Por Arturo Ortiz Vázquez, CEO de CIPI Group, empresa de entrenamiento en seguridad integral.
El uso de carretas y caminos en México es una de las actividades centrales para las empresas logísticas y de transporte. Cada año hay 46,655 unidades económicas que resultan activos de 207,141 empresas dedicadas al traslado de mercancías. Las empresas de este sector son pilar de la economía pues representan aproximadamente 7.3% del PIB nacional.
Asumir la tarea de proteger las cadenas de suministro va más allá del alcance vehicular debido a escenarios que reducen la certeza de empresarios al momento de realizar sus operaciones.
Las preocupaciones de los empresarios del transporte se centran en el crimen, algún contratiempo o infortunio.
Por sí solo, el robo de mercancías en tránsito es una tendencia que amenaza la integridad de conductores, productos transportados y las mismas unidades de autotransporte. El porcentaje de esta incidencia aumentó su frecuencia en un 20% durante el último año, lo que mantiene al sector en alerta y en búsqueda de diversas estrategias de prevención.
Entre las actividades consideradas para la protección se encuentran sistemas tecnológicos como la telemetría para la medición y transmisión de datos, geolocalización con geofencing, que emiten alertas cuando el camión se desvía de su ruta programada o entra en zonas peligrosas. También se considera la videovigilancia remota, clave para conocer la situación al interior y exterior de la unidad e incluso presentar denuncias cuando así corresponde.
Una nueva estrategia aparece en la industria del transporte de mercancías: cursos de manejo táctico y autodefensa. Se considera que esta capacitación no sólo logra disuadir acciones criminales, sino que brinda confianza a los conductores y se reduce hasta 24% la rotación del personal.
Los beneficios potenciales de los cursos son:
Mayor conciencia situacional: El conductor aprende a detectar riesgos antes de que se materialicen.
Reacción ante amenazas: Técnicas de evasión, defensa y comunicación en caso de intento de robo.
Fortalecimiento emocional: Disminuye el miedo y la vulnerabilidad, lo que puede disuadir a los agresores.
Coordinación con protocolos empresariales: Si se integran con sistemas de rastreo, monitoreo y comunicación, se vuelven más efectivos.
Pero estos cursos no sustituyen la seguridad estructural que consta de cámaras, escoltas, rutas seguras y coordinación con autoridades.
También debe advertirse sobre falsas expectativas: Si no se acompañan de medidas logísticas, el transportista podría exponerse más.
Por otra parte, no todos los cursos están regulados. Es imprescindible que estén avalados por expertos en seguridad.
Finalmente, debemos enfatizar el “cuadrado del delito”: oportunidad, motivación, ausencia de guardianes y vulnerabilidad como elementos a considerar para disminuir los robos en transporte de carga.















