El asma es una de las enfermedades crónicas más comunes en el mundo, afecta a entre el 5 y el 15 por ciento de la población mundial y tiene distintos tipos de gravedad. Se caracteriza por la dificultad de respirar o la sensación de falta de aire, tos, sibilancias y opresión en el pecho.1 A pesar de no tener cura, existen tratamientos para cada tipo de gravedad que tienen como fin evitar las exacerbaciones y lograr un mayor control de la enfermedad.
Una vez que una persona ha sido diagnosticada con asma, el primer paso es comprender la enfermedad, los desencadenantes que la pueden agravar y la importancia del apego al tratamiento. Si bien, los medicamentos son importantes para lograr un control, también es necesario que se siga un estilo de vida saludable que ayude a mejorar la capacidad cardiopulmonar, de acuerdo con un plan hecho por el médico tratante.
Pero ¿de qué van estos planes?
Se trata de planes individuales personalizados que permiten a las personas que viven con asma llevar un control de su enfermedad de acuerdo a sus necesidades. Estos incluyen desde los tratamientos farmacológicos utilizados, hasta si tiene alguna comorbilidad o si se realiza actividad física frecuentemente.
Esta visión integral, puede llevar a un mayor control de la enfermedad, dado por un mejor entendimiento y responsabilidad, una adherencia al tratamiento y conciencia de los cuidados que se deben tener por parte de las personas que viven a su alrededor.
De igual forma, es importante detectar los desencadenantes que pueden agravar el asma o producir una crisis, como son el polvo, ácaros, mascotas, polen, plagas, humo de tabaco, algunos alimentos e incluso algunos medicamentos. Cada persona reacciona diferente, por lo que se debe conocer cuáles son los que más afectan y cómo evitar exacerbaciones que podrían llegar a la hospitalización.
“Uno de los objetivos principales del cuidado del asma es la adherencia al tratamiento, no solo para disminuir las crisis, sino para lograr un control adecuado y evitar la severidad de la misma. Cuando las personas abandonan los tratamientos o no acuden a sus revisiones periódicas con el médico, su situación frente al asma se puede complicar, trayendo consigo lo que conocemos como asma no controlada”, comentó el Dr. Marco Polo, Gerente Médico del Área de Respiratorio de GSK.
El asma no controlada puede requerir el uso de mayor número de medicamentos y dosis, incremento en el riesgo de exacerbaciones graves, mayor obstrucción de las vías aéreas. El seguimiento médico continuo es fundamental para lograr este control, el cual debe entenderse de manera integral y venir acompañado de cambios en el estilo de vida, así como autoconocimiento y adherencia al tratamiento.