardenal marroquí-francés Dominique Mamberti
pronunciar dos palabras: “Habemus Papam”. Es el protodiácono, el
de la mayor antigüedad de los diáconos del Colegio Cardenalicio.
Dará a conocer el nombre original del nuevo Pontífice, después
menciona el que adopta como Jefe del Mundo Católico, le coloca el
palio y enseguida aparece el elegido para saludar a los fieles
reunidos en la Plaza de San Pedro, enviando su primer mensaje.
El palio es una cinta de lana blanca sobre los hombros del Papa, que
pende hacia el pecho y la espalda. También la usan los Arzobispos.
SILENCIOSA Y DISCRETA CAMPAÑA
Desde el momento en que fallece el purpurado, los que se dicen
bien informados dan vuelo a las especulaciones y comienzan a citar
nombres de quienes “son considerados” para recibir, como
mínimo, las dos terceras de los votos de los cardenales
componentes del Colegio Cardenalicio. En esta ocasión, 89 boletas
a favor; pero pueden ser más.
No sé cómo será entre los cardenales la forma en que realizan sus
auscultaciones. Desde luego hay un silencio absoluto hacia el
exterior y una clara discreción, ninguno hace declaraciones, no hay
manifestaciones públicas.
Los periodistas especializados en asuntos religiosos y cercanos al
Vaticano, elaboran listas de nombres y señalan características de
los que pueden gozar de la confianza de sus compañeros. El
Conclave Cardenalicio es a puerta cerrada, eso significa la palabra
“conclave”, cero comunicaciones con el exterior.
BREVE HISTORIA DEL CONCLAVE
El primer Cónclave Cardenalicio fue en 1268, convocado por el Papa
Clemente VI y fue elegido el italiano Teobaldo Visconti, conocido
como Gregorio X, de marzo de 1272 a enero de 1276.
Es el único evento que duró tres años, pues hubo una verdadera
batalla entre los cardenales de los carolinos y los imperialistas o
gibelinos.
Los incidentes se dieron una y muchas veces, pues los franceses,
carolinos, deseaban mantener el poder papal. Las reuniones
tuvieron como escenario la Catedral de Viterbo, a unos 50
kilómetros de Roma.
Murieron tres cardenales, por enfermedad, durante esos años de
disputa.
Bueno, pues ese primer Cónclave se originó para regulizar la
elección del Pontífice, pues Benedicto IX provocó la peor mancha
negra en la historia de la Iglesia Católica. Tres veces asumió el cargo
de Papa.
Su padre era poderoso, política y económicamente, el conde
Alberico III. Dominaba en Roma y se asegura que sobornó a la Curia
Romana parta que su hijo, de 19 años y sin formación religiosa
fuese heredero de San Pedro.
Benedicto IX, nombre que se impuso el descarriado joven vendió el
Papado en 1,500 libras oro a su padrino, Gregorio VI, porque
pretendía casarse con una prima. Recibió el dinero y se fue de
Roma. No hubo matrimonio. La familia de Alberico se impuso y por
segunda vez Benedicto IX es nombrado Papa y abandona el cargo.
Para retomar la posición, por tercera vez, Benedicto apoyado por su
padre emprende una guerra despiadada contra los integrantes de
la familia Crescenzi. Comete más sobornos, hay asesinatos
ordenados por él y se da una vida licenciosa, por lo cual lo expulsan
y excomulgan. Vivió de 1012 a 1055.
Pasaron poco más de dos siglos para que se estableciera el nuevo
sistema de elección papal, dada la corrupción comprobada que
hubo en el caso del multicitado Benedicto IX.
El trastornado sujeto que ascendió al poder por ser millonario, se
llamó Teofilacto III, perteneciente a la influyente dinastía senatorial
de los Teofilactos de Túsculo, clasificados como dueños y señores
de Roma en los siglos X y XI.
LA FUMATA BLANCA, FELIZ ANUNCIO
Antes de la votación, los cardenales, todos menores de 80 años de
edad, han escrito en una papeleta: “Pongo por testigo a Cristo
Señor, el cual me juzgará, que doy mi voto a quien, en presencia de
Dios, creo que deba ser elegido”.
Además, después de que el cardenal Giovanni Batista lee el
juramento, los cardenales colocan su mano sobre los Evangelios y
repiten “prometo, me obligo y juro” observar escrupulosa y
fielmente la Constitución Apostólica del Sumo Juan Pablo II.
También han jurado que guardarán en secreto, por siempre, todo lo
que ocurra en la Capilla Sixtina. Nadie podrá narrar cómo se
desarrollaron las sesiones y los votos son secretos.
Cada uno de los votantes tiene sobre su escritorio una papeleta
donde escribirá el nombre de quien consideran debe ser elegido.
Doblan el papel, lo entregan a los escrutadores y si el resultado no
representa dos tercios de los sufragios requeridos, se procede a
quemar las boletas y el humo será negro.
La última ronda de votación será aquella en que, de acuerdo con lo
dispuesto en 1621 por el Papa Gregorio XV, estén contabilizados los
votos y sean los dos tercios de la suma total.
Hasta ese momento las boletas son depositadas en una estufa que
está instalada desde los días de Pio XII, en 1939. En breves minutos
se escucha el anuncio de ¡Habemus Papam!
Para que haya humo blanco, a las boletas se les añade clorato de
potasio, lactosa y colofonia. Esta última es una resina natural de
color ámbar que tiene usos múltiples y se extrae de árboles.
En esta ocasión se pretende una mayoría de 89 votos, mínimo.
En su período papal, Pablo VI, en 1970, determinó limitar el
derecho a voto y se fijo como edad máxima, los 80 años. Desde
1059 Nicolás II estableció que sólo los miembros del Colegio
Cardenalicio podían votar.
Un incidente interesante y curioso se registró en 1958.
El Cónclave decidía al sucesor Juan Pablo I, el pontífice que duró 33
días, cuando se produjo un humo grisáceo y confundió no solo a la
feligresía sino a quienes esperaban que el cardenal Giuseppe Siri
fuera el elegido y que tomaría el nombre de Gregorio XVII.
Los votos fueron a favor Karol Wojtyla, el Papa que visitó cinco
veces a los mexicanos, a partir de 1979. El añorado Juan Pablo II.
LOS SEÑALADOS COMO VIABLES
En Roma, punto central de la noticia, los reporteros, comentaristas,
analistas y especialistas en la materia, tienen sus puntos de vista
respecto a quién o quiénes son los cardenales con mayores
posibilidades de obtener la altísima distinción, en el mundo
católico.
De los asiáticos destaca el filipino Luis Antonio Gokim Tagle, de 67
años. Es uno de los 110 cardenales que nombró Francisco en sus
doce años de ejercicio. Liberal, carismático y con características
similares a las del argentino.
Suena fuerte el nombre de Peter Kodwo Appiah Turkson, ghanés
de 76 años y que fue opositor, como conservador que es, a la
política del Papa Francisco. Sería el primer Papa Negro.
Los cardenales liberales italianos Pietro Parolin y Mateo María
Zuppi, son candidatos para recuperar la tradición que terminó con
el arribo del Papa Juan Pablo II, después Benedicto XVI y recién
Francisco, polaco, alemán y argentino, respectivamente.
Las listas de nombres, publicadas y difundidas, son muy amplias,
aunque muchas veces resulta lo inesperado, como lo comento en
párrafos anteriores, los hechos de 1958.
Actualmente la lucha es entre conservadores y liberales. Los
latinoamericanos por esta vez no figuran.
Los nuestros, Carlos Aguiar Retes y José Francisco Robles Ortega,
solo participan como electores. Merecimientos los tienen, pero
también el asunto es de trato político, como ahora es entre
europeos, asiáticos y africanos.
Notoria la ausencia del cardenal Giovanni Ángelo Becciu, quien ya
anunció su retiro del Colegio Cardenalicio, “por el bien de la
iglesia”. Becciu fue sentenciado a 5 años de prisión, bajo cargos de
malversación de fondos de El Vaticano y Francisco le anuló sus
derechos. Es menor de 80 años, pero el antecedente lo aleja.
PAPAS EN EL SIGLO XX
En 1903 falleció León XIII, cuyo pontificado comenzó en 1878. Le
correspondió a Pío X ser el primer Soberano de la Iglesia Católica en
el siglo y le tocaron los primeros días de la Primera Guerra Mundial
y el sucesor, Benedicto XV, capoteó todo el enfrentamiento bélico
que concluyó en 1918.
Pio XI, 17 años en el papado, antecedió a Pio XII, quien asumió el
cargo en 1939 y fue la época de la Segunda Guerra Mundial. Se
comentó, en aquella etapa, que el Sumo Pontífice llegó a ser muy
débil frente a las acciones criminales de Hitler.
Por cierto, que el cuerpo del Santo Padre no fue embalsamado, sino
cubierto de aceite y hierbas, lo que provocó una inmediata
descomposición del cadáver e inclusive “estalló” dentro del ataúd.
La Santa Sede tuvo como titulares al liberal Juan XXIII iniciador del
Concilio Ecuménico II y lo terminó Pablo VI, a quien había de
suceder Juan Pablo I, quien misteriosamente murió en sus
aposentos a los 33 días de ser elegido.
De Juan Pablo II, más de 26 años al frente de la Grey Católica, se
seguirá escribiendo todo lo bueno que hizo y muchas otras cosas le
atribuyen, como el caso del padre Maciel, de Los Legionarios de
Cristo. El polaco fue el primero en romper con la tradición de que el
Papa fuese de origen italiano.
En el primer quinquenio de este Siglo XXI comenzó su papado el
alemán Benedicto XVI, quien en 2013 renunció a su encargo. Fue
declarado Papa Emérito.
Llegó “otro extranjero” a la Basílica de San Pedro, el argentino que
tomó por nombre Francisco y dejó muy claro que como Papa no
fue de derecha ni de izquierda, sino un Papa humilde, sencillo y
siempre cercano a los pobres. [email protected]