En memoria de Carlos Samayoa
Ofrezco disculpas en brasileño al licenciado Roberto Carlos, pero –Su Alteza Serenísima dixit– cae como anillo al dedo. O dígame lo contrario.
Va un pellizco de Desahogo con fondo del arreglo musical harto conocido que obliga a moquear al más pintado:
“¿Por qué me arrastro a tus pies? ¿Por qué me doy tanto a ti? ¿Y por qué no pido nunca/ Nada a cambio para mí?”
¿Qué pareja política ideal se imagina usted a partir de esta confesión que va más allá de la exquisita y epopéyica obra maestra del licenciado presidente que lleva por título “¡Gracias!”, en cuyo contenido hay aderezos de copy and paste de memorias de Don Pepe López Portillo y del licenciado Miguel de la Madrid y creo que hasta del expresidente Carlos Salinas de Gortari.
¡Adivinó!
Usted lo sabe o mínimo intuye que el licenciado Andrés Manuel López Obrador es el comandante en jefe de la campaña de la doctora Sheinbaum.
Porque la aspirante impulsada por el Corporativo Morena y Socios repite, sin quitar una coma, las frases del licenciado presidente, que pretenden ser discursos, pero no pintan y menos conmueven al respetable. ¿Será por eso que, en los momios, Xóchitl ya le acortó la preferencia del voto a un dígito?
¡Recáspita Mario Delgado!
Pero, estábamos.
Entre la nostalgia porque se le acaba la fuerza de la, dizque, mano izquierda y las ganas de seguir en el papel del más chingón de la pradera, el licenciado presidente no pierde espacio para que el pueblo bueno y sus aduladores, entre los que puede usted descartar a Sanjuana Martínez, recuerden que él es quien manda. Y no se hagan bolas.
¿Será por eso que, al final de su obra maestra, después de madrear a sus antecesores y opositores, amén de insultar con su talante misógino a Xóchitl Gálvez, ofrece disculpas?
Lea usted, porfis, con fondo de los Violines de Villafontana:
“Ofrezco a mis adversarios sinceras disculpas; nunca pensé en hacerle daño a ninguna persona y me retiro sin odiar a nadie. Espero que comprenda que, si me expresé con dureza y radicalismo, lo hice siempre con el fin de alcanzar la bella utopía, el sublime amor al prójimo”.
¡Sopas, perico!
O lo que es lo mismo, Claudio X González, Joaquín, Ciro, Krauze, Marín, Amparo, Dennise, Felipe, Vicente, Ernesto, Carlos, Miguel, periodistas a quienes tasó con la misma regla a los llamados líderes de opinión y et al condenó a muerte por inanición publicitaria, asociado con el resentimiento, tómenlo con calma.
Sí, porfis, el licenciado presidente no es malo ni rencoroso, es un poeta que, lira en mano, inspirado nos insultó, descalificó, estigmatizó y madreó desde el lunes 3 de diciembre de 2018 siempre con el ánimo de alcanzar la bella utopía, el sublime amor al prójimo.
¡Recórcholis, Tía Tatis!
No, no es malo. Ocurre que, pues usted lo entenderá, le van a pedir las llaves de Palacio Nacional y antes de septiembre tendrá que hacer maletas y emprender el viaje a La Chingada, después de que el 1 de octubre entregue la banda presidencial a quien gane los comicios del 2 de junio.
¡Ah!, porque está convencido, por lo menos así lo enfatiza en sus disertaciones de despedida adelantada y está cierto de que la doctora Sheinbaum lo sucederá en el cargo. Pero…
Xóchitl Gálvez crece, Xóchitl es la anunciación de que el Paraíso de la 4T se agota. Por eso la preocupación, por eso el calibre de ataques en contra de la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México.
Por eso la descalificación, el insulto en la obra literaria maestra que el licenciado López Obrador dedica a la hidalguense. Lea usted:
“Al día siguiente, como lo había prometido, di a conocer en la mañanera que el supremo poder conservador, a través de Claudio X. González, decidió apoyar a Xóchitl Gálvez, una mujer que ha trabajado con ellos en puestos de diversa naturaleza: Con (Vicente) Fox sirvió como coordinadora de los pueblos indígenas y con (Enrique) Peña Nieto gobernó la entonces Delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, donde viven los más ricos del país (…).
«Como nació en un pueblo de Hidalgo, pensaron que su origen sería útil para ofrecer una supuesta imagen popular, cuando en realidad es ladina, e igual de clasista y racista que los conservadores de mayor rango o nivel en la escala económica, social y política del país.
«Obviamente la gente no se deja engañar, no se traga ese anzuelo, como ya se ve, aunque la oligarquía y los medios de manipulación se empeñen en inflarla, el globo no ha levantado ni levantará, porque en estos nuevos tiempos de transformación el pueblo no permite que alcen el vuelo los falsarios, los oportunistas y los corruptos».
¿Qué le parece? Una joya del misógino que se dice feminista.
Bueeeno. Xóchitl no lo tomó con ese fin que alude Su Alteza Serenísima, “de alcanzar la bella utopía, el sublime amor al prójimo”.
Y desde España le sorrajó la respuesta:
“El que diga que soy una ladina, racista y clasista… qué bueno que le queda claro que no soy corrupta ni inepta. Pero los otros insultos tienen que ver con su desesperación de que realmente vamos a hacer un contraste con la señora Sheinbaum… Claudia es claudicar, vencerse, doblarse, seguir con la misma estrategia de seguridad, de salud y nosotros significamos luchar, dar oportunidades emprender”.
La ingeniera ni se peina ni se despeina. Este round no lo ganó el licenciado presidente porque el sabor de la frustración, amargo como es no le da pauta para serenarse.
Y lo demostró el viernes de la semana pasada cuando abuchearon a su consentido Cuauhtémoc Blanco. Encabronado enfrentó a la morelenses reunidos en un acto en Cuernavaca:
“A lo mejor no les va a gustar, pero, lo quieran o no lo quieran, ya saben que yo siempre digo lo que pienso y que mi pecho no es bodega y no podemos pensar todos de la misma manera, ¿verdad?, ni en las familias, nada, somos plurales y eso es la democracia, no hay pensamiento único. Cada quien piensa libremente
“Pero les quiero decir cómo pienso yo con relación al gobernador de Morelos. Yo pienso que es un gran gobernador Cuauhtémoc Blanco.
“Ya les dije, no me importa, es mi opinión. Y me consta (…)”.
Y sí, le importó un pito que los morelenses califiquen a Cuau como el peor gobernador que han tenido. No cabe duda, es un demócrata, tanto que en su libro ¡Gracias!, con vasto contenido de Desahogo dice que se siente sereno y contento porque, afirma, su sucesora en el movimiento de la transformación es Claudia Sheinbaum.
Aun más, sostiene que la doctora Shein “representa una auténtica garantía de que tendremos un porvenir de más justicia y más honestidad en nuestro México lindo y querido”, lea usted esta frase con fondo de mariachi.
¿Alguna duda de cómo se prepara la elección de Estado?
¿Y por qué no pido nunca/ Nada a cambio para mí? Usted lo sabe. ¡Recontracáspita, Drakko! Digo.
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