El senador petista-morenista con licencia Gerardo Fernández Noroña tuvo en el último mes dos actividades públicas que despertaron sospechas en expertos de inteligencia y seguridad nacional: el uso de un avión privado para presuntamente viajar en gira política a Coahuila y la invitación de los Emiratos Árabes Unidos y su línea aérea oficial para visitar la zona de “Palestina” en la Franja de Gaza.
El avión del que descendió Noroña después de un viaje político presuntamente a Coahuila y sin que se hayan distribuido fotografías de eventos públicos fue alquilado en Estados Unidos y no en México y los Emiratos se han constituido en uno de los principales aliados geopolíticos y de seguridad nacional de Washington y por lo tanto su lista de pasajeros no es de cualquiera que compre un boleto sino que todos son sometidos a escrutinios de seguridad nacional.
El viaje de Noroña a la zona de “Palestina” vía un avión controlado por la inteligencia y seguridad nacional de EU y sin que oficialmente el Gobierno de Israel haya protestado por la representación legislativa de Morena del viajante solo pudo ver sido realizado con la aprobación de la seguridad nacional estadounidense que vigila todas las listas de pasajeros a zonas de conflicto.
Y a ello se agrega la falta de un posicionamiento directo de Palacio Nacional y de la Cancillería de La Alameda, a pesar de que el senador con licencia fue a realizar actividades de política exterior en supuesta alianza con grupos palestinos involucrados directamente en la guerra en la Franja de Gaza.
En consecuencia, en algunos sectores mexicanos de seguridad nacional preocupados por los movimientos estratégicos –cada vez menos analistas para esos menesteres, por cierto– están analizando con lupa los últimos movimientos de Noroña en el contexto del viaje a “Palestina” y su primera sorpresa fue encontrada en información sobre el viaje previo del senador en ese momento en funciones a Coahuila pero con información del plan de vuelo que revela que el avión no fue alquilado en México ni tiene la matrícula XB que los identifica como locales, sino que fue un avión extranjero con la matrícula estadunidense de NECTAR.
El “dueño” del avión alquilado por Noroña para Coahuila es un fideicomiso en un Banco de Utah y en sus documentos del plan de vuelo tiene una “alerta” que prohíbe buscar información del avión por orden expresa de su dueño y por lo tanto no puede ser rastreado por radares comerciales.
El registro de la agencia aeronáutica gubernamental de EU –cuya copia tiene Indicador Político— exhibe al propietario del avión: Bank of Utah Trustee, asentado en Salt Lake City.
Y en este punto los analistas de inteligencia y seguridad nacional mexicanos que han tenido la curiosidad –que no la función oficial u oficiosa– de buscar la documentación sobre ese viaje misterioso se encuentran con la característica de que esa nave aérea alquilada por Noroña podría ser considerada como “fantasma”, es decir, una caracterización que se utiliza en la jerga de la seguridad nacional y la inteligencia clandestinas en Estados Unidos para aviones en misiones secretas.
La gran pregunta sobre ese viaje es muy obvia: ¿por qué el senador morenista en funciones alquiló un avión en EU para viajar presuntamente de la Ciudad de México a Coahuila y de regreso, si las tarifas en dólares y sin descuentos se fijan inclusive con el pagos de “empty leg” (vacíos, sin pasajeros) para venir a CDMX y el “empty leg” para regresarse vacío a su lugar de origen en EU con costos adicionales, si en México hay suficientes empresas privadas que alquilan aviones para viajes particulares, e inclusive algunos que venden por adelantado horas de viaje a lo largo del año y el usuario puede juntar el tiempo para sus viajes de placer o de negocios.
Y nuevamente se acumulan informaciones de contexto: en Utah fue donde se dio el primer golpazo grande contra el huachicol fiscal de México en el lado americano, y a uno de los detenidos, Maxwell Sterling Jensen, de 25 años, de Utah, le fijaron una fianza de 750,000 dólares.
Así que alrededor del senador Noroña se aculan datos que nada tienen que ver con actividades políticas públicas ni con el uso de medios de comunicación formalmente legales y con involucramiento de empresas vinculadas a las seguridad nacional de EU –como el avión de los EAU– y en ese contexto las interpretaciones –diría el periodista Manuel Buendía– se basan en conclusiones de que alguien camina como pato, grazna como pato y come como pato, entonces el analista tiene todo el derecho de decir: ¡es un pato!
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Política para dummies: la política tiene pliegues insospechables que suelen ser determinantes… en la política.
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