Con 44 votos a favor de Morena y sus aliados, 20 en contra y 0 abstenciones, el Congreso de la Ciudad de México aprobó la reforma relativa a la supremacía constitucional.
Durante un debate de dos horas, la diputada local de Movimiento Ciudadano, Patricia Urriza, advirtió a la bancada mayoritaria:
“Están eliminando las herramientas de las personas para defenderse contra el poder (…) ¡Es una cosa que puede perjudicar incluso a Morena y a cualquiera de los que estamos aquí en el futuro!”.
Urriza argumentó que el decreto permitiría que
“…el día de mañana, este o cualquier otro régimen pueda establecer en la Constitución la aberración que le plazca, y no podrá ser impugnado por la ciudadanía ni revisado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. (…) Imagínense que un régimen imponga la pena de muerte, restrinja el derecho al voto de algún sector o, simplemente, elimine la democracia”.
Por parte de Morena, Víctor Hugo Romo defendió la reforma, afirmando que se consolidó la «supremacía, la impugnabilidad de la Constitución». Romo argumentó que la Constitución General es “un pacto social, una fotografía social, las reglas de convivencia”, y consideró que la reforma es coherente con dicho pacto.
El Congreso de la Ciudad de México, en su papel de Constituyente Permanente, aprobó el dictamen que reforma los artículos 105 y 107 de la Carta Magna. Estas modificaciones establecen la improcedencia del juicio de amparo contra reformas o adiciones constitucionales y eliminan las controversias o acciones de inconstitucionalidad.