Ante el rechazo mayúsculo a su dizque gestión, el flamante gobernador de Sinaloa, Rubén
Rocha Moya, pusilánime como es, solo atina a esconderse al no tener posibilidad alguna
de salir a subestimar la guerra que desde hace poco más de seis meses tienen en ese
estado los llamados “Chapitos” y la “Mayiza”.
Conforme transcurre el tiempo, cada vez de manera más espaciada, la presidenta Claudia
Sheinbaum sale a defenderlo, será porque está más ocupada en el hostigamiento que trae
contra México el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump o quién sabe, pero el
caso es que ya no se le ha visto por la Ciudad de México a Rocha Moya, acudiendo al
Senado de la República o a la Cámara de Diputados a recibir el cobijo, las justificaciones y
hasta los aplausos de sus propios correligionarios en lo que es, sin duda, el colmo del
cinismo.
Como dato curioso pero muy significativo está que ya no hay presidente López Obrador
que realice constantes visitas ni más ni menos que a Badiraguato para convivir con familia
y cercanos a Joaquín “el Chapo” Guzmán, ¡qué pena!, ahora que funcionaría tan bien el
tabasqueño como mediador y tratar de apagar el conflicto que tiene su sucesora y que
definitivamente, no ha sabido ni ha podido manejar.
Otra señal estriba en que la jefa del Ejecutivo no ha vuelto a decir ni por equivocación la
frase, pseudo estrategia de “abrazos no balazos” y menos aun cuando el nuevo inquilino
de la Casa Blanca ha declarado organizaciones terroristas a los carteles mexicanos, un
problemón que tampoco ha sabido enfrentar Sheinbaum Pardo y eso que apenas
empieza.
Ahora bien, para que la bomba explotara en Sinaloa, muy desafortunadamente, se dio el
asesinato de dos menores, Gael y Alexander así como su padre Antonio y ayer, en una
señal de claro hartazgo, miles de sinaloenses marcharon por las calles de Culiacan en
demanda de que Rocha Moya termine por irse debido a su evidente incapacidad e
ineptitud.
Ni siquiera en ese momento, el mandatario estatal se atrevió a dar la cara y envió a
Feliciano Castro Meléndrez, secretario general de Gobierno y vocero del Gobierno de
Sinaloa, a informar que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana a cargo de
Omar García Harfuch, había atraído este lamentable asesinato.
No cabe duda que Rubén Rocha Moya, es la clara y palpable muestra de cómo son los
gobernadores de Morena y ejemplos hay varios, pero en su caso en específico, no habría
que esperar a la revocación de mandato; su salida, es una cuestión de la poca dignidad
que pudiera quedarle porque lo único que ha logrado es tener presa en Sinaloa a una
sociedad que ya no tiene libertad de salir a las calles y ello ha afectado seriamente a la
economía del estado y la incertidumbre y el miedo es lo que permea.
Habrá que ver qué actitud van a tomar los legisladores de Morena y sus rémoras que
tanto apapacharon a un gobernador impresentable. ¿Será que la presidenta Sheinbaum
se atreva a defenderlo nuevamente en una de sus gustadísimas mañaneras del pueblo?
Porque según se sabe, al seno del partido guinda, hay una corriente que no está de
acuerdo con defender a este tipo de personajes que son indefendibles.
MUNICIONES
*** Un escenario que no es descartable, es que la conversación telefónica que
sostuvieron la presidenta de México y su homólogo brasileño, Luis Inacio Lula da Silva,
haya sido por instrucciones de López Obrador a su pupila y le pudo haber dicho que
fuera a pedirle consejo sobré qué hacer con una relación tan difícil y complicada como
es la que la mandataria ha intentado iniciar con Donald Trump. Por sus redes sociales, el
presidente de Brasil subió: “Hablé con la Presidenta de México para discutir temas de la
agenda bilateral y regional. Reafirmamos el propósito de cultivar relaciones productivas
con todos los países de las Américas, incluida la nueva administración de los Estados
Unidos, con el fin de mantener la paz, fortalecer la democracia y promover el desarrollo
en la región". Y ese es el problema, que Sheinbaum Pardo se encuentra en jaque.
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