La campaña electoral arranca oficialmente este jueves en Venezuela con la «toma» de 70 ciudades por parte del chavismo: el número es simbólico, es la edad que cumpliría el fallecido Hugo Chávez el 28 de julio, fecha elegida para las presidenciales en medio de mucha incertidumbre.
El presidente Nicolás Maduro tiene previsto dar un mitin en el palacio presidencial de Miraflores, adonde llegarán sendas marchas que, según su equipo político, desbordarán Caracas de punta a punta. La oposición liderada por María Corina Machado iniciará, también en la capital, una caravana por todo el país acompañada del candidato Edmundo González Urrutia.
Los comicios se celebran en menos de un mes y hay muy pocas certezas: ¿Sí habrá elecciones? ¿Edmundo González podrá ser candidato? ¿Y si gana Edmundo se respetará el resultado?, son preguntas frecuentes en la calle. La campaña arranca además en medio de denuncias de «persecución», detenciones e inhabilitaciones a opositores, mientras el gobierno les acusa de estar detrás de actos conspirativos.
La mayoría de las encuestas muestra victoriosa a la oposición, que se abraza a esos pronósticos que el chavismo desestima.
«Una cosa es ganar el proceso electoral y, por supuesto, otra cosa es el reconocimiento», alerta Guillermo Tell Aveledo, profesor de Estudios Políticos en la Universidad Metropolitana. «Y ahí se abren otro tipo de temores, otro tipo de posibilidades […] «Es una campaña atípica, más de percepciones y perspectivas del país que de programas concretos».