Existe un principio rector en el derecho que señala que la autoridad sólo puede aplicar lo que la Constitución dice expresamente, porque solía acudirse al espíritu de la Constitución y a los espíritus de las constituyentes para interpretar la Carta Magna en función de intereses que no estaban explícitos.
La sobrerrepresentación de partidos en la Cámara de Diputados y en el Senado siempre fue un mecanismo de equilibrio político que manipulaban los partidos ganadores: lo hizo el PRI en toda su historia, lo aplicó el PAN en sus sexenios presidenciales y ahora los dos en la oposición quieren acudir a la hermenéutica para aplicar el principio de comunicación social de Fox: “los que la Constitución quiere decir”, en un juego de palabras de “lo que el presidente quiso decir” de su vocero Rubén Aguilar.
El debate gira en torno a si la sobrerrepresentación de legisladores debe darse a nivel de partidos o de coaliciones; esta disputa es la última oportunidad que tiene la oposición para intentar recuperarse del batacazo electoral que le aplicó Morena y aliados en las elecciones legislativas del pasado 2 de junio. Si se aplica a coaliciones, entonces Morena no tendrá la mayoría calificada en la Cámara; si se asume para partidos, entonces Morena y aliados tendrán el 74% de votos para cambiar la Constitución sin necesidad de la oposición del PRIAN y los pocos diputados del PRD ya sin partido.
La campaña contra la sobrerrepresentación está encabezada nada menos que por los exfuncionarios del INE que no pudieron derrotar a Morena en las elecciones pasadas y ahora quieren doblar al partido mayoriutario en las discusiones electorales en la mesa de debates legales: el exconsejero presidente Lorenzo Córdova Vianello, el exconsejero Ciro Murayama Rendón y el exsecretario Ejecutivo Edmundo Jacobo Molina, los tres como piezas del presidente Enrique Peña Nieto en la reforma del INE 2014. A este trío de exfuncionarios del INE se le han unido todos los intelectuales que firmaron el desplegado de redilas para apoyar la candidatura de Xóchitl Gálvez Ruiz y pedirles a los electores que votaran las boletas del PRI, del PAN y del PRD,
El riesgo implícito en la campaña opositora podría desvirtuar el sentido estricto que tiene la Constitución como ley máxima porque se quiere aplicar el modelo de interpretar lo que los constituyentes quisieron decir pero no lo dejaron por escrito respecto así las coaliciones configuran un nuevo partido o representan una suma de partidos que tienen sus propias estructuras e historias.
Pero de aplicarse el criterio de interpretación, entonces se quedaría como principio rector de la Carta Magna: interpretar sus postulados, lo que implica beneficiar una decisión en un sentido y otro. Y en este contexto, la Constitución dejaría de ser la Carta Magna y quedaría sólo en un referente para los asuntos que debieran de pasar por la rigidez estricta de la Constitución.
El sentido de las coaliciones se localiza en el reconocimiento a la pluralidad como fuerzas políticas y coincidencias en partes para crear coaliciones. De un plumazo, la oposición quiere borrar el sistema de partidos y obligar a los coaligados a crear una superestructura partidista untaría; en este sentido, entonces el PRI, el PAN y el PRD también deberían ser asumidos como un partido y no como una alianza y reducir sus niveles de sobrerrepresentación en el reparto de curules plurinominales.
El escritor Héctor Aguilar Camín habla de la sobrerrepresentación como de “truco” y presenta la diversificación de interpretaciones a través nada menos que de un exdirector del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, el último reducto del priismo constitucional: interpretar la constitución desde las perspectivas histórica, teleológica y sistemática, rompiendo con el principio de que sólo se puede aplicar lo que dice la Constitución, no lo que quiere o quiso decir.
El problema no radica en estar de acuerdo o no con la aplicación textual de la Constitución para repartir plurinominales por partido y no por coaliciones, sino en el hecho de que la oposición y sus intelectuales orgánicos de redilas quieren evitar la mayoría calificada de Morena y aliados con el reparto de posiciones plurinominales. Pero se trata de todas las voces de la cultura política que nunca, pero nunca, pusieron en duda o sometieron a debate el modelo de representación plurinominal por partidos y durante años legitimaron el régimen mayoritario priista.
Si vence en principio de la interpretación constitucional, la Carta Magna quedará al garete de lo que cada uno quiera aplicar. Y en asuntos políticos y sociales la Constitución dejará de ser un marco legal para convertirse en una ley a modo.
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Política para dummies: La política debe ser la voz de la ley.
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