Susana Sánchez Segura
La infertilidad afecta a 186 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En México, el INEGI señala que una de cada tres personas no podrá concebir de manera espontánea.
A ello se suman padecimientos que incrementan la complejidad reproductiva, como el síndrome de ovario poliquístico, responsable del 80% de los casos de anovulación, de acuerdo con la OMS, y la endometriosis, que la Secretaría de Salud estima que afecta a una de cada diez mujeres mexicanas en edad reproductiva.
Este panorama, junto con el retraso en la maternidad, la edad promedio del primer hijo ya supera los 30 años, ha impulsado la necesidad de soluciones científicas que garanticen el derecho a la salud reproductiva.
En este contexto, los 20 años de experiencia del Instituto Ingenes han sido determinantes para consolidar un modelo que integra ciencia, tecnología y acompañamiento humano. En sus inicios, la fecundación in vitro (FIV) era el eje central de la reproducción asistida.
Hoy, gracias a la investigación continua y la innovación tecnológica, este campo ha evolucionado hacia un enfoque integral que incorpora preservación de fertilidad, donación de gametos con procesos seguros y éticos, medicina regenerativa ovárica y endometrial, y tecnologías de inteligencia artificial para mejorar la selección embrionaria y espermática.
Entre los avances más destacados se encuentran, IVF MORE®, orientada a restaurar la función ovocitaria en mujeres con baja reserva o edad avanzada. Ovagen, enfocada en regeneración ovárica para mejorar la calidad ovocitaria y la respuesta al tratamiento. Endogen, diseñada para regenerar el endometrio y favorecer la implantación.
Gracias al programa multi ciclo, la experiencia acumulada y la estandarización de protocolos, Ingenes ha alcanzado tasas acumuladas de éxito de hasta 96%, frente a promedios internacionales por ciclo que oscilan entre 20% y 28%, según el CDC y REDLARA.
Desde su fundación en 2005, el Instituto ha atendido pacientes de más de 50 países, formado especialistas en biología de la reproducción, desarrollado tecnología propia y participado activamente en organismos internacionales como ESHRE, ASRM y REDLARA.
Con más de 75,000 nacimientos y presencia en México y Estados Unidos, su trayectoria refleja no solo la evolución del sector, sino el papel de México como referente regional en salud reproductiva.
La reproducción asistida también se ha convertido en un motor del turismo médico, un sector en el que México ocupa el segundo lugar mundial, solo detrás de Tailandia. Este tipo de tratamientos representa entre 12% y 15% del turismo médico nacional. Costos entre 60% y 80% menores que en Estados Unidos, el cumplimiento de estándares internacionales y el acceso a tecnología de vanguardia han consolidado al país como un destino estratégico para tratamientos de alta complejidad.
“La reproducción asistida no es solo una técnica; es un proceso que requiere ciencia, actualización constante y acompañamiento. Las tasas acumuladas muestran que la planificación y la evidencia son claves para lograr resultados”, señaló el Dr. Jean Paul Sulaiman, coordinador médico del Instituto Ingenes.
















