Con dos meses de ser el centro del escándalo político nacional, Adán Augusto López no siente ningún riesgo para su futuro en la 4T.
Es más, cree que saldrá adelante firme y con grandes beneficios para su carrera pública.
Luego de una larga reflexión y explicaciones hasta íntimas en dos conferencias de prensa inusitadas en él, afirma de sí mismo:
“Dicen que ´alabanza en boca propia es vituperio’, pero yo me precio de ser, como ciudadano y como funcionario público, modelo”.
Señalado explicita e implícitamente en expedientes judiciales, y por sus relaciones y decisiones como gobernador de Tabasco, como implicado en el cartel narco, huachicolero y delincuencial de La Barredora, grupo creado y operado por su exsecretario de Seguridad Hernán Bermúdez Requena, el ahora coordinador de la bancada mayoritaria de Morena y presidente de la Junta de Conciliación Política del Senado cree salvar esa acusación con un “yo no sabía nada de eso… ni fui enterado por nadie, ni por ninguna dependencia de lo que estaba ocurriendo”.
De igual forma, a partir de ser declarado por informes fiscales como defraudador tributario, él mismo revela toda una serie de actividades personales y profesionales por las que recibe decenas de millones de pesos colaterales a su función legislativa, que encuadran en la figura penal del conflicto de interés.
Hoy por todo esto se sabe que Adán Augusto López, nacido el 24 de septiembre de 1963 en Paraíso, Tabasco, activo en los gobiernos priísta de su estado hasta 2001 que se suma al PRD que llevó Andrés Manuel López Obrador a la Jefatura de Gobierno del DF y a tres campañas presidenciales continuas hasta triunfar en 2018, es además ganadero, notario público y asesor de empresas, y beneficiario de herencias en cantidades no conocidas en muchos dólares de sus padres.
Del momento público y mediático, judicial que vive hoy, y que ha tocado y debilitado su función como líder de la mayoría de Morena en el Senado e incluso ya no solo a la 4T, sino que ha expuesto a su amigo el expresidente Andrés Manuel López Obrador y su heredera la presidenta Claudia Sheinbaum, dice saber por su larga experiencia en la función pública que no es solo contra él:
“… hemos vivido, en las últimas horas, o hemos sido objeto de un nuevo ataque de la derecha conservadora, una campaña mediática, que desde luego va más allá de una campaña en contra de mi persona; es una campaña que pretende socavar el movimiento de la Cuarta”.
Con esa reflexión pone a salvo su permanencia en sus cargos y posiciones dentro del régimen lopezobradorista de la 4T.
No hay entonces por qué pensar en pedir licencia y apartarse de sus funciones.
En cuanto a las vinculaciones que afirman expedientes judiciales tiene con su exsecretario de Seguridad Hernán Bermúdez Requena en la operación del cartel de La Barredora, afirma:
“… yo no tenía conocimiento… ninguna autoridad, incluso ya hablé de CNI, de Defensa Marina, nadie, ni fiscalías… nadie a mí me informó y vaya que todos los días nos reunimos en las mesas de seguridad, entonces, hay que esperar a que las autoridades hagan sus investigaciones y se deslinden responsabilidades”.
Con esa aclaración -para no pocos absurda e inaceptable- se pone igualmente a salvo de cualquier exigencia de separarse de sus cargos en el Senado y además muestra indignación por siquiera se le pregunte algo de eso y acusa a periodistas que lo hacen de mentirosos y de pretender dolosamente imputarle cargos inexistentes.
Ante la pregunta obvia de si detrás de todo lo que se le imputa en medios hay fuego amigos, él se ve a sí mismo como:
“… yo le voy a decir algo: yo soy pues un político ya de vieja data, y estoy acostumbrado a todas estas cosas.
“Yo sí sé de parte de quién y de quiénes. Sé, sé por qué lo hacen. Pero, como decimos allá en el pueblo: “a todo santo le llega su capillita”, y todo va a tener su tiempo.
“Yo fui secretario de Gobernación, y claro que no soy un ingenuo. Pero en este momento yo soy parte fundamental en un movimiento. Y desde luego que todo este tipo de ataques llevan un solo objetivo: dañar al movimiento.
“Por eso es que vemos la desesperación en la oposición, llena de infundios, de calumnias. Como dije el otro día, de “mafufadas”. Ahora resulta que el pato mayor le tira a las escopetas…”
- ¿Sí hay fuego amigo?, se le revira.
“… ahí se lo dejo de tarea. Yo en su momento voy a darles una especie de dictamen de todo esto”.
Y con esas explicaciones considera suficiente para no preocuparse por su futuro político y continuar como si nada en sus tareas dentro del Senado y en la 4T.
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